Los niños y adolescentes de esta generación están creciendo con la tecnología digital a un ritmo vertiginoso, y ello está llevándonos a descubrir un nuevo tipo de adicción que ha llegado para quedarse y puede ser causa de graves problemas de salud en un futuro inmediato.
La adolescencia, es una etapa en la que se establecen relaciones sociales nuevas, se enfrentan al rol sexual, a un desarrollo intelectual e interiorización de valores, están en un momento de cambio psíquico y social sometidos a su vez a cambios culturales y sociales, los cuales influyen en ellos. Las características del entorno donde el adolescente se relaciona tanto el escolar como el de la sociedad definen la conducta de este.
Las nuevas tecnologías de la comunicación e información forman parte de nuestra vida, con ellas nos divertimos, formamos, trabajamos, estamos en un mundo que cambia rápidamente y nos adaptamos a la cantidad de elementos tecnológicos tan avanzados que van apareciendo. Es obvio que estamos enganchados (en mayor o menor medida) a las nuevas tecnologías sobre todo al móvil, con el que tenemos una relación emocional y afectiva fuerte. Hay estudios que indican que en España pasamos conectados unas cinco horas de media al día, existen más de 25 millones de teléfonos móviles conectados a Internet, la media de consultas a este es de 150 veces al día y una de cada tres personas lo hacen cada cinco minutos. Un 90% de usuarios de móvil lo tienen a menos de un metro las 24h del día.
Tenemos que hacer entender a los adolescentes que el abuso de las nuevas tecnologías tiene consecuencias para su salud física y emocional. Aunque ellos crean que somos unos exagerados deben entender que el uso de estas, debe ser controlado por los padres o familiares responsables, para así evitar problemas en un futuro.
La adolescencia comprende unas edades en las cuales no hay intervención preventiva, no hay consultas especificas con protocolos de actuación para todo este emerger de situaciones derivadas del uso abusivo de estas tecnologías, tenemos que conocer que uso les dan, como se mueven por este campo virtual, porque huyen de la vida cotidiana. Ellos consiguen mostrar una imagen diferente de la que tienen en realidad, les motiva a encontrarse mejor con ellos mismos, viviendo sus propias fantasías. Debido a su edad, son muy vulnerables a nivel emocional y pueden quedar atrapados en esta adicción. Los videojuegos tienen un poder de atracción enorme sobre niños y adolescentes. El tiempo desmedido pasado delante de ordenadores, tablet y móviles puede desembocar en adicción generando dependencia y afectando gravemente a la vida cotidiana de estos a nivel familiar, social, e incluso de la salud.
La familia y los educadores, son un punto de apoyo para evitar engancharse al mundo tecnológico de forma obsesiva ya que estos malos hábitos se adquieren desde niños, hay que tener cuidado con las horas que pasan delante de la televisión, pasar más tiempo con ellos jugando, aunque sea difícil debido al cansancio diario acumulado. Hay que buscar momentos y educarlos en su uso, pero constructivamente.
Adicción de tipo psicológico
El poder adictivo de la tecnología emerge porque son muy accesibles, en la actualidad, en muchos hogares hay, internet, teléfonos móviles, videoconsolas, tablets, televisión… (desde el salón, tumbados cómodamente podemos adquirir casi todo lo que podamos imaginar) y los ponemos a disposición de los niños para que se entretengan solos sin molestar.
Son un medio de distracción que puede provocar sensaciones de alivio en: situaciones de soledad, dificultad para relacionarse socialmente, falta de proyecto de futuro, fracaso escolar, situaciones de problemas psicológicos al ser un medio fácil de entablar relaciones sin ser visto escondiendo tu personalidad, situaciones de depresión, aburrimiento…
Se evitan las actividades normales que deberían hacer los niños y adolescentes, llegando un momento en el cual ya no pueden controlar el tiempo que gastan convirtiéndose en una adicción de tipo psicológico. El intento de reducir el tiempo que pasan con estos aparatos tecnológicos les llega a generar ansiedad y una población diana la encontramos en niños y adolescentes al estar en continuos cambios físicos y emocionales.
La utilización de estos aparatos dentro de unos límites no sería adictiva, pero si observamos que no se separa del mismo y lo usa todo el tiempo, deja de salir con los amigos, se mete a su habitación y no sale ni a comer, contesta mucho en casa cuando se lo quitamos y usa mentiras para justificar su conducta, empezamos a tener un problema de adicción que puede llevarlo al aislamiento, fracaso escolar, perdida de las relaciones sociales e incluso agresividad familiar.
Estamos ante un nuevo paradigma tecnológico con un gran impacto a nivel económico, cultural, educativo y social, está en muchas de las actividades humanas que realizamos proporcionándonos conocimientos, información y facilitándonos la comunicación a través de Internet, pero su mal uso puede ser un grave problema. Al principio hablábamos de un uso abusivo de internet pero ahora hablamos de adicción a internet, ha entrado a formar parte del estilo de vida cotidiano por su facilidad de conexión en cualquier lugar y momento.
No hay todavía estudios clínicos que nos evidencien que patologías pueden derivar del uso de las nuevas tecnologías ya que todo esto es muy reciente, pero tendremos que estar a la expectativa para poder prevenir y frenar la aparición de conductas extrañas que puedan afectar a la salud de los jóvenes. Nos tendremos que ayudar de programas preventivos y terapéuticos.
Hay que desarrollar una buena salud digital y prevenir una posible adicción a las tecnologías, con una serie de medidas como pueden ser:
• Limitar el tiempo que los hijos dedican al uso, adecuarles lugares y momentos. Permitirles usarlas para obtener un fin no para pasar el rato. Fomentar el desarrollo de otras actividades al aire libre.
• No permitir que se forme una barrera entre ellos y nosotros, dialogar acerca de las ventajas de utilizar internet, dándoles ejemplo del buen uso de las mismas.
• Conocer las utilidades que manejan, como pueden ser Facebook, twitter, Instagram…
• Escribir unas normas de uso consensuadas entre los dos, debiendo realizar primero sus tareas escolares y dándole pautas para un uso razonable.
• Estar en el salón sentados con ellos si son menores de 12 años cuando usen tablet, móvil y no dejarles a la hora de dormir que se las lleven a la habitación.
• Jugar con ellos a los juegos que les gustan.
• Explicar el riesgo que conlleva escribir y compartir fotos suyas con desconocidos o darles su correo electrónico.
• Usar los controles parentales para evitar el acceso a ciertas páginas web.
Si sospechamos que hemos perdido el control del niño o adolescente con el uso inadecuado de estos aparatos durante un tiempo significativo hay que pensar que ha adquirido el hábito y debemos contactar con un psicólogo o pedagogo para conseguir deshabituarlo.