Mujer de 79 años que acude en varias ocasiones al servicio de urgencias, por cefalea intensa y continua temporal, de 2 meses de evolución, que no responde a tratamiento farmacológico y que se intensifica, con la masticación. Durante la última visita a urgencias, la paciente refiere episodios de visión doble, de segundos de duración.
Exploración física: No signos de alarma. VSG >100mm/h, dolor e ingurgitación trayecto arteria temporal.
Se inició tratamiento corticoides sistémicos de forma empírica. (dosis: 1mg/kg/día).
Procedimiento diagnóstico
Para el diagnóstico se establece la presencia de al menos 3 de los siguientes criterios diagnósticos:
>50 años, cefalea de reciente comienzo, alteraciones en arteria temporal, reactantes de fase aguda alterados (VSG>50mm/h, PCR> 2,50mg/dl) y alteraciones en biopsia arterial.
Revisión
La arteritis de la temporal o enfermedad de Horton, de causa desconocida, es la forma más frecuente de vasculitis en edad avanzada y puede tener complicaciones muy severas, tanto oftalmológicas como sistémicas.
Con amplio e inespecífico espectro de signos y síntomas, constituye un reto diagnóstico, puesto que no hay pruebas de laboratorio específicas e incluso la anatomía patológica, puede no ser concluyente, por su evolución parcheada.
Se presenta como inflamación de arterias medianas y grandes, con gran afinidad por la oftálmica, que se puede manifestar como una pérdida visual uni o bilateral transitoria o permanente o diplopía, como cefalea temporal, hipersensensibilidad de la zona, dolor o cansancio mandibular, dolor muscular, nódulos en arteria temporal y menos frecuentes, accidentes cerebro vasculares.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es suprimir la respuesta inflamatoria, pautando de forma precoz corticoides sistémicos a dosis altas, hasta reducción de cifras de marcadores inflamatorios y dosis de mantenimiento a largo plazo.
Resumen
La arteritis de la temporal es una inflamación de causa desconocida, de mediano y gran vaso, responsable de disminución del calibre arterial, reducción del flujo y consecuente isquemia, más frecuente artería oftálmica, pero capaz de aparecer en otros territorios.
El único aspecto de esta enfermedad que no es controvertido, es que constituye una verdadera emergencia oftalmológica, ya que la pérdida visual permanente, se presenta en hasta una quinta parte de los casos.
Incluso en pacientes con biopsias negativas, pero síntomas y pruebas de laboratorio típicas, deberá comenzarse el tratamiento, como si de una arteritis se tratase, ya que el inicio precoz de corticoides sistémicos, reduce significativamente la morbilidad de esta enfermedad.