Hemorroides


Dr. Jorge Baixauli

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Los tejidos (o plexos) hemorroidales consisten en una red de vasos sanguíneos que se disponen a modo de “cojines”, y que se localizan en el interior o en el margen externo del canal anal. En función de su localización podemos hablar de plexos hemorroidales internos y externos, respectivamente.

Su disposición permite un cierre o sellado del canal anal, por lo que se les ha implicado en cierta medida en la continencia fecal. Además, durante la defecación, se hinchan de sangre y protegen el canal anal acolchándolo, volviendo a la normalidad cuando aquella finaliza.

Por lo tanto, la existencia de hemorroides en sí no es patológica, pues se trata de estructuras anatómicas con una función determinada. Sin embargo, ciertas alteraciones en su estructura (hinchazón o inflamación) o disposición, pueden producir determinados síntomas (sangrado, exteriorización de plexos internos, secreción, prurito, molestias) y dar lugar a la “enfermedad hemorroidal”.

Las hemorroides externas no suelen ser causa de problemas, salvo cuando a consecuencia de su tamaño producen molestias por roce, sensación de bulto, etc., o bien cuando se coagula la sangre en su interior, dando lugar a la formación de un trombo. Este se manifiesta como un nódulo azulado doloroso en el margen anal, cuya extirpación bajo anestesia local produce un rápido alivio.

Por otra parte, los plexos internos, que habitualmente se hallan fijos en el interior del canal anal, pueden perder su sujeción, produciéndose su deslizamiento y congestión, sobre todo durante el acto defecatorio. Esto se traduce en episodios de sangrado y exteriorización de las hemorroides (lo que llamamos prolapso).

Estreñimiento crónico

El estreñimiento crónico y sobre todo la realización de esfuerzos durante la evacuación son los principales responsables de este proceso, si bien los episodios de diarrea frecuente o situaciones puntuales como embarazo, parto prolongado, ejercicio enérgico, levantar objetos pesados, etc. también pueden predisponer a ello.

La prevención de estos problemas, e incluso el tratamiento inicial, pasa en primer lugar por evitar estas condiciones o situaciones que los provocan. La corrección de todo tipo de desórdenes defecatorios es la clave para una eficaz prevención de la enfermedad hemorroidal. Una dieta equilibrada, rica en fibra, con una ingesta hídrica adecuada, resolverá la mayor parte de los casos de estreñimiento. En ocasiones será conveniente la asociación de un agente formador de volumen (psyllium, plantago ovata) u otros laxantes, siempre habiendo descartado primero otras posibles causas patológicas de estreñimiento. El ejercicio físico moderado diario resulta un excelente apoyo en la normalización del ritmo intestinal.

La ingesta de ciertos “tóxicos”, como especies, picantes, café, alcohol, etc. pueden favorecer también la aparición de sintomatología hemorroidal, aunque sea de forma más puntual.

Tanto o más importante en la prevención de la enfermedad hemorroidal es la realización de un acto defecatorio correcto. Ha de evitarse deposiciones prolongadas y, sobre todo, el esfuerzo defecatorio intenso y repetido.

Tratamientos

La aplicación tópica o intraanal de cremas, pomadas, supositorios, etc. compuestos por antinflamatorios, corticoides, venotónicos, anestésicos locales, etc., ayudan a disminuir las molestias. Estos tratamientos pueden ser eficaces en los casos de nueva aparición o bien para aliviar las crisis agudas. Sin embargo cuando los síntomas presentan una larga evolución o una mayor severidad (sangrado profuso, prolapso frecuente y difícilmente reductible) serán insuficientes.

Llegado este punto conviene advertir que pese a un más que aparente origen hemorroidal de un sangrado rectal, nunca se puede descartar con seguridad otras causas (inflamatorias, neoplásicas,…) sin la realización de un examen más proximal (endoscópico o radiológico). La edad, síntomas asociados, antecedentes personales y familiares, etc., ayudarán al especialista en la elección de la exploración más adecuada.

El siguiente escalón en el tratamiento de la patología hemorroidal lo constituyen una serie de técnicas sencillas y poco agresivas, que en su conjunto pueden controlar la mayoría de los síntomas en un porcentaje muy elevado de casos.

El objetivo de éstas es restaurar la fijación y en ocasiones incluso efectuar una extirpación parcial del/los plexos internos responsables del prolapso o sangrado. Estos procedimientos se efectúan en la consulta sin requerir anestesia, con bajo riesgo y escasas molestias para el paciente. Se trata de la Escleroterapia, la Fotocoagulación con Infrarrojos, y la Ligadura con Banda Elástica.

Cuando estos métodos fracasan o en casos de sintomatología severa y muy avanzada (lo que viene determinado sobre todo por el grado y la irreductibilidad del prolapso), la extirpación de los plexos patológicos (hemorroidectomía) es la mejor opción. La hemorroidopexia con grapadora es una nueva técnica que aporta ventajas en cuanto al dolor postoperatorio, aunque con peores resultados a largo plazo en cuanto a reaparición de los síntomas.