El ictus o accidente cerebro vascular, es un problema bastante frecuente en personas mayores de 70-75 años. Tiene una significativa morbi-mortalidad y gran potencialidad de ocasionar secuelas funcionales permanentes. Sin embargo, si se consigue identificar y tratar en menos de 3 horas desde su inicio, las posibilidades de recuperación total son grandes.
Por esto se considera al ictus una “enfermedad tiempo-dependiente” siendo muy importante identificar sus síntomas lo antes posible para “activar” telefónicamente (112) de manera inmediata (por las personas del entorno del paciente), el denominado “código ictus”, propiciando así la atención rápida de los Servicios de Urgencia Extrahospitalaria. Si cumple los criterios del código trasladarán al paciente a una Urgencia Hospitalaria para diagnóstico definitivo y tratamiento en su caso.
Ahora bien, como sospechar que estamos ante un ictus?
Existe una herramienta muy útil para una rápida evaluación de un paciente en el que sospechamos de un accidente vascular cerebral; se trata de la escala de Cincinnati y tiene por objeto identificar pacientes con ictus que puedan ser candidatos a recibir tratamiento.
Consiste en la evaluación de 3 sencillos puntos que nos ayudaran de manera significativa a predecir si estamos ante un caso de ictus. Con esta sencilla escala evaluaremos: asimetría facial, disminución de la fuerza o torpeza en una o las dos extremidades del mismo lado y lenguaje anormal de la siguiente manera:
1. Pídele que levante los dos brazos
Si siente debilidad en alguna de sus extremidades, ya sean brazos o piernas, pídele que levante ambos brazos a la vez o que se siente y levante las dos piernas al mismo tiempo. De este modo podrás comprobar si hay algo inusual. Si no puede levantar tanto uno como el otro por falta de fuerza estaremos ante un probable síntoma de ictus. Llama a emergencias.
2. Haz que sonría
Otro de los síntomas más habituales de ictus es la parálisis facial. A veces puede ocasionar pérdida de visión, pero esta resulta más difícil de identificar. Simplemente pidiéndole que sonría podrás comprobar si la comisura de sus labios se tuerce hacia uno de los lados dejando el otro prácticamente inmóvil. Una boca torcida puede ser un síntoma de parálisis facial y suele venir acompañada de una sensación de acorchamiento u hormigueo.
3. Valora el lenguaje, pregúntale cosas concretas
La dificultad en el habla y el entendimiento es también un síntoma común. Para comprobar que está teniendo problemas de comunicación señala un objeto (bolígrafo, televisión, periódico…) y pregúntale “¿Qué es?”. Si al responder cambia el orden de las sílabas o pronuncia mal el nombre del objeto podría ser un síntoma de ictus. Si todavía te surgen dudas pregúntale a tu interlocutor “¿Qué está sucediendo a tu alrededor?”, para que describa la situación (dónde está, qué está haciendo, con quién…) y si responde entrecortado o se explica sin coherencia no lo pienses más y llama a emergencias. Algo no funciona correctamente. En los casos más graves puede existir un mutismo o incapacidad para emitir ninguna palabra.
Cómo interpretar lo que estamos viendo?
Si UNO de estos tres signos es anormal, la probabilidad de ataque cerebral es del 72%, en cambio si DOS de los tres es anormal las probabilidades se elevan hasta un 85%.
Por ello, ante la detección de uno solo de los signos explorados la actuación es la de llamar sin demora alguna a emergencias (112) y explicaremos con claridad nuestra sospecha de estar ante un Ictus.
Recuerda que no suelen manifestarse todos los síntomas, uno solo ya requiere una llamada a urgencias.
Y mientras llega la ambulancia?
Acomoda al enfermo, aflójale la ropa y deja espacio a su alrededor para que respire bien. Procura que esté tumbado de lado, con la cabeza ligeramente levantada, para evitar un ahogamiento si hay vómitos.
No le des líquidos ni alimentos para evitar atragantamientos.
Si ante los primeros síntomas reaccionamos con rapidez podemos minimizar e incluso evitar por completo las consecuencias del infarto cerebral.
Siguiendo los pasos descritos sabremos si debemos activar un Código Ictus y conseguir que la atención médica más adecuada llegue cuanto antes.
La rapidez es vital: según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), un tratamiento precoz podría salvar las vidas de más de 6.000 personas al año.