Las enfermedades de transmisión sexual son infecciones que se contagian de una persona a otra a través de las relaciones sexuales ya sean vaginales, orales o anales, o al compartir juguetes sexuales. Este tipo de infecciones se pueden producir por el contacto piel-mucosa o piel con piel en caso de que existan ulceraciones.
Las ITS pueden estar causadas por múltiples microorganismos: bacterias, virus, hongos o parásitos. Cada día, más de un millón de personas contraen una infección de transmisión sexual. Algunas ITS, como el herpes o la sífilis, pueden multiplicar por tres o incluso más el riesgo de contraer un VIH. Más de 290 millones de mujeres están infectadas por el virus del papiloma humano (VPH) que provoca 570.000 casos de cáncer de cérvix y 300.000 defunciones cada año.
En 2016, más de 988.000 mujeres embarazadas contrajeron sífilis, lo cual dio lugar a más de 200.000 muertes fetales o de recién nacido. Algunas ITS como la gonorrea o la clamidia, son causas importantes de enfermedad inflamatoria pélvica y de infertilidad femenina.
Las ITS más frecuentes incluyen: Virus del papiloma humano (VPH), Clamidia, Gonorrea, Sífilis, Tricomoniasis, Herpes genital, Hepatitis y VIH.
Prevención de las ITS
El uso correcto del preservativo durante toda la relación sexual es el método de prevención más eficaz para evitar la transmisión de las infecciones de transmisión sexual, incluida la infección por el VIH. Por este motivo, independientemente de la utilización de otros métodos para evitar la gestación como la pastilla anticonceptiva, el implante o el DIU, es fundamental la utilización de métodos anticonceptivos de barrera para la prevención de este tipo de infecciones.
Factores de riesgo
Cualquier persona sexualmente activa presenta riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo, existen algunos factores que predisponen a contraer una de estas infecciones:
- Inicio precoz de las relaciones sexuales.
- Elevado número de parejas sexuales.
- Relaciones sexuales sin preservativo.
- Uso de anticonceptivos hormonales.
- Antecedentes de haber padecido alguna ITS.
- Uso concomitante de alcohol u otras drogas.
Sintomatología
La mayoría de las ITS son asintomáticas inicialmente o se acompañan de síntomas leves que no siempre permiten diagnosticar la enfermedad.
Dentro de los síntomas, lo más frecuentes son los siguientes:
- Escozor o picor genital.
- Sangrado vaginal fuera de la menstruación o tras la relación sexual.
- Ardor y dolor al orinar (disuria) o al defecar.
- Dolor con las relaciones sexuales (dispareunia).
- Dolor abdominal generalmente localizado en la parte baja del abdomen.
- Flujo vaginal anómalo, a veces acompañado de un olor desagradable.
- Ampollas, llagas, verrugas en genitales, región perianal o en la boca.
Ante la aparición de alguno de estos síntomas, es importante consultar a un especialista para el correcto diagnóstico y tratamiento precoz de la infección.
Diagnóstico
El diagnóstico dependerá del tipo de infección que se esté buscando. Se podrá realizar mediante toma de cultivos genitales, mediante análisis sanguíneo (serologías) o mediante análisis de orina.
Tratamiento
La mayor parte de las ITS disponen de un tratamiento sencillo y eficaz basado en el uso de antibióticos o fármacos antivirales. Sin embargo, otras infecciones como las hepatitis o el VIH pueden ser permanentes al no disponer de un tratamiento eficaz. Por este motivo, es importante prevenir el contagio mediante el uso del preservativo de forma correcta y sistemática y, en caso de contraer alguna ITS, realizar un diagnóstico precoz de la misma para evitar secuelas y complicaciones a largo plazo.
AUTORES
Marta Benito Vielba, Ligia Gil Melgosa, Verónica Gómez García, Cristina Luna Álvarez, Victoria Pallarés Arnal y Marta Castellà Segarra. Facultativos especialista de Ginecología y Obstetricia. Hospital de Barbastro. Huesca.