Donaciones de órganos y COVID-19


José Ignacio Badules. Enfermero y responsable de los cuidados Espirituales-Religiosos del Complejo Hospitalario de Navarra

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En concreto, en el año 2020 se registraron 35 donantes de órganos de personas fallecidas que se corresponde a una tasa de 53 donantes por millón de población, muy por encima de la media nacional que se sitúa en 37,4.

De los 35 donantes, 23 fueron por muerte encefálica y 12 en donación en asistolia controlada o Tipo III, “lo que supone la consolidación de un programa, que viene a aportar ya el 35% de los donantes”. A esto hay que añadir que se realizaron dos trasplantes renales procedentes de donante vivo. En siete ocasiones se tuvo que contraindicar la donación, por lo que no llegaron a ser efectivos. También hay que destacar la baja incidencia de negativas familiares a la donación.
Hay que favorecer la cultura de la solidaridad, la necesidad de formar e informar de las grandes posibilidades que hoy nos ofrece la ciencia, la técnica y la medicina, y de estar convencidos de esta maravillosa oportunidad de ser donantes en vida, sin que esto suponga ningún riesgo para nuestra salud ni vaya en contra de la ética natural ni de la moral cristiana.
Muchos enfermos necesitan de un órgano o tejido para seguir viviendo y otras personas se los donan después de morir de forma anónima y generosa.
Además, todos podemos estar hoy en la situación de necesitar un órgano y mañana ante la oportunidad de poder donarlo.
Nuestra sociedad es un ejemplo de solidaridad independientemente de la cultura o la religión de las personas que la componen. Prueba de ello es que España es el país del mundo con mayor tasa de donación. Esto nos proporciona el privilegio de tener mayor posibilidad de obtener un trasplante en caso de necesitarlo.
Sin embargo, cada día hay más personas que necesitan de un trasplante para poder seguir viviendo y la realizad es que aún hay enfermos que fallecen a la espera de recibir un órgano.
En España las actividades relacionadas con la donación de órganos y el trasplante están regidas por el Real Decreto 1723/2012 que garantiza la solidaridad, la gratuidad, el altruismo, la equidad y la confidencialidad en todo el proceso.

Dr. Roldán, nos podrías decir en un lenguaje sencillo qué tipos de Donantes de órganos y tejidos existen en estos momentos

Existen dos tipos de donantes según la procedencia del órgano o tejido: donante vivo y donante fallecido. La donación de órganos de pacientes fallecidos supone la gran mayoría en España.

Acláranos un poco más qué es o en qué consiste un donante vivo y un donante fallecido, en que se diferencian

• Donante vivo es aquella persona que realiza la donación en vida. Este tipo de trasplantes se realiza con la garantía de que la extracción no va a representar ningún problema de salud para el donante. Los donantes vivos más habituales son los de riñón, hígado, sangre de cordón umbilical y de médula ósea. El órgano procedente del donante vivo siempre irá dirigido a una persona concreta, que suele ser del entorno familiar, aunque no es imprescindible.

• Donante fallecido se denomina así a la persona que dona sus órganos o tejidos para que sean extraídos tras su fallecimiento. Los donantes fallecidos pueden ser por muerte encefálica (destrucción irreversible del cerebro) o donantes en asistolia (parada cardiaca irreversible). Estos donantes tienen que fallecer necesariamente en un hospital. Los órganos que se pueden donar son riñones, hígado, corazón, pulmones y páncreas. En cambio para ser donante de tejidos (fundamentalmente córneas, huesos y piel) no es absolutamente necesario fallecer en un hospital, pues los tejidos se pueden extraer aún habiendo pasado unas horas desde el fallecimiento.

Dr. Roldán, para los que somos profanos en este leguaje técnico de la medicina, explícanos para que lo entendamos, en qué consiste la muerte encefálica y la muerte en asistolia, en que se diferencian

Los donantes en muerte encefálica deben fallecer, concretamente, en unidades de Cuidados Críticos que disponen de los medios técnicos necesarios para mantener artificialmente la ventilación pulmonar y la circulación del donante. Cuando se cumplen todos los criterios legales de muerte cerebral es posible
declarar y certificar la muerte de una persona que mantiene circulación sanguínea y el funcionamiento de algunos órganos porque está conectada a un respirador artificial y recibe la medicación necesaria para mantener función cardiaca.
El diagnóstico de muerte cerebral precisa que tres médicos, distintos a los que van a participar en la extracción o trasplante, comprueben la ausencia completa de respuesta cerebral mediante exploración de reflejos de troncoencéfalo y pruebas instrumentales demostrativas de destrucción completa del cerebro. En estas circunstancias, los órganos se mantienen perfundidos y oxigenados hasta el momento de la extracción en quirófano.

En los donantes en asistolia, el fallecimiento se debe a una parada cardiorrespiratoria irreversible pese a maniobras de reanimación avanzadas. En estos casos se mantiene la perfusión de algunos órganos hasta el momento de la extracción mediante perfusión y enfriamiento con la ayuda de una sofisticada tecnología.

Una vez aclarados estos importantes conceptos de muerte, necesarios para la donación, que organización requiere este proceso

El sistema de donación y trasplante está organizado a tres niveles: nacional, autonómico y hospitalario, siendo este último la clave del proceso, ya que es aquella figura encargada de la detección, el mantenimiento del donante y el que contacta con las familias para consultar la voluntad del fallecido con respecto a la donación. En el proceso de donación y trasplante participan un gran número de profesionales.
Puede considerarse como una cadena, con posibilidad de romperse por cualquier eslabón, no alcanzándose así el objetivo final, el trasplante de órganos que tiene como objetivo salvar vidas.

Cuando se confirma la muerte del donante cual sería el siguiente paso

Desde que se produce la muerte hasta la extracción de órganos y tejidos, es muy importante que pase el menor tiempo posible, ya que se produce en el donante una serie de alteraciones secundarias al fallecimiento que dificultan el mantenimiento de la función de los órganos del cadáver. Se precisa una estrecha vigilancia por parte de los profesionales de cuidados intensivos para que los diferentes órganos lleguen al trasplante en las mejores condiciones posibles.

Me figuro, que uno de los pasos más delicados en este proceso, es hablar con la familia o con el tutor del donante, como lo hacéis

Uno de los pasos más delicados de este proceso es la entrevista de solicitud de donación, en la que el coordinador de trasplantes habla con la familia para conocer la voluntad del fallecido con respecto a la donación. Cuando el coordinador se acerca a una familia que acaba de perder a un ser querido, es preciso tener en cuenta la necesidad de establecer una relación de ayuda con ellos.
En los casos que la muerte ha sido violenta y/o accidental, un juez debe autorizar la continuidad del proceso de forma que no interfiera en el seguimiento de la causa judicial.

Cuando el coordinado hospitalario tiene recogidos y registrados todos los datos del donante y dispone de la autorización familiar y/o judicial, cuál es el siguiente o el último paso en todo este proceso

Se llama a la oficina central de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Aquí están centralizadas las listas de espera a nivel nacional de los pacientes a la espera de un trasplante, salvo los renales, ya que la distribución renal sigue unos criterios locales. Desde la ONT se realiza la distribución de los órganos, en base a unos criterios clínicos y territoriales basados en la equidad, justicia, gratuidad y confidencialidad. Una vez aceptados los órganos por los distintos equipos, desde la ONT se coordina el transporte de éstos con la mayor diligencia posible.

Sin donantes no hay trasplantes. Dr. Roldán ¿Está suficientemente concienciada la sociedad navarra? Y, ¿qué podemos hacer?

En los procedimientos de donación, los ciudadanos juegan un papel fundamental y pueden participar de forma directa a través de los siguientes medios:
• Expresando a sus familiares y allegados su voluntad de ser donante si llega el caso de fallecimiento, o bien dejando constancia en el documento de voluntades anticipadas.
• Donando, en vida, uno de los riñones o un fragmento de hígado a un familiar que lo necesite.
• Solicitando la tarjeta de donante de órganos o bien a la ONT (http://www.eresperfectoparaotros.com), o bien a ALCER NAVARRA (Teléfono 948 278 005).
• Haciéndose donante de médula ósea y de cordón umbilical.
• Mediante el consentimiento a la donación cuando pueda ser consultado sobre la voluntad de familiares fallecidos.

Felicitamos y agradecemos al Dr. José Roldán, y a su equipo todo el trabajo de coordinación en esta parcela tan importante como son las Donaciones de órganos y tejidos, y les deseamos para el futuro los mayores éxitos al servicio de la vida humana.
A los que necesitan y esperan un trasplante les deseamos y pedimos a Dios una pronta solución a sus problemas de salud, una solución que, en buena parte, depende de nuestra decisión de donar los propios órganos. Lo importante es estar convencidos de que nuestros órganos pueden ayudar a otras personas, que no dejemos que nuestros órganos, si sirven y ayudan a otras personas, se destruyan bajo tierra y nos coman los gusanillos o se vuelva cenizas cuando se incineran. Esto es lo más importante, y, como decía S. Juan Pablo II, el acto mayor de generosidad y solidaridad del ser humano hacia los demás, consiste en dar nuestros órganos cuando no los necesitemos.
En todo esto tenemos que ver y sentir la sabiduría de Dios, la capacidad de la inteligencia humana, las inmensas posibilidades que Dios ha puesto en nuestra naturaleza y las muchas cosas hermosas que podemos hacer en favor de estos enfermos, conociendo y administrando bien los recursos que Dios ha puesto en nuestras manos.
Nuestros cuerpos son de Dios, y nuestros órganos pueden seguir viviendo insertados en el cuerpo de otra persona, esta es la forma más admirable de colaborar al desarrollo y al crecimiento de la vida, al bien de nuestro prójimo y a la glorificación del amor generoso y sabio de Dios.