El acompañamiento y apoyo en la asistencia en el parto reporta múltiples beneficios para la gestante y su pareja durante el proceso del nacimiento de su futuro hijo.
El medio donde la mujer ha parido hasta los años 60–70 se organizaba entorno a la familia. Las parturientas daban a luz en sus casas acompañadas por las mujeres sabedoras de la familia, que les prestaban cuidados, y por la llamada “partera”.
Con la institucionalización hospitalaria, los partos pasaron a ser atendidos en los hospitales. Se ganó en seguridad, hubo un descenso en la morbi-mortalidad materno-infantil, pero se perdió la posibilidad de apoyo y acompañamiento que ofrece el entorno familiar y afectivo del parto domiciliario. La gestante estaba sola y, normalmente, encamada con una asistencia enfocada desde un punto de vista técnico-médico, sin hacer partícipe a la pareja.
El proceso del cambio
Este tipo de atención se mantuvo hasta el año 1995. El Decreto 101/1995, de 18 de abril, por el que se determinan los derechos de los padres y de los niños durante el proceso de nacimiento, Boja 72(17-5 1995), marca una nueva etapa en la atención al parto. Su artículo nº 2 recoge el derecho de la madre a estar acompañada por una persona de su confianza durante el preparto, parto y postparto, salvo causa suficientemente justificada. A partir de aquí son numerosas las fuentes que recogen este derecho y lo incluyen en la atención al parto.
La OMS señala que para asegurar el bienestar de la nueva madre un miembro elegido de su familia o persona de confianza debe tener libre acceso durante el parto y todo el periodo postnatal. Además, el equipo sanitario también debe prestar apoyo emocional. La “Guía de Atención al Parto Normal” de 2010 por la que se rige la actividad de la matrona en la atención al parto, recoge en su apartado número cuatro los cuidados durante el parto dentro de los cuales están enmarcados el acompañamiento en el parto y la relación del profesional con la gestante. Por lo que posteriormente desgranaremos la actividad de la matrona como acompañante al parto.
Beneficios del acompañamiento
Numerosos estudios justifican los benéficos reportados del acompañamiento durante el parto (1, 2, 3, 4). Todos coinciden en los siguientes beneficios:
- Menor número de horas de trabajo de parto.
- Disminuye la probabilidad de tener un parto instrumental.
- Disminuye la probabilidad de hacer uso de anestesia epidural o retrasa su uso.
- Mejora la vivencia del parto.
- Mejora los sentimiento de seguridad y control de la mujer.
- Fortalece el vínculo afectivo de la pareja y ésta se incluye como partícipe activo del parto.
El acompañante perfecto
El mejor acompañante para la mujer de parto no es más que el que ella haya elegido y consensuado esa decisión con éste. Debe de ser una persona que le reporte seguridad, confianza, le de soporte físico y emocional para afrontar el proceso, que sepa leer entre líneas qué es lo que le pasa en ese momento y cómo ayudarla a sobrellevarlo. Las figuras que acompañan actualmente a la mujer a parir son diversas, la pareja, la madre, una amiga, una doula y no debemos olvidarnos del acompañamiento que el personal sanitario realiza de forma intrínseca en su asistencia, en especial de las matronas.
La pareja como acompañante
La pareja no experimenta directamente el embarazo, es la madre la protagonista principal. Todo lo que esto conlleva (los cambios fisiológicos, percepción de movimiento fetal), por lo general, la pareja no lo materializa hasta que no se produce el nacimiento.
Entorno al proceso de la paternidad las emociones y sensaciones de los padres varían. Encontramos diversos autores que hablan de ellas. Chandler y De Campo (1997) recogían que el miedo y las sensaciones negativas en el padre aumentaban a medida que se alargaba en el tiempo el trabajo de parto. Por otro lado, apuntan la necesidad del padre de ocultar estos miedos y emociones a su pareja. Vehvilainen- Julkunen (1998) determinó en su estudio que el principal sentimiento que la pareja mostraba era la sensación de impotencia por el sufrimiento de la pareja. Wielgos et al. 2006, quiso estudiar cuales eran las razones por las que las parejas se negaban a entrar al parto. Entre las más frecuentes se encontraban la aversión a presenciar sufrimiento, el miedo al desmayo, el miedo a sentirse inútil , y a una falta de preparación emocional. Por otro lado Ibáñez, M.B. (2003) desglosaba los siguientes motivos por los que el padre acompañaba al parto, 75% deseaba, un 22% por complacerla, un 3% por obligación.
Hacerles partícipes del parto de sus hijos reporta beneficios directos sobre su sensación de la paternidad. Un estudio realizado en el Hospital Ciudad de Jaén (Serrano et al 1999) describe que un 57 % de los padres encuestados opinaba que estar presente en el parto de su hijo tenía repercusiones positivas en cuanto a la relación futura con su hijo. Además un 95% opinaba que se reforzaba la afectividad con su pareja.
Es la tarea de la matrona facilitar, al acompañante que la mujer elija , su participación en el parto. Le deberemos instruir, informar, pedir colaboración en el proceso, reforzar su ayuda y respetar sus miedos y limitaciones.
La matrona como acompañante
El papel de la matrona va más allá del carácter técnico-médico de sus intervenciones. Ella facilita a la pareja en su conjunto una serie de cuidados en los que ambos son protagonistas. Centrándonos en la definición de acompañamiento la RAE dice lo siguiente:
Acción y efecto de acompañar, participar en los sentimiento del otro, juntar o agregar una cosa a otra, estar al lado de… Nos indica como sinónimos: Custodiar, seguir , conducir, asistir; y como antónimos: abandonar, desatender.
Siguiendo esta definición podemos destacar la importancia de acompañar a la mujer en el proceso del parto. Somos responsables de darle las medidas adecuadas de seguridad y bienestar.
Las matronas con sus habilidades prácticas están preparadas para ayudar a las mujeres y sus acompañantes a durante el parto. Trabajar junto con la mujer incluye apoyarla, defenderla, aconsejarla, educarla y asistirla. En general, trabajar con ella durante el embarazo, parto y postparto. Estos papeles de la matrona están dirigidos a intentar devolver el poder a la mujer (“empowering women”) centrando el cuidado en ella y dándole la posibilidad de elegir. Esto factores están interconectados y todos ellos son importantes para un buen acompañamiento y además influyen en la experiencia del dolor de la mujer.
De hecho, desde el origen del término que nombraba a la profesión en inglés “midwife” (mid-wife: con la mujer) ya definía a la matrona como la persona que acompaña a la mujer.