Con el deterioro progresivo de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) y llegados a un estado de Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA) debemos ir estructurando un plan de actuación para abordar esta última etapa de la enfermedad.
Desde la consulta de Enfermedad Renal Crónica Avanzada o consulta ERCA el paciente puede ser orientado a Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS) en sus modalidades que son Hemodiálisis (HD) y Diálisis Peritoneal (DP), Trasplante Renal anticipado de donante cadáver o donante vivo o Tratamiento Renal Conservador (TRC). En este artículo abordaremos una de las opciones menos conocidas dentro del manejo de la ERCA como es el Tratamiento Renal Conservador (TRC).
¿Qué es tratamiento renal conservador y a quién va dirigido?
La ERC se clasifica en 5 estadios según el Filtrado Glomerular estimado (FGe) medido en ml/min que van desde la ERC estadio 1 hasta la ERC estadio 5. Conforme progresa la enfermedad renal y dependiendo, de la decisión del paciente y de sus comorbilidades clínicas, debemos ir estableciendo un plan de actuación para afrontar la ERC en la última de sus etapas. El Tratamiento Renal Conservador es el manejo conservador o no dialítico de la ERC estadio terminal o ERC estadio 5. Esta opción de tratamiento es apropiada para todos aquellos pacientes que por comorbilidades avanzadas y coexistentes no van a obtener ningún beneficio del TRS o que por decisión o convicciones propias, deciden evitar terapias médicas intensivas y recibir una atención centrada en la calidad de vida. Sin duda la elección del TRC es una decisión muy compleja, tanto para el paciente como para el especialista, que debe ser madurada durante un largo periodo de tiempo en la consulta ERCA. La valoración del TRC debe estar contemplada en el momento en el que se exponen las diferentes opciones de tratamiento, que de forma habitual, es cuando el paciente presenta función renal con Filtrado Glomerular Estimado (FGe ) en torno a 20-25 ml/min. Si el paciente presenta deterioro clínico o de la función renal más rápido de lo habitual esta exposición puede hacerse en etapas más tempranas. Una vez optado por el TRC esta opción debe ser reevaluada de forma regular. Los objetivos del tratamiento conservador van a ser entre otros: mantener y optimizar la calidad de vida del paciente, trazar y planificar un plan de atención integral de los signos y síntomas de la ERC y sin duda intentar preservar la función renal durante el mayor tiempo posible. El manejo conservador es una opción de tratamiento razonable para todos aquellos pacientes en el los que se prevé que va ser escaso o nulo el beneficio obtenido por TRS y en particular a los pacientes de muy avanzada edad. . Debemos hacer referencia que no hay establecida una edad límite para realizar TRS si no que se debe realizar una valoración individual del paciente, sus preferencias y sus comorbilidades. La edad no es un criterio de exclusión para iniciar TRS. Entre los pacientes que van a presentar un mayor beneficio del TRC son aquellos en los que debido a las comorbilidades que presentan, están en riesgo de pérdida de independencia, disminución en la calidad de vida y deterioro generalizado. En determinados casos el TRS puede no sólo no mejorar las condiciones clínicas de los pacientes, sino que puede conducir a un aumento de las hospitalizaciones en detrimento de su calidad de vida. Aunque no hay establecidas unas claras indicaciones para el TRC un severo deterioro del estado funcional, la presencia de múltiples comorbilidades o el deterioro cognitivo severo son sin duda factores de mal pronóstico para el TRS.
Equipo multidisplinar en el tratamiento renal conservador
La manera más óptima de brindar una correcta atención en el Tratamiento Renal Conservador es a través de un equipo multidisciplinar. Para una atención completa incluiría: un nefrólogo, un médico de Atención Primaria, un nutricionista o dietista , una enfermera, un trabajador social y para cuando correspondiera, un equipo de soporte de paliativos. . Todos los componentes del equipo multidisciplinar van a jugar un rol muy importante en esta última etapa de la Enfermedad Renal. El nefrólogo llevará acabo la atención de la clínica y de la sintomatología en esta etapa realizando los cambios y ajustes pertinentes en la medicación con el fin de evitar o aminorar las complicaciones propias de esta etapa. El médico de Atención Primaria sin duda también juega un importante papel realizando pequeños ajustes y en muchas ocasiones, nexo de unión del paciente y su familia, con el especialista. El nutricionista intervendrá en la alimentación del paciente facilitando pautas alimenticias para el paciente y sus cuidadores, encaminadas a preservar la función renal y evitar complicaciones. La enfermería realizará intervenciones en cuanto a confort del paciente, la labor del trabajador social es de gran importancia en una etapa en el que sin duda pueden aumentar las cargas familiares y por último los cuidados paliativos ofrecerán la atención encaminada a evitar el disconfort del paciente y brindar atención a los familiares en estas situaciones. Cabe destacar que no en todas las unidades de nefrología se cuenta con un equipo multidisciplinar tan completo y que se hace necesario intentar que participen el mayor número de profesionales sanitarios.
Conclusiones
El TRC es una opción muy válida para aquellos pacientes que presenten elevada comorbilidad y en los que las técnicas de TRS no vayan a aportan ningún beneficio con respecto a su calidad de vida, pudiendo incluso empeorarla. También es una opción a considerar en aquello pacientes que por decisión o convicciones propias deciden evitar terapias médicas intensivas y recibir una atención centrada en la calidad de vida. El abordaje por parte de un equipo multidisciplinar es clave del éxito en la opción conservadora de la ERCA.