El Virus Respiratorio Sincitial (VRS), también conocido como virus sincitial respiratorio humano, es un virus común de cadena RNA simple perteneciente a la misma familia que el virus del sarampión o la parotiditis (familia paramixovirus).
Se trata de un virus que afecta fundamentalmente al aparato respiratorio provocando síntomas similares a los de un catarro o resfriado común. Es un virus extremadamente frecuente, habiéndose infectado con el mismo la mayoría de niños antes de los dos años.
¿Cuáles son los síntomas del VRS?
En los niños mayores sanos, así como en los adultos inmunocompetentes, el VRS suele dar síntomas leves: malestar general, tos, moqueo, estornudos… que únicamente necesitan de tratamiento sintomático para su recuperación. Los síntomas del VRS aparecen generalmente tras 4 – 6 días del contacto con la infección.
No obstante, el VRS también puede provocar síntomas más graves como bronquiolitis y neumonías. La bronquiolitis, que es la inflamación de las vías respiratorias del pulmón es una causa frecuente de hospitalización en lactantes de menos de un año.
Las personas con mayor riesgo de desarrollar una infección grave son:
- Recién nacidos, en especial prematuros.
- Niños de corta edad con problemas pulmonares crónicos o patologías cardiacas congénitas.
- Niños de corta edad inmunosuprimidos (bien de forma natural o por tratamientos médicos).
- Adultos inmunosuprimidos.
- Ancianos, especialmente aquellos con enfermedades pulmonares o cardiacas conocidas.
¿Cómo se transmite el VRS?
El VRS se puede propagar cuando:
- Una persona infectada tose o estornuda.
- Tenemos contacto estrecho con una persona infectada, aunque esta no sepa que lo está.
- Entran por vía ocular o respiratoria pequeñas gotas del virus, como resultado de la tos o los estornudos de alguien infectado o de tocar superficies contaminadas y no lavarnos las manos.
Dentro de este apartado destacaremos que: las personas con infección por el VRS suelen ser contagiosas por entre 3 y 8 días; así mismo, remarcar que el VRS puede sobrevivir sobre muchas superficies, permaneciendo por normal general más tiempo sobre superficies duras (mesas, barandillas de cunas, pomos de puertas…) que sobre blandas (pañuelos de papel o las propias manos).
¿Cómo se diagnostica el VRS?
Para hacer un correcto diagnóstico, su médico puede utilizar:
- Su historia clínica, incluyendo preguntas sobre sus síntomas y cuándo empezaron.
- Su exploración física, buscando signos que confirmen la sospecha inicial.
- Pruebas de laboratorio, realizadas con una muestra de secreciones nasales u otras secreciones respiratorias. Estas pruebas únicamente se suelen emplear en personas con infección grave.
En personas con infecciones graves, pueden ser necesarias otras exploraciones para detectar posibles complicaciones y así tratarlas a tiempo, pudiendo realizarse: analíticas de sangre y orina, gasometrías y radiografías de tórax.
¿Existe tratamiento para el VRS?
La respuesta es no, no existe un tratamiento específico para esta infección. Como la mayoría de infecciones de este tipo, es importante mantener buena hidratación y emplear (con moderación) analgésicos como el paracetamol para la fiebre y el malestar. Es importante que, en caso de aparecer síntomas de alarma, se acuda cuanto antes a consultar con un profesional médico.
¿Podemos prevenir el contagio?
Existen en el mercado algunas vacunas destinadas a proteger a la población del virus, sin embargo, estas quedan reservadas a la población de mayor riesgo:
- Bebés prematuros.
- Lactantes de menos de 8 meses (que nacen en temporada de VRS).
- Adultos inmunosuprimidos.
- Ancianos, en especial con pluripatología.
Asimismo, hay algunos pasos que todos podemos seguir para reducir el riesgo de contagio y propagación del virus:
- Mantener una buena higiene de manos.
- Quedarse en casa si se encuentra enfermo.
- Evitar el contacto cercano (besos, abrazos…) con personas con clínica infecciosa o si somos nosotros los que la padecemos.
- Cubrirnos nariz y boca cada vez que tosamos o estornudemos.
- Mantener buena limpieza/desinfección de las superficies que más expuestas están.
AUTORES
Isabel Moreno Lucente. FEA Medicina Interna. Hospital Obispo Polanco. Teruel
Carlos Gimillo Monterde. Graduado en Enfermería. Hospital Obispo Polanco. Teruel
Rafael Fernández Santos. FEA Medicina Preventiva. Hospital Obispo Polanco. Teruel
Jose Luis Mayordomo Sánchez. FEA Medicina Familiar y Comunitaria, MIR Medicina Preventiva. CHGUV