¿Para qué usamos la toxina botulínica en rehabilitación?


Ramon Llorenç Piñol Ibarz. MIR Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Universitario de Navarra. Elena Roldán Arcelus. FEA Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Universitario de Navarra

Print Friendly, PDF & Email
La toxina botulínica es muy conocida por sus usos en medicina estética, para reducir las arrugas faciales y rejuvenecer el aspecto de la piel. Menos conocidas son sus aplicaciones en otros campos de la medicina como en rehabilitación. En éste artículo vamos a comentar algunas de ellas.

Pero, ¿qué es la toxina botulínica?

Es una toxina, producida por la bacteria Clostridium botulinum. Interrumpe, de manera temporal, la transmisión nerviosa, produciendo una parálisis de los músculos y disminuyendo la actividad de algunas glándulas.
Fue conocida inicialmente por ser el agente causal del botulismo, enfermedad en la que se paraliza la musculatura, pudiendo llegar a causar la muerte por afectar a la función respiratoria.
En medicina, se aprovecha la capacidad de producir parálisis de esta neurotoxina para tratar trastornos en los que hay un exceso de actividad muscular o glandular; se utiliza desde la década de los 80, y se ha demostrado que administrada focalmente, a las dosis adecuadas y por facultativos expertos, es eficaz y segura.
Uno de los principales usos es en el tratamiento de la espasticidad. Este es un trastorno asociado a diversas enfermedades neurológicas como pueden ser el ictus, la parálisis cerebral y la lesión medular. Supone un aumento de resistencia/tensión del músculo, pudiendo limitar el movimiento y la función.
La toxina se inyecta en músculos clave, individualizando en cada paciente, según su grado de espasticidad y la interferencia de esta en sus actividades de la vida diaria o del defecto que pueda tener en su desarrollo osteomuscular en casos infantiles. Las infiltraciones se realizan a menudo guiadas por ecografía, permitiendo una mejor localización del músculo diana.
La clave para un tratamiento exitoso con toxina botulínica es una adecuada indicación, guiada por objetivos funcionales realistas acordados entre el médico y el paciente. Algunos ejemplos habituales serían: mejorar la calidad de la marcha, inyectando en músculos de las piernas; facilitar el aseo y el cambio de pañal, inyectando la toxina en los músculos aductores de los muslos que impiden abrir las piernas con facilidad; otro objetivo sería mejorar la higiene de la mano excesivamente cerrada, así como para facilitar realizar la terapia y ejercicio físico que precise el paciente.
Otro de los usos que le damos es en la parálisis facial; en algunos casos, puede haber secuelas por una recuperación irregular del nervio facial, con aparición de sincinesias (movimientos involuntarios y superfluos que acompañan a otros, por ejemplo, levantar el labio al cerrar un ojo) El tratamiento de estos fenómenos con toxina botulínica puede mejorar enormemente la sintomatología, la calidad de vida y autoestima del paciente.
Finalmente, también puede utilizarse para disminuir el exceso de salivación patológico (sialorrea) que sucede en algunas enfermedades neurológicas, inyectándola en las glándulas salivares.

¿Cuánto duran sus efectos?

La eficacia se prolonga de 3 a 6 meses, pudiendo repetirse su inyección si ha sido efectiva

¿Tiene efectos adversos? ¿son comunes?

Los efectos adversos más destacados son:
1. Dolor en el punto de la inyección. Suele estar limitado a minutos/horas y se resuelve de forma espontánea.
2. Cuadro pseudogripal.
3. Excesiva pérdida de fuerza en los músculos inyectados.
4. Muy poco comunes son las reacciones alérgicas e inflamatorias en sitios de inyección.
5. En casos extremadamente raros, en tratamientos con dosis muy elevadas, puede haber botulismo iatrogénico.

Por suerte, éstos son transitorios. En caso de presentar uno de ellos debe contactar con un profesional sanitario.

En resumen…

La toxina botulínica es una herramienta más de la que disponemos en rehabilitación, junto a otros fármacos, la terapia física y el ejercicio físico.
Bien indicado, su uso es seguro y eficaz para mejorar la funcionalidad y con ella la calidad de vida de los pacientes.