El sector de la sanidad está viviendo una auténtica revolución digital con la inclusión de la tecnología en sus procesos. La salud digital o eSalud —traducción del inglés- eHealth se refiere al uso de las TIC en el sector sanitario para dotarlo de recursos innovadores que permitan una gestión más eficiente y un diagnóstico más óptimo, en definitiva, una mejor atención a los pacientes. Esto incluye innovaciones tanto en la comunicación médico-paciente como en la investigación o la gestión hospitalaria, entre otros.
La eSalud es una industria en expansión que en 2018 invirtió, a nivel global, 14.600 millones de dólares, según el portal de datos Statista, lo que supuso un 1.200 % más que en 2010. El interés por la salud digital alcanza al 58 % de los países miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dado que cuentan con estrategias específicas para la digitalización de la salud.
Está acreditado que la implementación de la salud digital es muy superior en los países cuyo modelo es el Sistema Nacional de Salud respecto de los que están basados en seguros sociales, modelo de transición (los que menos la utilizan salvo el caso de Estonia) o los de libre mercado. En los dos primeros casos, ambos vinculados a factores estructurales como la financiación, la participación del estado o de los fondos en la planificación y gestión es lo que condicionará las políticas de apoyo dependiendo de quién sea el responsable último de llevarla a cabo En cualquiera de los dos modelos existe una implicación del estado como regulador. En el modelo de libre mercado, depende de las aseguradoras, el perfil de sus “clientes” y los beneficios que genere la oferta de determinados servicios. El Estado solo se ocupa de los desfavorecidos y prestaciones concretas dirigidas a sectores específicos de la población.
El papel de los profesionales de la práctica clínica también son actores que pueden impulsar la adopción de la salud digital. En el modelo del SNS, comparten unas pautas comunes de actuación emanadas de unas directrices provenientes de los poderes públicos que además de diseñar las acciones, son quienes determinan las partidas presupuestarias para su implementación y ello se hace de manera consensuada y colectiva, algo que no ocurre en ninguno de los otros sistemas. En los otros modelos frente a ese papel facilitador anteriormente aludido, nos encontramos con otro bien distintos que no consideramos obstructor, pero si pasivo en cuanto a la implementación de la e Salud al estar condicionados por factores distintos a los de responder al requerimiento de los responsables del gobierno de la efectividad del sistema en orden a sus principios y no existe la prioridad de minimizar los problemas de funcionamiento de la sanidad y aportar soluciones asistenciales desde el binomio coste-eficiencia e impulsar las iniciativas emanadas de los poderes públicos en cuanto a la calidad u equidad de aquellas.
El hecho de que los gobernantes sean los responsables de legislar sobre la atención sanitaria y seleccionar los objetivos prioritarios desde la equidad, accesibilidad y eficiencia dota al modelo de SNS de una homogeneidad en la toma de decisiones que va a dirigida a un público objetivo y uniforme y con un papel protagonista a la hora de evaluar la atención , según la percepción de las adaptaciones de nuevos servicios que lleve a cabo el sistema y según los beneficios que le reporte, que tendrá consecuencias que redundarán en el éxito de las políticas adoptadas y por tanto de su permanencia en el poder. Cosa que no sucede de manera tan explícita en el modelo de seguros sociales al ser su característica clave que los componentes que conforman el estado del bienestar derivan de la relación laboral y se concentra fundamentalmente en la restauración de la salud y en menor medida en las restantes. En el sistema de libre mercado y tomando como ejemplo EEUU, siempre está candente la necesaria reforma que parece resultar inabarcable y que según la alternancia en el poder del Partido Demócrata o Republicano, no tienen cabida conceptos de modelo de eSalud exportables a la población en general. Prueba de ello es la que en su día propuso Barak Obama con grandes controversias y que su sucesor ha aparcado. No es menor el condicionante de la elección llevada a cabo por parte de las entidades de seguro de la selección por riesgo.
AUTORES:
Mercedes González Eizaguirre, Carmen Oquendo Marmaneu, Isabel Moreno Lucente y Carmen Elias de Molins.
Médicos de Geriatría y Medicina Interna de los Hospitales San José y Obispo Polanco de Teruel y Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza