Una vez detectado el anciano frágil, nuestras acciones se encaminarán a conseguir un adecuado estado nutricional, el control de las enfermedades crónicas y síndromes geriátricos, la revisión y adecuación periódica de la medicación habitual. Por otro lado debemos fomentar alternativas a situaciones estresantes a las que son más vulnerables las personas mayores, como es la hospitalización.
Sin duda, la intervención que más efectividad ha demostrado en la mejoría de la condición física global y el estado de salud global en las personas mayores frágiles es la realización de programas de actividad física multicomponente.
La actividad física multicomponente reduce la incidencia y el riesgo de caídas, morbimortalidad y previenen el deterioro funcional y la discapacidad que son los principales eventos adversos de la fragilidad.
Las mejorías de la capacidad funcional son más evidentes cuando la intervención está dirigida a más de un componente de la condición física (fuerza, resistencia y equilibrio) comparado con un único tipo de ejercicio físico.
Este tipo de ejercicios son aquellos que integran ejercicios de fuerza muscular, resistencia aeróbica, flexibilidad y equilibrio
Indicaciones de ejercicio físico multicomponente e impacto en la fragilidad
Para obtener buenos resultados, independientemente del fomento de actividad física rutinaria y habitual, debiera proponerse un programa supervisado de ejercicio físico adecuado a las características de la persona, con suficiente intensidad, y que aborde varios aspectos como ejercicios aeróbicos (caminar y otros de resistencia aeróbica, fuerza muscular, flexibilidad y equilibrio (multicomponente). Aprovecharemos los recursos que tengamos en la comunidad (polideportivos o lugares específicos).
Es necesario que el diseño de un programa de ejercicio físico en el anciano frágil deba acompañarse necesariamente de recomendaciones sobre variables tales como la intensidad, potencia, volumen y frecuencia de entrenamiento ideales en esta población.
Debemos hacer una evolución médica previa rigurosa a todos los ancianos en busca de patologías asociadas que contraindiquen la realización de un programa de ejercicio físico, normalmente cardiovasculares: infarto cardiaco reciente o angina inestable, hipertensión no controlada, insuficiencia cardiaca aguda y bloqueo AV completo.
La forma de prescribir ejercicio físico en el anciano frágil debería realizarse con un plan individualizado, de forma progresiva y con la misma exactitud que cualquier tipo de tratamiento farmacológico.