El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en mujeres con una tasa de incidencia en España de 33.307 en 2018. Agrupan el 30% de los tumores diagnosticados en el sexo femenino y la edad media de detección está entre los 45 y 65 años.
Aunque existen tumores malignos hereditarios en los que el paciente hereda el gen que desencadena la aparición del cáncer, la mayoría se inician de forma esporádica por mutaciones genéticas adquiridas. Estas mutaciones, al igual que en el resto de tumores malignos no hereditarios pueden verse influenciadas por factores ambientales.
Consecuencia de esto, es muy importante para la prevención primaria del cáncer de mama el estudio de todos estos factores y, sobre todo, de todos aquellos modificables y relacionados con el estilo de vida de la población:
1. Dieta
La dieta mediterránea, que contiene frutas, verduras y aceite de oliva, protege contra el cáncer de mama. Estos componentes, ricos en grasas monoinsaturadas y bajos en grasas saturadas protegen a los tejidos del estrés oxidativo.
La fibra, las proteínas y grasas vegetales y las nueces también se asocian a una reducción del riesgo de cáncer de mama.
Niveles normales de Vitamina D y una exposición moderada a la luz del sol parecen asociarse con una disminución del riesgo de cáncer de mama.
Por el contrario, la alta ingesta de carne roja (más de 5 ingestas semanales) se asocia a un aumento de riesgo.
El consumo de alcohol es de los factores de riesgo mas destacables ya que afecta a las concentraciones de andrógenos y estrógenos, importantes en la patogenia de la mayoría de cánceres de mama. El riesgo de cáncer de mama en mujeres consumidoras de alcohol es mayor que en la población no bebedora incrementándose ese riesgo conforme aumenta la cantidad de alcohol ingerida: por cada consumo adicional de 10 gramos de alcohol al día existe un aumento del 9% en el riesgo de cáncer de mama. Destacable también que diferentes bebidas alcohólicas suponen un mayor riesgo que otras; por ejemplo, el vino tinto conlleva un riesgo mayor que el vino blanco.
2. Consumo de tabaco
El tabaco aumenta el riesgo, sobre todo, en mujeres que comenzaron su consumo a edades tempranas y persiste en el tiempo tanto en las exfumadoras (hasta 20 años después del abandono del habito tabáquico) como en las fumadoras actuales siendo mayor en estas ultimas.
Importante tener en cuenta que aquellas pacientes consumidoras de alcohol y de tabaco presentan un riesgo mucho mayor que en aquellas que consumen solamente alcohol o tabaco.
3. Actividad física
La actividad física es un factor protector contra el cáncer de mama principalmente en mujeres postmenopáusicas aunque también en premenopaúsicas.
4. Índice de masa corporal (IMC)
Las mujeres obesas postmenopáusicas presentan mayor riesgo de cáncer de mama que aquellas que se encuentran en normopeso. Esto esta justificado por los niveles elevados de estradiol relacionados con la obesidad femenina.
5. Fertilidad
El embarazo es un factor protector para el cáncer de mama siendo mayor esa protección cuanto mayor sea el número de embarazos y cuanto menor sea la edad de la mujer en el primer embarazo a término.
Todos estos factores son influyentes en la aparición del cáncer de mama y lo mas importante, son modificables, por lo que cambios en nuestra conducta diaria con respecto a ellos pueden también hacer que cambie nuestra salud presente y futura.
AUTORES
Victoria Pallarés Arnal, Marta Benito Vielba, Ligia Gil Melgosa, Cristina Luna Álvarez, Verónica Gómez García, Marta Castellá Segarra.
FEA Ginecologia y Obstetricia Hospital de Barbastro. Huesca