Dietas milagro


Beatriz Magallón Palacios. Dietista-Nutricionista Nº Colegiado ARAOO180

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Con la llegada del verano aumenta el deseo de perder rápidamente los kilos de más acumulados durante el resto del año. Y, en consecuencia, proliferan las dietas milagro, que se convierten en la tabla de salvamento de la ‘operación bikini’.

El objetivo de las dietas milagro suele ser lograr resultados rápidos, fáciles y espectaculares sin demasiado o ningún esfuerzo.
Podemos agrupar las dietas milagro en tres grandes grupos:
• Dietas hipocalóricas desequilibradas: aporte muy bajo de calorías que no cubre las necesidades del organismo y que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular.
• Dietas disociativas: que se basan en la idea de que los alimentos no sólo contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino también al consumirse según determinadas combinaciones y proporciones.
• Dietas excluyentes: que directamente eliminan de la dieta algún alimento o nutriente.

Claves para identificarlas

• Promete resultados rápidos, asombrosos o mágicos.
• Prohíbe el consumo de un alimento o grupo de alimentos
• Ofrece listados de alimentos “buenos” y “malos”
• Presenta relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad.
• Se puede autoadministrar o implementar sin la participación de profesionales sanitarios cualificados.
• Atribuye “proezas” a determinados nutrientes.
• Conlleva consumir “preparados” que vende quien promueve la “dieta” o el “método”.
• Contiene afirmaciones que sugieren que los “preparados” son seguros, ya que son “naturales”.
• Los preparados que se consumen (productos dietéticos o similares), tienen un coste muy elevado si los comparamos con el valor económico de obtener los mismos resultados mediante alimentos comunes.

Consecuencias para la salud

Con este tipo de dietas se limitan los alimentos y las cantidades que se pueden consumir. Por lo tanto, se ingirieren menos calorías para perder peso, pero también disminuye la posibilidad de conseguir todos los nutrientes necesarios y aumenta la probabilidad de padecer carencias de minerales y vitaminas.
Cuando sometemos el organismo a una dieta muy baja en calorías, y hay una pérdida de peso muy rápida, el organismo reacciona haciéndose más eficiente, gastando menos energía, y esto puede causar serios problemas de salud y provocar un aumento de peso drástico en el momento en el que se vuelve a ingerir cantidades normales de comida. Lo denominado como el conocido “efecto rebote”.
Además, otra de las causas de seguir este tipo de alimentación es la pérdida de nutrientes y vitaminas esenciales para nuestro organismo. La deficiencia de minerales puede producir alteración del gusto y el apetito, así como favorecer la osteoporosis o los trastornos en la coagulación sanguínea. Por otra parte, el déficit vitamínico (B1, B2 y B3 principalmente) puede provocar irritabilidad y lesiones oculares, cutáneas y gastrointestinales, entre otras.
Por otra parte, pero no menos importante, se pueden llegar a producir efectos psicológicos negativos que pueden desencadenar trastornos del comportamiento alimentario como la anorexia y la bulimia.
En definitiva, lo único que conseguimos con estas dietas es perjudicar nuestra salud. Ponte en manos de dietistas – nutricionistas profesionales que puedan ayudarte a conseguir tu objetivo pero sin perder de vista tu salud.