Ya están aquí las fechas más señaladas del año, las fechas navideñas. Y, con ellas, jornadas maratorianas de celebraciones, comidas familiares, sobremesas interminables, platos deliciosos, fiestas con los amigos, etc., etc. Y todo ello se traduce en que, el año pasado, los españoles engordamos de media en estas fechas dos kilos.
Tras esta situación, se producen los nuevos propósitos de perder lo ganado y mejorar el estado físico con unas actuaciones que duran, con suerte, un par de meses. Pero el refranero, que es muy sabio, ya lo adelanta: “Más vale prevenir…”
Alimentación saludable
Por este motivo y porque continuar con los hábitos correctos es lo más aconsejable, vamos a dar aquí unas cuantas pautas para que estas celebraciones sólo nos eleven el espíritu festivo, pero no el peso corporal o empeoren o desencadenen algún problema de salud que podamos padecer.
En primer lugar es básico decir que, durante las fechas navideñas, deberíamos alimentarnos de forma más o menos similar a como lo hacemos el resto del año, siempre y cuando nuestra dieta sea variada, equilibrada, suficiente y consiga que nuestro peso saludable se mantenga estable. A parte de todo esto, hay que hacer frente a muchas, variadas y abundantes propuestas gastronómicas que, no por ello, vamos a rechazar, ya que no se trata de aislarnos del mundo sino de aprender a controlar lo que comemos en cada situación.
Consejos prácticos a la hora de pedir o servirse
Es frecuente que sepamos con antelación las fechas de las celebraciones, no sólo en los propios días festivos, sino también las reuniones con amigos, compañeros de trabajo, etc. Así que resultaría conveniente moderar un poco las tomas cercanas a una comida copiosa. Si se trata de una cena, la comida de ese día la haremos un poco más ligera para así intentar compensar en cierta forma el exceso que se producirá después.
Además de compensar en cantidad de alimentos, es bueno combinar los platos de forma que se varíe la dieta y no se repitan alimentos del mismo grupo en comida y cena. Por ejemplo, si vamos a cenar pavo, estaría bien comer pescado. Si cenamos besugo, una carne magra a la plancha o al horno para comer sería perfecto (ternera o cerdo magro, pollo, conejo) aunque no pasa nada por repetir pescado ya que es preferible repetir este que no la carne, aunque no estemos muy acostumbrados a ello todavía.
Aumentar las guarniciones vegetales que aportan sensación de saciedad y no contribuyen con muchas calorías. Además, facilitan una mejor digestión al no aportar elementos grasos, son más ligeras y contienen mucha agua y fibra en su composición. En estos productos, todo son ventajas.
Asimismo es aconsejable limitar las salsas que acompañan a los alimentos, ya que en muchas ocasiones, contienen ingredientes grasos que están muy sabrosos y que untamos con demasiada frecuencia. Controlar también el aporte de sal que añadimos a los platos. Esta recomendación se hace de forma genérica para toda la población aunque no exista un problema de hipertensión o retención de líquidos.
Ojo con los aperitivos
Cuidado con los aperitivos ya que son muy calóricos, no producen gran sensación de saciedad y, al tomarlos muchas veces de pie o de manera más informal que la comida, no los tenemos en cuenta a la hora de pedir o servirnos después.
Tanto en los aperitivos informales como en los entrantes que tomamos sentados en la mesa, resulta más llevadero servirse en el plato uno de cada variedad, si los queremos probar todos, que no picotear de forma descontrolada. Si alguno es especialmente grande, se puede compartir.
ntentar de forma reiterada no servirse grandes raciones de ningún plato, además, de este modo, podremos disfrutar del total de la comida sin sentirnos completamente agobiados por las cantidades ingeridas, no olvidemos que las celebraciones navideñas se parecen más a una carrera de fondo por el número de platos que a un sprint. Y no repetir de ningún plato, aunque sabemos que esto es complicado con las delicias culinarias de estos días.
Y esas sobremesas…
No alargar en exceso las sobremesas, ya que en estos momentos se aprovecha para sacar los dulces navideños tan sabrosos y esperados y se cae en la tentación de tomar más de los convenientes. Si estas situaciones se producen, alargar la reunión mejor a base de infusiones o frutas.
La costumbre de acompañar las comidas con dulces navideños se debería limitar a los días propiamente festivos y no a las más de dos semanas de vacaciones escolares entre los días 24 de diciembre y 6 de enero.
No almacenar grandes cantidades de dulces o postres porque, si sobran, se sacarán más días, al igual que sucede en el caso de roscón de Reyes donde hay casas donde se toma este postre durante tres o cuatro días.
Para beber
En estos días es preferible que la bebida de elección principal sea el agua, como el resto del año, pero para brindar se suelen añadir bebidas alcohólicas. A la hora de escoger entre una y otra siempre serán más aceptables las bebidas fermentadas tipo vino, cerveza, sidra, champán, etc. En cantidad moderada e incluidas dentro de las comidas. Las bebidas refrescantes también podrían estar presentes en cantidad reducida ya que contienen muchos azúcares, así que es mejor elegir las que sean light o zero, sabiendo que las primeras siguen conteniendo calorías y no podemos tomar cuatro veces más ya que entonces no habrá ningún beneficio. Como complemento al agua, se pueden añadir infusiones, zumos y batidos naturales, caldos y sopas desgrasados, etc.
Así que ahora sólo nos resta prepararnos para disfrutar de estos días con la familia y amigos de forma ordenada y con sentido común.
Feliz Navidad a todos y todas.