Los meniscos son una estructura fibrocartilaginosa que se encuentran en la articulación de la rodilla entre el fémur y la tibia. Poseen varias funciones entre las que destacan: regular la transmisión y reparto de cargas, aumentar la superficie de contacto, lubricación y nutrición, estabilidad…
La rotura es la patología más frecuente dentro de las lesiones meniscales, siendo su etiología principalmente: traumática, relacionada con la actividad física, o degenerativa.
La rotura traumática suele producirse en pacientes jóvenes tras movimientos bruscos o forzados con el pie fijo en el suelo.
La rotura degenerativa, por otro lado, se produce en meniscos previamente degenerados debido a la pérdida progresiva de sus propiedades viscoelásticas. Estos meniscos que son más frágiles, se suelen romper sin un traumatismo o movimiento brusco, llevando en ocasiones varios años rotos hasta que producen daño al paciente.
El diagnóstico inicial se realiza con la clínica. Los síntomas más habituales son el dolor en la zona de en medio de la articulación de la rodilla, inflamación o derrame articular, sensación de inestabilidad y los bloqueos. Para la confirmación del diagnóstico además de en la exploración física el médico se apoyara en las pruebas de imagen como la radiografía y la resonancia magnética que confirmará el diagnóstico.
El tratamiento dependerá del tipo de rotura y fundamentalmente de la sintomatología del paciente. Hay roturas que no duelen y son hallazgos en resonancia magnética y otras que inicialmente duelen pero con el paso del tiempo dejan de doler.
El tratamiento inicial es reposo, vendaje compresivo, hielo y elevación de la extremidad. También se recomienda inicialmente ejercicio que no implique impacto como la bici o natación. Los ejercicios de rehabilitación irán enfocados a potenciar y aumentar los rangos de movilidad de la articulación a través de ejercicios isométricos e isotónicos, además de trabajar la propiocepción.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico únicamente se recomienda en roturas agudas con síntomas de bloqueo y/oinestabilidad y roturas que no responden a un correcto tratamientoconservador. La cirugía consiste en la realización de una artroscopia y en función del tipo de rotura una resección parcial o sutura.
Los factores de buen pronostico son la edad menor de 40 años, alineación correcta y que no haya cambios degenerativos ya que en este último caso, pese a una mejoría inicial existe el riesgo de con el paso del tiempo acelerar el proceso artrósico con aparición de osteofitos, aplanamiento de cóndilos y disminución de espacio articular.