El glaucoma es una neuropatía óptica en la que existe una pérdida de tejido neuronal asociado a una remodelación del tejido conectivo en el nervio óptico. Generalmente es bilateral y asimétrico.
Es la primera causa de ceguera no reversible a nivel mundial. Afecta a casi un 3% de la población europea mayor de 40 años.
El glaucoma primario de ángulo abierto es la forma más frecuente y es sobre la que vamos a profundizar.
Entre los factores de riesgo encontramos:
- Presión intraocular elevada (PIO): es el principal factor de riesgo. De forma genérica, se considera PIO elevada cuando supera los 21mmHg.
- Raza negra: el riesgo es aproximadamente tres veces mayor y su curso más severo.
- Antecedentes familiares de glaucoma: tener un familiar de primer grado con glaucoma aumenta el riesgo de 3-10 veces.
- Edad avanzada.
- Grosor corneal central adelgazado.
- Presión de perfusión reducida: presión diastólica <55mmHg multiplica por 3 el riesgo.
- Miopía: aumenta el riesgo 2-3 veces.
Se trata de una enfermedad en la que el paciente permanece asintomático hasta fases moderadas-avanzadas. No aparecen signos como ojo rojo, dolor ni molestia ocular. Se va produciendo pérdida en el campo visual que típicamente comienza en periferia y va avanzando hacia zonas centrales, de manera que cuando el paciente consulta por disminución de agudeza visual, se encuentra en fase avanzada de evolución.
La mayor parte de pacientes asintomáticos en los que se diagnostica es gracias a revisiones con hallazgo incidental de esta patología. Por ello son cruciales las revisiones en población asintomática. En todo paciente se recomienda al menos una toma de PIO a partir de los 40 años y en caso de antecedentes familiares de glaucoma, una revisión de screening bianual por parte de un oftalmólogo.
El objetivo del tratamiento es frenar o ralentizar al máximo la progresión de esta patología de manera que genere la mínima discapacidad visual posible. Entre el arsenal terapéutico, como primera línea encontramos fármacos de uso tópico (prostaglandinas, beta bloqueantes, alfa2 agonistas e inhibidores de la anhidrasa carbónica) en monoterapia o en combinación. Para pacientes con mal control de la PIO a pesar del tratamiento tópico, existen opciones quirúrgicas en las que se intenta reducir la PIO gracias a la generación de fístulas o sistemas de drenaje. La trabeculectomía, considerada como la cirugía tradicional, está siendo sustituida cada vez más por la implantación de sistemas de drenaje mínimamente invasivos.
AUTORES
Mª José Vicente Altabás. FEA oftalmología H. Miguel Servet
Marta Ciprés Alastuey. FEA oftalmología H. Clínico Lozano Blesa
Lorena Arias Campo. FEA oftalmología H. Clínico Lozano Blesa
Silvia Crespo Aznárez. FEA Medicina Interna H. Clínico Lozano Blesa
Vanesa Alonso Ventura. FEA cardiología H. Miguel Servet
Mª Amparo Vicente Altabás. FEA Medicina Interna H. Alcañiz