¿Cambia el cerebro de la mujer durante el embarazo?
Durante el embarazo tiene lugar una profunda reorganización funcional y estructural, un fenómeno de neuroplasticidad que prepara el cerebro de la futura madre para los desafíos de la maternidad. Las fluctuaciones hormonales de estrógenos, progesterona, oxitocina y prolactina inducen remodelaciones sinápticas y modificaciones en la materia gris y blanca, especialmente en regiones implicadas en la cognición social y el procesamiento emocional. Estos cambios tienen el objetivo de optimizar la sensibilidad materna y la capacidad de respuesta hacia el bebé.
¿Existen diferencias entre las mujeres que tienen cesárea programada frente a las que inician trabajo de parto de manera espontánea?
Según un artículo reciente publicado en 2024 en la revista Nature, sí existen diferencias entre los dos tipos de parto. Mientras que todas las madres mostraron reducciones en volumen y grosor cortical durante el embarazo tardío, seguidas de aumentos en el posparto temprano, el tipo de parto influyó en la trayectoria de estos cambios: las madres que tuvieron cesárea programada (sin iniciar trabajo de parto) mostraron mayores aumentos en el volumen, grosor y superficie cortical desde el embarazo hasta el posparto temprano.
¿En qué se traducen los cambios cerebrales que se producen?
La plasticidad cerebral del embarazo se traduce en: incremento en la sensibilidad social y en la percepción de señales emocionales; reorganización de los circuitos de recompensa y motivación, facilitando el vínculo materno; cambios en la memoria y la atención, con una reorientación cognitiva hacia tareas sociales y maternales.
¿Los cambios se mantienen durante el parto y el postparto?
El nacimiento implica una cascada de eventos endocrinos e inmunológicos. La oxitocina desempeña un rol central en la conducta maternal inmediata y en la regulación del estrés. Asimismo, el parto activa circuitos dopaminérgicos y opioides que refuerzan la motivación hacia el cuidado del bebé. En paralelo, la inflamación perinatal modula la plasticidad cerebral y puede contribuir tanto a la adaptación como al riesgo de desarrollar síntomas depresivos o ansiosos.
AUTORA:
Isabel Fernández Gracia. Facultativa Especialista de Ginecología y Obstetricia. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.