La afasia es la pérdida total o parcial de los procesos implicados en la formulación o comprensión del lenguaje como consecuencia de un daño cerebral. En España cada año se producen alrededor de 25.000 nuevos casos de afasia. A pesar de esta elevada prevalencia es un trastorno poco conocido por nuestra sociedad.
El lenguaje nos sirve para comunicarnos, pero además es una herramienta del pensamiento, con él la persona afirma su inteligencia y actúa sobre su entorno. Perder esta capacidad es uno de los trastornos más devastadores que puede haber. Tiene repercusión en muchos aspectos: físicos, de autoestima, en la interacción social, en el contacto con los familiares y en el desempeño laboral.
Cambios neuroconductuales
Para la persona que lo sufre provoca impotencia, incredulidad, frustración y rabia, de ahí que puedan aparecer cambios neuroconductuales a consecuencia de la misma lesión cerebral que provocó la afasia, es decir, al ser de origen orgánico, el paciente tiene dificultades para controlar cambios a nivel comportamental como pueden ser la labilidad emocional, la hipomanía, la indiferencia, las reacciones catastróficas o la anosognosia. Esto suele disminuír paulatinamente con la reorganización de conexiones cerebrales. Además de estos cambios, la persona con afasia puede presentar reacciones emocionales, son respuestas afectivas que se presentan ante los cambios que sufre el paciente como consecuencia de la afasia, como la negación, la depresión, la ansiedad y la angustia o el enfado.
Alteración del equilibrio familiar
Cuando un miembro de la familia tiene afasia se ven alterados el equilibrio y la dinámica familiar y debido a este cambio se inicia un proceso de aceptación, de adaptación y de reorganización, por lo que es muy importante que se conserve el vínculo afectivo entre los componentes familiares para recorrer juntos estas etapas del proceso, alcanzar un equilibrio y conseguir que la afasia forme parte de la vida cotidiana. El grado de aceptación depende de la severidad de la afasia, la autonomía del paciente, su personalidad y el vínculo familiar previo.
La afasia por sí misma no altera los rasgos básicos de la personalidad, pero al tratarse de una alteración del lenguaje pueden verse afectados aspectos como la espontaneidad, la precisión, la agilidad, las bromas, la ironía, necesarios en los distintos tipos de discurso o conversación.
Es importante que la sociedad conozca la afasia, ya que la persona afásica en muchas ocasiones se siente estigmatizada con unas etiquetas que no se corresponden con la realidad.
En definitiva, la afasia es un enorme reto para la persona que la sufre y su familia, donde es fundamental desarrollar o incluso descubrir nuevas habilidades que ayuden al paciente a conseguir una comunicación más funcional. El apoyo familiar y la terapia neurorrehabilitadora son fundamentales para que el paciente se adapte y se reinvente.