Fotoprotección 365 días al año


Isabel Moreno Lucente. 
FEA Medicina Interna Carlos Gimillo Monterde. Graduado en Enfermería. Unidad Crónicos Complejos. Hospital Obispo Polanco

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La piel, aunque en muchas ocasiones lo pasemos por alto, es el órgano más extenso del cuerpo humano y uno de los más infravalorados. Aunque no pensemos en ella de manera consciente la piel tiene múltiples funciones, de entre ellas proteger a nuestro organismo de agentes externos, infecciones, temperaturas extremas… además de ser esencial para la síntesis de vitamina D.

Según nuestro tipo de piel, en concreto según su tonalidad, podemos clasificarnos en 6 grupos diferentes; teniendo mayor o menor sensibilidad a desarrollar enfermedades tales como el cáncer de piel.

  • Los grupos I-II corresponden a las personas con pieles más claras, siendo especialmente sensibles a afecciones de la piel y tumores.
  • Los grupos III-IV corresponderían a las pieles con tonalidades intermedias; con sensibilidad intermedia a desarrollar cancer de piel.
  • Los grupos V-VI engloban a las pieles más oscuras, quienes tienen menor probabilidad de desarrollar tumores cutáneos. Pero menor probabilidad no significa riesgo cero.

Aunque los medios de comunicación, así como los profesionales de salud, nos recuerdan a diario la importancia de protegernos del sol, no es extraño escuchar que gran parte de la población únicamente utiliza protectores solares durante los meses de verano.

¿Qué es la fotoprotección?

Los protectores solares son productos, hoy en día disponemos de ellos en múltiples formatos, que nos ayudan a prevenir los daños causados por la radiación ultravioleta (UV) que llega a la piel. Es importante que conozcamos que hay 2 tipos de rayos UV:

  • UVA: penetran en las capas más profundas de la piel y se asocian con la aparición de arrugas y el envejecimiento.
  • UVB: penetran en capas muy superficiales de la piel, son los principales responsables de las quemaduras solares.

¿Qué ventajas tiene utilizar protector solar de manera habitual?

  • Retrasa la aparición de manchas en la piel.
  • Retrasa el envejecimiento cutáneo y la aparición de arrugas.
  • Disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
  • Hidratan la piel.
  • Prolonga la duración del bronceado.

Es importante recordar que la fotoprotección no consiste solo en aplicarse un spray o crema solar, siendo importante que recordemos:

  • Utilizar gorro, en especial durante las horas centrales del día, que cubra cabeza, orejas, cuello y nuca.
  • Utilizar gafas de sol, especialmente en personas de ojos claros y niños.
  • Mantenerse a la sombra durante las horas centrales del día.
  • Cubrirse la piel con ropa que limite las posibilidades de quemaduras.
  • No tomar el sol de manera prolongada y progresiva con intención de broncearnos.

¿Qué es el SPF y cuándo debo aplicarme el fotoprotector?

El factor de protección solar (SPF) nos indica el grado de bloqueo frente a las radiaciones UVB; cuanto más alto sea el número que indica el envase más radiación bloqueará y más tiempo durará la protección.

  • El SPF15 bloquea el 93 % de rayos UVB.
  • El SPF30 bloquea el 96.7 % de rayos UVB.
  • El SPF50 bloquea el 98 % de rayos UVB.
  • El SPF100 bloquea el 99 % de rayos UVB.

El SPF mínimo recomendado es de 30, tanto en verano como en invierno, pero debemos adaptar el que empleemos en función de nuestro tipo de piel y la exposición solar a la que vayamos a estar sometidos.

Como ya hemos avanzado es importante aplicarse protector solar todos los días del año, independientemente de que el día salga nublado o vayamos a estar en interior. Lo ideal es aplicarnos el protector solar elegido (crema, loción, spray, stick…) un mínimo de 15-20 minutos antes de exponernos al sol; así como reaplicar mínimo cada 4h, acortando el tiempo de aplicación a aplicación a cada 2h si estamos en contacto con agua, nos encontramos en las horas centrales del día…

Así como elegir un buen fotoprotector y reaplicarlo es importante, también debemos recordar que hay que aplicar suficiente cantidad (en especial durante la primera aplicación del día). Los adultos necesitan en torno a 3oml por aplicación, reduciéndose a 15ml en adolescentes y niños de gran edad o a 10ml en niños de pequeña edad.