¡Sabor! Nos gusta la vida con sabor, la comida con sabor. Y en la actualidad, pese a saber sus inconvenientes para la salud, el condimento más utilizado es la sal. Sabemos que su consumo en exceso nos produce hipertensión, retención de líquidos y, con ello, un aumento de la obesidad, pues aumenta la sensación de sed y puede incrementarse también el consumo de bebidas con azúcar. Por costumbre o por desconocimiento, pero la sal está presente en casi la totalidad de nuestros platos.
Si observamos, podemos comprobar que, en otras culturas, no solo no utilizan prácticamente la sal, sino que en su lugar se utilizan como condimento en la cocina, multitud de especias, como la guindilla, la cayena, el ajo, el chile. En nuestra cultura podemos presumir de tener un valioso tesoro, mundialmente conocido, como es nuestra dieta mediterránea. Es nuestra seña de identidad nutricional, una herencia cultural que día a día se mantiene firme y que no solo son una serie de recomendaciones nutricionales, sino que vas más allá. A parte de ser rica y saludable, es también un conjunto de hábitos, un estilo de vida en el que se recogen recetas, tecnologías culinarias, costumbres, actividades diversas, alimentos propios. Es un ejemplo a seguir de vida activa, sana y saludable.
Hierbas aromáticas y especias
Algo muy arraigado, una característica en la forma de cocinado mediterránea, es el uso de especias y hierbas aromáticas. Entre las más destacadas, nos encontramos el perejil, el orégano, la albahaca, el pimentón, el romero. Y así una infinidad de hierbas, que nos dan infinitas formas de uso y cocinado, cada una con su sabor y sus características propias. Además, podemos presumir de tener especias con denominación de origen, con sello propiamente nuestro, como son el pimentón de La Vera y el azafrán de La Mancha, entre otras. En la actualidad, se han puesto de moda otras especias, presentes siempre en nuestra cultura, pero que están más en auge. Una de ellas es el cilantro. No solo es una especia típica del Mediterráneo, sino que se puede utilizar como base para la elaboración de varias salsas de acompañamiento.
Por un lado, las especias y hierbas aromáticas tienen la capacidad de darle sabor a los alimentos, cambiando también su aroma y su aspecto. Un pescado en salsa adquiere un color verde que nos recuerda a lo natural de nuestra dieta con unas simples hojas de perejil. Por otro lado, aumentan la palatabilidad de las comidas, haciendo que una simple patata pueda transportarnos a la Toscana italiana solo con un toque de orégano.
También cabe estacar que estas sustancias, de origen vegetal, son ricas en sustancias fotoquímicas, con conocidas propiedades antioxidantes, antibacterianas y antiinflamatorias. Por dicha composición, algunas de ellas pueden incluso mejorar la digestión ya que ayudan a estimular las secreciones digestivas. También ayudan a reducir los gases intestinales y reducen por ello las flatulencias. Con ello, hacen que las comidas sean más atractivas y se disfruten más, aportando salud y nutrición.
Han sido utilizadas desde tiempos inmemoriales y se han ido pasando, de generación en generación, atribuyéndoles dichos beneficios y atributos.
Deberíamos, por todo ello, dejarnos guiar por el uso de tan excepcionales alimentos y seguir los pilares fundamentales de nuestra dieta mediterránea. Disminuir el consumo de alimentos ultra procesados, muchos de ellos ricos en sal, y disminuir la cantidad de sal adicionada conscientemente. Y para ello, deberíamos aprovecharnos de nuestras hierbas aromáticas y especias, añadiéndolas a nuestra alimentación diaria. Nos van a proporcionar ese sabor que buscamos, ese gusto por lo bueno y ese fomento de una buena salud y alimentación. Seremos capaces de mejorar nuestra vida por sus múltiples beneficios en nuestro organismo.
Cambiemos nuestros hábitos y condimentemos nuestros platos con salud.