El cáncer de mama constituye la principal causa de muerte en las mujeres de entre 35-59 años en la Unión Europea y cada año se diagnostican 331.392 nuevos casos de esta enfermedad.
En España una de cada 10 mujeres va a desarrollar un cáncer de mama. Por ello resulta fundamental realizar diagnósticos precoces que nos permitan aumentar las posibilidades de curación a cifras superiores al 90 % y que, ante el primer síntoma, se acuda a Unidades especializadas en Patología Mamaria.
La mamografía sigue siendo la técnica más eficaz que puede aplicarse hoy en los programas de diagnóstico precoz de la patología mamaria. Delimitar la frecuencia de la exploración y la edad de la población sometida a estos programas de diagnóstico precoz es el punto básico para una mayor eficacia de los mismos.
Por lo que se refiere al tratamiento del cáncer de mama, se ha ido modificando en los últimos años como consecuencia del mejor conocimiento de la biología tumoral y de los progresos en la detección precoz. Todo ello ha ido condicionando la conducta terapéutica que cada vez es menos agresiva desde el punto de vista quirúrgico. Cirugía, quimioterapia, radioterapia y hormonoterapia son la base del tratamiento del cáncer de mama.
Actualmente, la cirugía conservadora de mama constituye el procedimiento quirúrgico de elección en el tratamiento de la mujer con cáncer de mama y en el mismo se incluyen tanto los carcinomas in situ como los invasivos hasta los 2-3 cm. Sin embargo, en algunas circunstancias pueden surgir dificultades en la consecución de unos márgenes de seguridad libres de enfermedad lo que conllevará una nueva extirpación de tejido, que en la mayoría de los casos, repercutirá negativamente sobre el resultado estético final.
Este conflicto de intereses entre lo oncológico y lo estético sitúa al cirujano ante una situación contradictoria: por un lado obtener unos márgenes libres de enfermedad y por otro no generar deformidades importantes en la mama.
Por otro lado, la paciente con cáncer de mama la cual ha acudido rutinariamente a los programas de detección precoz se preguntará: si me diagnostican el tumor en estadio precoz, ¿es estrictamente necesario realizar la “cirugía mutilante” que se realizaba décadas atrás?
La respuesta a estas dos cuestiones tanto del médico como de la paciente es la CIRUGIA ONCOPLÁSTICA, entendida como un conjunto de procedimientos quirúrgicos que mejoran el control oncológico del proceso y favorecen el resultado estético final.
Importancia de la cirugia plástica
La cirugía plástica es una especialidad esencial en el tratamiento multidisciplinar del cáncer de mama puesto que pretende hacer olvidar a la mujer la secuela quirúrgica del cáncer mamario, devolviéndole el símbolo esencial de su feminidad, su mama. Reconstruir un pecho operado no es tarea fácil porque el objetivo del éxito es doble: por una parte recrear una mama de apariencia normal y similar a la anterior, y por otra, que sea lo más parecida a la mama contralateral, es decir, la simetría. Las técnicas reconstructivas disponibles son múltiples y muy variadas utilizando expansores y prótesis de silicona en los casos más sencillos hasta la movilización de tejidos de la espalda, tripa o glúteo, lo que denominamos colgajos.
Pero las técnicas oncológicas conservadoras que se realizan en la actualidad permiten un tipo de reconstrucción mucho más sencilla, con una recuperación muy rápida y una reincorporación casi inmediata.
La selección de la técnica oncoplástica más adecuada para cada caso dependerá de la localización tumoral y de las características concretas de cada mama. Para ello, disponemos de de un grupo de alternativas que abarcan la casi totalidad de las localizaciones anatómicas y que pueden ajustarse a los diferentes volúmenes mamarios.
La posibilidad de la reconstrucción oncoplástica se basa en la utilización del propio tejido glandulo-graso de la mama de la paciente para rellenar el defecto creado tras la extirpación del tumor, a través de la misma cicatriz, o lo que todavía es mejor, a través de una cicatriz que estéticamente, es más discreta y disimulada. El resultado final es una mama de apariencia y tacto muy similar a la situación anterior y a la mama contralateral.
En resumen, nos encontramos ante una oportunidad de realizar un tratamiento quirúrgico individualizado a cada paciente, consiguiendo la extiparción de manera segura del tumor y evitando la presencia de deformaciones de la mama.
No debemos olvidar que los avances en el tratamiento del cáncer de mama han mejorado las tasas de supervivencia y que en la actualidad los pacientes no solo enfocan su deseo hacia la curación sino también hacia una óptima calidad de vida posterior.