Cada año miles de personas son intervenidas por apendicitis aguda, y el patólogo juega un papel crucial para confirmar el diagnóstico y descubrir otras patologías. Tras la cirugía, el apéndice siempre se envía al servicio de Anatomía Patológica, donde los patólogos lo analizan macroscópicamente y bajo el microscopio.
En la mayoría de los casos, se confirma el diagnóstico de apendicitis aguda, caracterizado por inflamación aguda con o sin necrosis. Sin embargo, el apéndice puede mostrar hallazgos inesperados que cambian el pronóstico y el tratamiento del paciente. Se pueden encontrar patologías benignas como infecciones por parásitos (Ej. Enterobius vermicularis), granulomas secundarios a infecciones, enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn) o sarcoidosis, inflamación xantogranulomatosa en apendicectomías de intervalo, heterotopia gástrica o endometriosis. Por otro lado, se pueden hallar desde pólipos benignos como los hiperplásicos a tumores como lesiones serradas, neoplasias mucinosas, adenocarcinomas convencionales, neoplasias neuroendocrinas o adenocarcinomas de células caliciformes.
Cada apéndice que llega al laboratorio no solo puede revelar una apendicitis, sino también curiosidades histológicas de cómo funciona nuestro sistema inmune.
Un hallazgo histológico peculiar en piezas de apendicectomía, descrito hace más de un siglo, son las células de Warthin-Finkeldey. Se localizan en el tejido linfoide, especialmente en folículos linfoides hiperplásicos. Son grandes células multinucleadas, a menudo con los núcleos dispuestos en racimo, y con nucléolos prominentes. Clásicamente se describieron en los ganglios linfáticos y amígdalas de pacientes con infección por el virus del sarampión y, su hallazgo se asocia a la intensa estimulación inmunológica que provoca el virus. En ocasiones, cuando se estudian piezas de apéndice con hiperplasia linfoide, también pueden observarse, aunque no siempre implican infección por sarampión. Por otro lado, se han descrito también en otras infecciones virales y en enfermedades linfoproliferativas. En el caso del sarampión, constituyen un hallazgo casi icónico de la enfermedad.
Las células de Warthin-Finkeldey nos recuerdan que, incluso en una pieza tan rutinaria como una apendicectomía, se pueden encontrar huellas microscópicas de la interacción entre el patógeno y el sistema inmune del paciente.
Por lo tanto, gracias al estudio histológico no solo se confirma el motivo de la urgencia quirúrgica, sino que se pueden diagnosticar enfermedades ocultas que de otro modo pasarían desapercibidas y que influyen en la vida del paciente.
AUTORES
Leticia Ollero Domenche. F.E.A. Anatomía Patológica. Hospital San Jorge. Huesca
Miguel Pérez Ferrer. F.E.A. Aparato Digestivo. Hospital San Jorge. Huesca
Pilar Bernal Checa. F.E.A. Aparato Digestivo. Hospital San Jorge. Huesca


