Vivir con autonomía y dignidad, es un objetivo vital básico de cualquier ser humano. Autonomía para poder tomar decisiones relacionadas con la vida y dignidad para ser reconocido como persona y como ciudadano de pleno derecho que vive en un territorio determinado.
Cuando por razones de salud u otro motivo el ser humano se vuelve dependiente, o cuando necesita ser cuidado en mayor o menor medida para realizar su vida diaria, el hombre sigue siendo el mismo, y la autonomía para decidir sobre su vida y la dignidad que le habilita como ser humano se hace si cabe más importante que cuando no tenía ningún tipo de dependencia.
El ingreso en un Centro Residencial, supone en los usuarios dependientes trasladar la casa de uno/a a ese nuevo espacio, que nunca será como el hogar donde uno ha vivido, pero que al menos requiere unos ingredientes mínimos, para que estos ciudadanos puedan vivir con bienestar, libertad y dignidad el tiempo que les quede de vida, o hasta que recuperen el nivel de autonomía necesario para volver al domicilio.
El modelo que se utiliza en estos nuevos hogares de residencia de nuestros usuarios, utiliza un modelo asistencial de referencia, basado en un perfil de usuario al que nos dirigimos claramente sociosanitario.
“Una persona que no puede cuidarse por si misma (dependiente) y que necesita intervenciones de tipo social, vinculadas con la necesidad de ayuda en las actividades de la vida diaria, y sanitaria relacionadas con la aparición de enfermedades, y donde convergen estas dos necesidades de forma simultanea”.
Autonomía y dignidad
Podemos encontrar usuarios heterogéneos y con diferentes grados de complejidad; desde los que tienen distintos niveles de dependencia con pocas necesidades sanitarias, hasta los que cuentan con importantes necesidades sanitarias.
“Usuarios con deterioro cognitivo, convalecientes con necesidades de rehabilitación, con necesidad de Cuidados Paliativos, etc”.
El modelo asistencial debe ser dinámico y flexible de atención integral y global, para poder atender de forma adecuada todas las necesidades biopsico-sociales, en continuo cambio de esta población.
El enfoque filosófico se sustenta sobre el lema de los Centro Residenciales, “Autonomía y dignidad en la vejez”:
• Asegurar que todos los mayores, y sobre todo los más vulnerables reciban una atención de calidad.
• Potenciar la autonomía y libertad individual.
• Respeto y calidad de trato a los mayores.
• Calidad de vida por encima de cantidad de vida.
• Salvaguardar la voluntad y decisión individual.
• Humanización por encima de la tecnología.
• Evitar el dolor y el sufrimiento innecesario.
• Nunca infantilizar al mayor.
• Respeto al a intimidad.
• Muerte digna sin sufrimiento.
Los valores que enmarcan la aplicación del Modelo Asistencial son:
• Prevalencia de la autonomía.
• Salvaguardar la dignidad.
• Respeto de la intimidad.
• Trabajo en equipo.
• Individualidad en la atención.
• Concepción integral del usuario.
• Búsqueda del desarrollo personal.
• Perseguir el confort.
El Modelo Asistencial está basado en el respeto del proyecto individual del usuario como elemento de búsqueda de calidad de vida. En este contexto la voluntad del usuario y familiares serán un referente fundamental en las intervenciones de un Centro Residencial.
Solo mediante el respeto a la dignidad, intimidad e intervención integral de la persona podremos obtener un servicio ajustado a las demandas de estos usuarios. El trabajo en equipo de los profesionales nos asegura una intervención coordinada que bajo un mismo prisma consiga el confort y la satisfacción en el servicio percibido por el residente.