La cefalea o el dolor de cabeza es una experiencia prácticamente universal. Casi todas las personas han sufrido, sufren o sufrirán a lo largo de su vida dolor de cabeza. En la mayoría de los casos es un proceso benigno. Su importancia radica en su alta prevalencia y en que en ocasiones puede ser un padecimiento crónico. El dolor de cabeza es muchas veces incapacitante. Es una causa muy frecuente de baja y absentismo laboral, representando por esta razón, un importante factor socioeconómico. También condiciona una pérdida de la calidad de vida, interfiriendo en las relaciones personales, familiares y en el ocio. Un diagnóstico y tratamiento correcto dirigido por el médico de atención primaria o el neurólogo consigue en la gran mayoría de los casos un control correcto del dolor de cabeza y consiguientemente, una mejoría de la calidad de vida de las personas que lo padecen. En muy pocas ocasiones la cefalea será el síntoma de alarma de un proceso intracraneal por lo que las pruebas complementarias, como el TAC craneal, tantas veces solicitado, es un prueba que ayuda muy poco al correcto diagnóstico de la mayor parte de los dolores de cabeza.
Entre el 50% y el 80% de la población padece dolor de cabeza con relativa frecuencia, aunque se da en todas las edades y en ambos sexos es más frecuente en las personas jóvenes, de edad media y en las mujeres.
Aunque con la nueva clasificación se describen más de 100 tipos de dolor de cabeza, la mayoría de los pacientes que consultan por cefalea sufren cefaleas primarias. De estas, las dos más frecuentes son la migraña (también conocida como «jaqueca») y la cefalea tensional, ambas con unas características clínicas muy bien definidas y con un tratamiento específico. En cuanto a las cefaleas secundarias, la más frecuente es la que se relaciona con la fiebre, habitualmente en relación con procesos infecciosos virales.
La migraña, una de las causas más frecuentes de dolor de cabeza, afecta aproximadamente al 14% de la población. Es más habitual en el sexo femenino y normalmente suele comenzar en etapas tempranas de la vida. Es más fácil presentar migrañas si nuestros padres también las han padecido (componente hereditario), aunque existen muchos otros factores que pueden ser los responsables, en algunos casos, de desencadenar crisis de migraña. El dolor de la migraña suele afectar de forma característica sólo a una parte de la cabeza (desde la frente hasta la nuca, habitualmente sólo en un lado). Es un dolor de características pulsátiles (como latidos), normalmente es intenso e imposibilita la realización de las actividades diarias. Aumenta con la actividad física, los ruidos y la luz, que lo hacen insoportable. Se acompaña de nauseas y vómitos, y si no se pone tratamiento suele durar desde varias horas hasta 72 horas. Se alivia con el reposo en lugares tranquilos, sin ruido y sin luz. Para poder diagnosticar una migraña es necesario que estos episodios de dolor sean recurrentes en el tiempo. En ocasiones precediendo al dolor de cabeza pueden aparecer ciertos síntomas neurológicos como puntos brillantes en los campos visuales o bien sensación de adormecimiento en un lado de la cara y/o de una parte del cuerpo que normalmente duran unos minutos. Esta cefalea que se precede de síntomas neurológicos se conoce con migraña con aura.
Cuando el diagnóstico de la migraña ha sido realizado por el médico de atención primaria o por el neurólogo es cuando ellos indicarán el tratamiento más correcto. En todos los casos siempre es muy importante evitar, si es que existen, factores desencadenantes de la migraña. La disminución de horas de sueño, en ocasiones el aumento de horas de sueño, estrés, ciertos alimentos (chocolate, frutos secos, conservas, quesos curados, café, cítricos), alcohol, tabaco, olores fuertes (ciertos perfumes), cambios atmosféricos, son factores que en algunos pacientes provocan los episodios de migraña. En mujeres en edades fértiles no es infrecuente que durante la menstruación puedan aparecer crisis de migrañas.
El tratamiento farmacológico dependerá de la intensidad, gravedad, limitaciones y frecuencia de los episodios de dolor. Cuando los episodios cursan con dolor leve los fármacos indicados son los analgésicos simples (paracetamol, ácido acetilsalicílico, metamizol, antiinflamatorios -naproxeno, ibuprofeno-), serán mas efectivos si se toman cuando el dolor comienza. Si habitualmente la migraña se acompaña de nauseas y vómitos es conveniente asociar un fármaco que los evite (domperidona, metoclopramida). Si la migraña es de intensidad moderada están indicados otros fármacos que no son analgésicos pero que actúan de forma específica en la migraña. Estos fármacos son los triptanes (almotriptan, elepriptan, flavotriptan, rizatriptán, sumatriptam y zolmitriptan). En algunos pacientes con migraña los episodios son más graves y frecuentes por lo que además de tratar el dolor agudo con triptanes, tendremos que plantear tratamiento preventivo con otra serie de fármacos (topiramato, ácido valproico, amitriptilina, propanolol, antagonistas del calcio), que se mantendrán durante un periodo de varios meses, consiguiendo con ello reducción significativa de frecuencia e intensidad de las migrañas.
La cefalea tensional es la otra causa de dolor de cabeza. Más frecuente que la migraña aunque habitualmente menos incapacitante. Predomina en el sexo femenino y en edades medias de la vida. El dolor afecta a toda la cabeza aunque es mas fácil que se localice en la parte posterior (nuca). El dolor es referido como «sordo», opresivo, «un casco o banda que aprieta la cabeza», asociándose muchas veces con contractura a nivel cervical, normalmente es de intensidad moderada, interfiriendo pero no limitando la realización de las actividades de la vida diaria. No se acompaña de nauseas, ni de vómitos. Cuando estos dolores de cabeza son episódicos, es lo mas frecuente, el tratamiento indicado son los analgésicos simples (como en la migraña). Si el dolor de cabeza es de aparición diaria es cuando hablamos de cefalea tensional crónica. En estos casos es habitual que se acompañe de un componente de ansiedad y de depresión, por lo que la mayor parte de las veces el tratamiento que se deberá instaurar es con antidepresivos. También ayudará a un buen tratamiento de estas cefaleas modificar nuestros hábitos de vida (deporte, medidas anti-estrés…).
No es infrecuente la automedicación en los pacientes con episodios frecuentes de migraña y sobre todo en la cefalea tensional, esto puede ser el responsable en algunos casos de la cronificación de las cefaleas, el abuso de analgésicos es en algunos pacientes el responsable del dolor de cabeza (cefalea por abuso de analgésicos). Esta cefalea es de difícil manejo terapéutico. Es muy importante por lo tanto que el dolor de cabeza deba ser diagnosticado y tratado por el medico de atención primaria o bien el neurólogo, consiguiendo de esta manera un control efectivo de la cefalea, evitando en muchos casos su cronificación.