Todos sabemos de un caso o hemos sufrido un accidente de tráfico. En el momento sin dolor y a las pocas horas o días notar un dolor en el cuello que incluso nos pude limitar nuestras actividades diarias. ¿Es grave?
Esta situación se denomina comúnmente esguince o latigazo cervical. Se trata de una lesión en las estructuras del cuello que se produce por un mecanismo de aceleración-desaceleración, que provoca un movimiento súbito de la cabeza hacia adelante, hacia atrás y en algunos casos inclinaciones laterales. Típicamente se produce por accidentes automovilísticos, aunque también puede producirse como lesión deportiva.
El latigazo cervical puede dañar distintas estructuras del cuello como ligamentos, músculos, vértebras, discos o nervios, aunque la mayoría de las veces está localizado solo en las fibras musculares en forma de espasmo pasajero.
¿Cuáles son los síntomas del latigazo cervical?
Los más frecuentes son dolor en el cuello con rigidez o espasmos asociados, con dificultad para mover y girar la cabeza. En ocasiones, puede aparecer dolor de cabeza, especialmente en la parte de atrás.
¿Debo acudir al profesional sanitario en todos los casos?
La mayoría de las veces no es necesario y los síntomas suelen desaparecer sin necesidad de tratamiento.
Es recomendable consultar a un profesional si presenta:
• Empeoramiento de los síntomas, que impidan realizar las actividades diarias como por ejemplo comer o vestirse.
• Si no hay mejoría de los síntomas en unas semanas tratándolo en casa.
• Falta de fuerza o sensibilidad en piernas, brazos u otra zonas.
¿Hay que realizar pruebas siempre?
Será el profesional el que decida si es necesario posterior a realizar una valoración clínica, en la mayoría de los casos no se suelen precisar. Entre las pruebas de las que disponemos se encuentran la radiografía, la resonancia o la tomografía computarizada.
¿Puedo hacer alguna cosa para mejorar los síntomas?
Suelen mejorar por sí solos en 2-3 semanas, pero las siguientes recomendaciones pueden resultar de utilidad para aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad:
• Aplicar calor local en la zona del cuello y los hombros. Esto puede ser a través de mantas eléctricas, sacos de semillas para microondas o compresas de agua caliente.
• Realizar ejercicios y estiramientos. Su profesional sanitario le enseñará cuales son los más adecuados, la técnica correcta y con qué frecuencia hacerlos. Intentar mantener la movilidad completa habitual del cuello, combatir las posturas rígidas y mantenerse activo físicamente es lo más recomendable puesto que ayuda a mantener el tono muscular y mejora la movilidad de las articulaciones.
• Debemos limitar nuestra vida lo menos posible, haciendo todas actividades personales y profesionales que podamos.
• En ocasiones, nos podemos beneficiar de tratamiento farmacológico consistente en analgésicos de primera línea como Paracetamol o Metamizol y si no hay contraindicaciones, antinflamatorios como el ibuprofeno o naproxeno en la etapa inicial más aguda. Si estos tratamientos no logran disminuir el dolor sería recomendable consultar a su profesional de salud.
¿Hay algo que deba evitar?
• Es importante evitar las posturas mantenidas (muchas horas sentados frente al ordenador), mantener alineada la cabeza y el cuello al dormir y no levantar incorrectamente mucho peso.
• Los collarines blandos o rígidos actualmente están desaconsejados. Sólo se usan en casos muy concretos.
¿Qué pasa si con estas recomendaciones no mejoro?
Si tus síntomas no mejoran o son más graves de lo habitual tu médico podría valorar introducir medicinas más potentes para el dolor o combinarlas con otros tratamientos como relajantes musculares. También podría ser útil iniciar un programa de fisioterapia.
En caso de ser necesario su médico le propondrá otros tratamientos.