A diario en los servicios de Urgencias se ven numerosas fracturas de distintas regiones del cuerpo, entre ellas, una de las más frecuentes son las fracturas de muñeca. La articulación de la muñeca une los huesos del antebrazo (radio y cúbito) con los huesos del carpo/mano (escafoides y semilunar entre otros). Esta articulación puede realizar movimientos de flexión, extensión, desviación radial y desviación cubital.
Cuando generalmente se habla de fracturas de muñeca suele corresponder a fracturas de radio y cúbito del extremo distal del antebrazo. El paciente típico puede ser una mujer postmenopáusica con indicios de osteoporosis tras una caída de baja energía o por el contrario un paciente joven con traumatismos de alta energía (precipitaciones, accidentes deportivos o de tráfico).
Según el patrón de fractura (por dónde trascurre la línea de fractura en el hueso y cómo se desplazan los fragmentos) consideramos varios tipos. Las fracturas pueden ser extraarticulares (si el trazo de fractura no afecta a la articulación directamente) y fracturas intraarticulares (si uno de los trazos afecta directamente a la articulación). De entre todas, las más comunes son la fractura de Colles (la persona se cae con la muñeca en extensión) y de Smith (la persona se cae con la muñeca en flexión).
Dolor, inflamación y deformidad
Los signos y síntomas que acompañan a las fracturas de muñeca son dolor, inflamación y deformidad en mayor o menor medida según el desplazamiento de los fragmentos. En Urgencias se realizarán radiografías de la muñeca para conocer el patrón de la fractura y en función de los hallazgos nos decantaremos por una opción de tratamiento u otra. Por un lado, si la fractura lo permite, optaremos por una reducción de los fragmentos con anestesia local y posteriormente inmovilizaremos con un yeso. Por otra parte si la fractura es muy compleja y no se puede conseguir una reducción de la fractura óptima o el patrón de la fractura nos traduce que es una fractura inestable nos decantaremos por un tratamiento quirúrgico adaptado al tipo de fractura.
Cuando inmovilizamos con un yeso este tipo de fracturas una de las preguntas más habituales es ¿cuánto tiempo voy a llevarlo? A grandes rasgos, puesto que siempre hay que individualizar con cada paciente, el tiempo de inmovilización suele oscilar entre 4 y 6 semanas. Una vez cumplido este tiempo, se retira el yeso en consulta y se comienza con la movilización progresiva de la muñeca mediante una serie de ejercicios. La recuperación puede dilatarse unos 3-4 meses según la evolución.
Hay que tener en cuenta que con este tipo de fracturas pueden aparecer complicaciones tales como deformidades por consolidación viciosa, limitación de la movilidad, rotura degenerativa de algún tendón, artrosis postraumática (en especial si hay trazos de fractura que afectan directamente a la articulación) o la aparición del síndrome del dolor regional complejo que trataremos en futuros artículos.