Helicobacter pylori es una bacteria gramnegativa, con forma de espiral y flagelada que pertenece al phylum Proteobacteria, tiene una gran capacidad de supervivencia en el medio ácido gástrico, siendo una de las infecciones más extendidas en el mundo ya que la prevalencia supera el 50% de la población en algunas zonas.
La colonización por H. pylory, puede causar gastritis crónica, úlcera péptica, adenocarcinoma gástrico y linfoma MALT. Aproximadamente un 3% de los pacientes infectados por esta bacteria desarrollan cáncer gástrico, existiendo varios factores de riesgo en estos pacientes, como el bajo consumo de frutas y verduras (ricas en antioxidantes), el consumo de alcohol, de tabaco y la obesidad.
Aunque algunas personas no presentan sintomatología, los síntomas más comunes son ardor, reflujo gastroesofágico, saciedad precoz, dolor de estómago, anemia, pérdida de peso e hinchazón.
Pruebas para valorar si hay infección
Existen diferentes pruebas para evaluar si existe o no esta infección: prueba de aliento, análisis de sangre, heces o endoscopia, para ello se debe consultar al médico.
La primera línea de tratamiento está dirigida a su erradicación, siendo la terapia convencional la administración de inhibidores de la bomba de protones combinado con los antibióticos, amoxicilina y claritromicina.
En cuanto a la alimentación, tiene un papel clave, ya que una dieta blanda o de protección gástrica ayuda a que nuestro estómago trabaje menos. Esto contribuye a una mejor evolución, reducción/erradicación de los síntomas y recuperación de la mucosa y de las funciones gástricas, lo que evita posibles carencias nutricionales (de vitamina B12, vitamina C…).
Consiste principalmente en:
• Evitar alimentos integrales, por ello se tomarán cereales refinados como la pasta, el pan blanco, el arroz…
• Tomar tubérculos como la patata y el boniato.
• Se evitarán las verduras y frutas crudas. Por lo que se tomarán las verduras cocidas, en puré, en caldos… La fruta, se tomará en compotas sin azúcar, fruta cocida o asada sin piel o se podrá tomar el plátano maduro.
• Se desaconseja tomar la legumbre entera, se comprobará tolerancia en pequeñas cantidades, sin piel, en puré…
• Tomar carnes blancas (pollo, pavo, conejo), y pescados blancos (merluza, bacalao…) evitando las carnes rojas, procesadas y los pescados azules.
• El huevo se puede tomar si se tolera, aunque es aconsejable comenzar con la clara.
• Tomar lácteos naturales y poco grasos, como el yogur natural, quesos frescos…
• Utilizar grasas en pequeñas cantidades como el aceite de oliva.
• Tomar como bebidas: agua, infusiones y caldos y evitar: café, alcohol, zumos ácidos, bebidas gaseosas y té.
• Otros alimentos a evitar son los precocinados, las especias, el picante, salsas, cítricos, vinagres y tomar grandes cantidades de comida.
La dieta debe ser elaborada por un dietista-nutricionista para que sea adaptada al paciente, evitar carencias y conseguir que los síntomas mejoren.
Probióticos
Por último, la infección por H. pylori puede modificar la composición de la microbiota gástrica, aunque la interacción entre huésped, microbiota y H. pylori no es completamente clara. Sin embargo, los probióticos, definidos como microorganismos vivos, que cuando se administran en cantidades adecuadas confieren un beneficio a la salud del hospedador, si pueden mejorar la erradicación del H. pylori y reducir los efectos secundarios durante la terapia. Los más utilizados son Lactobacillus, como por ejemplo L. reuteri, y la levadura probiótica Saccharomyces boulardii, lo que abre una nueva ventana en la terapia, aunque es necesario más estudios sobre ello.