El tendón de Aquiles es el tendón más fuerte y grueso del cuerpo que une la musculatura posterior de la pierna al hueso calcáneo del pie, el talón.
Se puede producir una rotura parcial o total del mismo al realizar un salto forzado o aceleración muy rápida. El tendón no soporta el sobre estiramiento y se rompe.
¿Cuáles son las causas que lo provocan?
La principal podemos decir que es la tendinopatía del tendón en sí, es decir, su inflamación. Se va cronificando y se va degenerando.
La sobrecarga del tendón provocada por sobre esfuerzo, uso de calzado inadecuado, sobrepeso y anomalías del pie (pie cavo y plano).
Podemos decir que hay dos franjas de edad con mayor predisposición a sufrir esta lesión.
Desde los 30 a 50 años, suele ser por práctica deportiva y partir de los 70 por degeneración del tendón.
¿Cuáles son los síntomas?
Una persona con ruptura de tendón de Aquiles puede tener varios síntomas:
• Dolor repentino en el momento de la ruptura en la parte posterior del tobillo que luego disminuye y se queda un dolor continuo.
• Hinchazón y edema en el pie.
• Dificultad o imposibilidad de caminar y subir y bajar escaleras.
Tratamiento
Lo primero que hay que hacer, para atenuar los síntomas, es el método RICE: reposo, hielo compresión y elevación.
El tratamiento de la rotura, puede ser conservador o quirúrgico, siendo la opción más común esta última. Se valora la gravedad de la rotura, el estado de salud de la persona y su nivel de actividad.
Se elige el tratamiento conservador para personas menos activas o que tengan una pequeña rotura o problemas de salud para tolerar una cirugía. La rotura a veces se vuelve a producir, por lo que se estudia mucho este tipo de tratamiento conservador.
La cirugía da muy buenos resultados, sobre todo en la posibilidad de la reincidencia de la rotura y aumenta la fuerza del tendón y mejora la movilidad del tobillo.
Después de la operación, el paciente tiene por delante de 8 a 12 semanas de rehabilitación.
Las dos primeras semanas estará con un yeso inmovilizado en equino y en descarga.
De la segunda semana a la octava llevará una órtesis con varias cuñas que se van retirando progresivamente y poco a poco irá cargando peso parcialmente.
Se van introduciendo movimientos de tobillo, primero pasivos, activo asistidos y activo, recuperando así el balance articular normal de la articulación.
El uso de la bicicleta estática es muy recomendable junto con la piscina para fortalecer la pierna y recuperar la funcionalidad del miembro afecto con el objetivo de conseguir una marcha normal.
El 68 por ciento de los pacientes operados con éxito se incorporan a su actividad normal y deportiva al año o dos años desde la intervención.
El porcentaje es muy parecido al de los que no se someten a la intervención, pero la diferencia está en que los intervenidos rara vez sufren otra vez una ruptura de este tendón.
Con lo que podemos afirmar que la cirugía evita que el paciente vuelva a lesionarse, y le da seguridad a la hora de volver a su rutina deportiva, mejorando así su calidad de vida.


