Avances en la prevención de infecciones quirúrgicas: superando los retos del manejo contemporáneo


Paula Aizpiolea Martinez, José Lario Marín, June Izagirre Santana, Leyre Serrablo Casaña, Olga Dobato Portolés, Coraima Pascual Pérez, Javier Cuadal Marzo, Alba Bernad Anso, Antonio Cano Paredero, Sonia Cantín Blazquez, Sofía Borlán Ansón, Antonio Martínez Germán y Miguel Ángel Dobón Rascón.

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¿Qué es una infección del lugar quirúrgico (ILQ), y qué relevancia tiene?

La infección del lugar quirúrgico (ILQ) se define como aquella que afecta la incisión quirúrgica o sus estructuras adyacentes dentro de los 30 días posteriores a la intervención, o hasta 90 días si se ha implantado material protésico o dispositivos permanentes. Representa una de las principales complicaciones postoperatorias, con un impacto significativo en la morbimortalidad, la calidad de vida del paciente y los costos sanitarios.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica las ILQ como un problema prioritario en la seguridad del paciente, al ser una de las causas prevenibles más frecuentes de complicaciones hospitalarias. Se estima que aproximadamente el 5% de los pacientes sometidos a cirugía desarrolla una ILQ, lo que conlleva un mayor riesgo de reingreso hospitalario y prolongación de la estancia, además del uso de tratamientos especializados, antibióticos de amplio espectro y cuidados intensivos.

La presencia de microorganismos multirresistentes en el entorno hospitalario agrava la evolución clínica de los pacientes afectados, dificultando el tratamiento y aumentando el riesgo de complicaciones graves. En España, las ILQ constituyen la segunda causa de infección nosocomial, tras las infecciones respiratorias. Sin embargo, cerca del 50% de estos casos podrían prevenirse mediante estrategias eficaces de control y prevención, como el cumplimiento de protocolos de asepsia, profilaxis antibiótica adecuada y programas de vigilancia epidemiológica, lo que fortalecería la seguridad del paciente y optimizaría los recursos sanitarios.

Manifestaciones/clínica de las ILQ

Las infecciones del lugar quirúrgico se manifiestan típicamente con enrojecimiento, calor, dolor, edema y secreción purulenta en el sitio de la incisión. En casos de infecciones más profundas (fascia, músculos, órganos internos), se pueden presentar síntomas como dolor intenso, fiebre alta y malestar. En infecciones graves que comprometen órganos o cavidades, pueden observarse signos de sepsis, tales como hipotensión, taquicardia y alteración del estado mental. Además, la leucocitosis es común, indicando una respuesta inflamatoria sistémica. La identificación temprana de estos síntomas es crucial para evitar complicaciones mayores y optimizar el tratamiento.

Tipos de ILQ según el Centro de Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)

  • Infección incisional (o de localización/sitio quirúrgico): esta infección afecta a la herida quirúrgica en sí misma, pudiendo ser:
    • Superficial: se produce en los 30 días posteriores a la cirugía y afecta únicamente al tejido superficial y celular subcutáneo, puede ser primaria (afecta a la incisión primaria) o secundaria (afecta a la incisión secundaria en un paciente al que se le ha realizado más de una incisión).
    • Profunda: se produce entre los 30 o 90 (cirugía protésica) días posteriores a la cirugía, y afecta al tejido blando profundo, incluyendo fascia y músculo.
  • Infección de órgano-espacio (IOE): esta infección involucra cavidades internas, como órganos, tejidos profundos o espacios anatómicos que fueron manipulados o expuestos durante la intervención quirúrgica. Se producen entre los 30 o 90 (cirugía protésica) días posteriores a la cirugía, dependiendo del tipo de intervención. En el caso de la cirugía abdominal, la IOE puede producirse por dehiscencia anastomótica de la sutura o por formación de un absceso intraabdominal causado por contaminación intraoperatoria.

Actualmente, debido a factores epidemiológicos y preventivos, la IOE no se clasifica como una infección del lugar quirúrgico, ya que no afecta directamente la incisión. Por ello, su abordaje terapéutico y preventivo se considera distinto.

Recomendaciones “core” para la prevención de ILQ

Las recomendaciones «core» (esenciales) para la prevención de las ILQ están diseñadas para reducir el riesgo de infección y mejorar la seguridad del paciente. Estas incluyen:

  1. Antisepsia adecuada: desinfección rigurosa de la piel antes de la intervención para reducir la carga bacteriana.
  2. Antibioticoterapia profiláctica: administración de antibióticos en dosis y tiempos   correctos, según el tipo de cirugía y los microorganismos prevalentes en el entorno.
  3. Uso racional de antibióticos: evitar el uso excesivo o inadecuado de antibióticos para prevenir la resistencia antimicrobiana, siguiendo las pautas según la cirugía realizada.
  4. Técnicas quirúrgicas asépticas: mantener la asepsia durante la cirugía para evitar la contaminación del sitio quirúrgico, incluyendo el uso de guantes, mascarillas y ropa estéril.
  5. Control de la temperatura, oxigenación y glucemia corporal: la desnutrición, hipoxia y la hiper/hipotermia durante y después de la intervención aumentan el riesgo de infecciones.
  6. Prevención de la hipovolemia y la hipotensión: mantener una adecuada presión arterial durante la cirugía evita complicaciones relacionadas con la perfusión tisular.
  7. Manejo adecuado de la herida postquirúrgica: realizar un cuidado adecuado de la herida, incluyendo el seguimiento y la eliminación temprana de los puntos de sutura.
  8. Higiene de manos y barreras de protección: higiene de manos antes y después de tocar al paciente, así como el uso adecuado de barreras estériles durante la intervención.
  9. Educación del paciente en los cuidados postoperatorios: instruir al paciente sobre el cuidado adecuado de la herida, y los signos precoces de infección.
  10. Drenaje: evitar la acumulación de secreciones que puedan favorecer la infección.
  11. Minimizar la duración de la cirugía: las cirugías largas aumentan el riesgo de infecciones.

La implementación efectiva de estas recomendaciones reduce significativamente el riesgo de infecciones, mejora los resultados clínicos y disminuye la carga económica.

AUTORES:

Paula Aizpiolea Martinez, José Lario Marín, June Izagirre Santana, Leyre Serrablo Casaña, Olga Dobato Portolés, Coraima Pascual Pérez, Javier Cuadal Marzo, Alba Bernad Anso, Antonio Cano Paredero. Médicos Internos Residentes de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Miguel Servet.

Sonia Cantín Blazquez, Sofía Borlán Ansón, Antonio Martínez Germán. FEAS y Tutores de Residentes de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Miguel Servet.

Miguel Ángel Dobón Rascón. Jefe de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Miguel Servet.