Incidencia de las lesiones de espalda baja en el personal sanitario


Ricardo Castellano Sánchez, Cristina Caballero García, Piedad Fleta Cubero y Ana Cristina Lasheras Ginés.

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El papel del celador y el riesgo de desarrollar patologías lumbares es un tema relevante. En su labor cotidiana, el celador maneja y transporta cargas de diversas características. Diversos factores como la ausencia de información sobre ergonomía, la fisiología del propio trabajador, el estrés y la falta de sincronía con os compañeros a la hora de realizar los cambios de posición al paciente, contribuyen a que con el tiempo se presenten patologías lumbares debido a la fatiga o a la manipulación inadecuada de las cargas.

Haciendo referencia a estudios consultados de mutualidades y aseguradoras, en torno al 70% de la población laboral que manipula cargas resulta afectado por patologías lumbares entre leves y moderadas. De ese 70% casi un 30% termina degenerando en patologías graves que, laboralmente, generan un coste altísimo en bajas laborales e invalideces profesionales.

Las políticas de prevención de riesgos laborales y educación postural y de manejo de cargas son fundamentales para el cuidado fisiológico del personal laboral.

El celador y el TCAE en el ámbito laboral es el candidato ideal a la lesión lumbar si no se aplican las políticas anteriormente mencionadas. 1

Las principales dolencias del celador en el desempeño de su trabajo suelen ser tres:

  1. Las relacionadas con las muñecas. Esguinces de muñeca, síndromes del túnel carpiano.
  2. Las relacionadas con los hombros. Dolor crónico de los manguitos rotadores. Síndrome del supraespinoso.
  3. Las relacionadas con la zona lumbar. Lumbalgias en distinto grado. Hernias discales. Síndrome de dolor pseudo-ciático.

Definiciones y consideraciones a tener en cuenta

Lumbalgia

La lumbalgia es el dolor localizado en la parte inferior o baja de la espalda, cuyo origen tiene que ver con la estructura musculoesquelético de la columna vertebral. Se caracteriza por aparición de dolor muscular en la zona lumbar (Vertebras L1-L5), que conlleva un aumento del tono y de la rigidez muscular.2

Según el National Institute for Occupational Safety and Health (Niosh), se favorece la aparición de este síntoma en las acciones donde se involucran movimientos de flexión o la combinación de flexión con torsión del tronco, así como los trabajos donde las acciones sean repetitivas.

Entre las causas “identificables” de lumbalgia posiblemente esté la hernia de disco en la zona lumbar. Aunque hay que decir que se abusa un poco del diagnóstico de ‘hernia discal’ como causa del dolor. Hay estudios con tomografía axial computarizada (TAC) o resonancia magnética nuclear (RMN) que demuestran que un 20 o 24% de hernias discales son asintomáticas.

Según la Fundación Kovacs, el dolor de la lumbalgia aparece por un mecanismo neurológico que implica la activación de los nervios que transmiten el dolor y el desencadenamiento de la contractura muscular y la inflamación. En la mayoría de los casos no se puede llegar a averiguar la causa inicial que lo desencadena, y se atribuye a dolor por contractura o sobrecarga muscular.

Las causas más frecuentes son las de origen mecánico como la alteración de la estática vertebral (escoliosis), contracturas musculares (por sobrecarga mecánica o tensional), problemas degenerativos del disco intervertebral o de las articulaciones posteriores vertebrales.

En el caso del celador, la manipulación incorrecta del paciente debido a una mala posición, el sobrepeso del paciente, la dificultad para agarrarlo y el movimiento de torsión o el esfuerzo en arrancada, añadido a la falta de coordinación con los compañeros, en ocasiones suelen producir el denominado “enganchón” lumbar caracterizado por un fuerte dolor localizado, punzante del tipo “se corta la respiración” y se produce la temida contractura lumbar con el consecuente dolor intenso conocido coloquialmente como “ dolor de riñones”.

Existen otros factores intrínsecos en el celador, que pude acarrear patologías vertebrales previas (protusiones discales e incluso hernias)3, lo cual obligará a tomar medidas para acometer el trabajo diario. El uso de las fajas lumbares de sujeción está indicado para el mantenimiento de la lesión lumbar y para prevenirla, en cualquier caso.

El posicionamiento correcto, el anclaje al suelo con las piernas flexionadas, la aproximación al cuerpo de la carga disminuyendo el centro de gravedad, la técnica de sujeción del paciente no colaborador y otras consideraciones como la sincronización con el compañero a la hora de iniciar el movimiento, son importantes a la hora de comenzar la fase de cambio de posición del enfermo.

Contractura muscular

Una contractura muscular es una tensión o rigidez excesiva en las fibras musculares que impide que el músculo vuelva a relajarse. Se producen debido a una sobrecarga del músculo, que puede haber sido causada por una lesión o esfuerzo excesivo. La contractura aparece cuando una serie de fibras musculares se contraen de manera involuntaria y permanente, lo que deriva en un dolor localizado, entumecimiento, reducción del rango de movimiento y pérdida de funcionalidad del miembro afectado.3

Se pueden tratar y mejorar con técnicas de masaje, estiramientos, ejercicios específicos y con fármacos antiinflamatorios.

En el caso de los celadores y TACS son muy comunes debido al sobreesfuerzo, mala posición y movimientos no previsibles que ocurren durante la manipulación y recolocación de los pacientes encamados.

En la mayoría de los casos una correcta anticipación al movimiento, una perfecta sincronía con el compañero a la hora de realizar el movimiento y una correcta colocación postural es suficiente para llevar a cabo satisfactoriamente la maniobra de colocación – transporte del paciente.

El esguince y la distensión muscular

El esguince (torcedura) y la distensión muscular son dos lesiones relacionadas, pero levemente diferentes.

Si los ligamentos, o las tiras de tejido que conectan los huesos en una articulación, se estiran o se desgarran, se produce un esguince (o torcedura).

Si un músculo o un tendón, las tiras de tejido que conectan los músculos con los huesos, se estiran o se desgarran, esto se conoce como distensión muscular. 4

Normalmente se producen en las muñecas, debido a la fuerza extra que hay que realizar con pacientes encamados que no pueden colaborar en el movimiento, obligando al celador y TCAE a realizar un sobreesfuerzo en ambas muñecas. En esta situación hay que poner especial cuidado, ya que podemos perder el control de paciente y provocar una caída.

Las 3 operaciones causantes de las lesiones musculares

1. Traslado del paciente de la camilla a la cama y viceversa. El uso del Transfer.

El Transfer es un dispositivo en forma de camilla plegable y de un material rígido plástico que, colocándolo bajo el paciente, nos permite deslizar a este desde una superficie a otra que esté en el mismo plano. Se utiliza para transferir al paciente de la camilla de la ambulancia, a la camilla intrahospitalaria, también para trasladarlo desde la camilla de urgencias a una cama y para transferir al paciente de la cama o camilla a los TAC, Scanners o salas de Rayos X.

En este tipo de traslado es habitual tirar de cuadrado lumbar para hacer la tracción en arrancada y transferir al paciente en un movimiento rápido, uniforme y lo más suave posible. Movimiento causante de posibles lumbalgias.

Es muy deseable utilizar fajas de cuero o algún material rígido para recoger la zona visceral y lumbar y poder hacer esfuerzos sin riesgos de hernia o contractura lumbar.

2. Traslado del paciente de la cama al sillón de descanso y viceversa.

El celador se encuentra con pacientes poco colaborativos, faltos de fuerza y equilibrio y en ocasiones reactivos al movimiento debido a su falta de confianza y temor a la caída. El celador suele agarrar al paciente por los pantalones a la altura de la cadera, debiendo hacer mucha fuerza para levantarlo en vilo mientras realiza el giro que lo orientara a sentarse en el sillón de descanso. En esta operación es muy fácil descompensarse y forzar sobremanera las articulaciones de las muñecas por lo que escoger el momento exacto de aplicación de la fuerza en perfecta sincronía con el compañero es decisivo, para nuestra seguridad y para provocar la menor molestia por presión excesiva al paciente.

3. Traslado del paciente de la cama/camilla al TAC – Scanner / Radiodiagnóstico. Superficies rígidas.

Se realiza básicamente como en el apartado 1, teniendo además en cuenta que la superficie sobre la que se va a desplazar al paciente es rígida, y podemos hacerle daño al transferirlo. Avisaremos y explicaremos al paciente la maniobra que vamos a realizar, tranquilizándole y transmitiéndole confianza sobre la operación.

Haremos hincapié en la importancia de compartir y explicar al paciente la operación que vamos a realizar. Con palabras sencillas, mirándole a los ojos, con una sonrisa y ademán de ayuda y servicio. No hay que olvidar que el paciente atraviesa por un estado de vulnerabilidad, incertidumbre, miedo e indefensión al estar hospitalizado y nuestra actitud firme, lenguaje y trato amable y tranquilizador puede ser determinante.

Por otra parte, el mantenimiento preventivo de los dispositivos de transporte (camillas, camas eléctricas, etc.) especialmente aquellas que hayan de ser empujadas por el personal hospitalario es vital para no realizar sobreesfuerzos en la dirección de las mismas. Una simple rueda trabada en una cama puede hacer el transporte de un enfermo una auténtica pesadilla en la conducción, viéndose obligado el operario a realizar una fuerza constante de oposición al movimiento natural de la marcha.

Un mínimo coste de revisión y mantenimiento continuado de las camillas/camas evitaría a la larga lesiones en los operarios que las usan a diario.

Conclusión

El traslado y el cambio de posición del paciente son procesos que se realizan a diario en el centro de salud y hospitales. El conocimiento de los protocolos en el traslado y las técnicas asociadas a los cambios de posición del paciente, son indispensables para el celador y el TCAE.

Realizados correctamente y en colaboración, proporcionarán al enfermo un trato correcto que se traducirá en bienestar en la estancia hospitalaria, haciendo más llevadera la misma e influyendo positivamente en el proceso de recuperación del enfermo.

El correcto uso del material de transporte y las ayudas pasivas prevendrán las lesiones musculares y ligamentosas derivadas de la manipulación de cargas y pacientes.

AUTORES:

Ricardo Castellano Sánchez. Celador Hospital Miguel Servet.

Cristina Caballero García. Auxiliar Administrativo Hospital Nuestra Señora de Gracia.

Piedad Fleta Cubero. Celadora. Hospital Nuestra Señora de Gracia.

Ana Cristina Lasheras Ginés. Enfermera Hospital Clínico Lozano Blesa.

BIBLIOGRAFÍA

  1. [Internet]. Disponible en: celadores.org
  2. Osakidetza y Departamento de Sanidad Administración de la CCAA. del País Vasco. Guía de Práctica Clínica sobre Lumbalgia. [Internet]. Disponible en: https://www.euskadi.eus/gobierno-vasco/-/libro/guia-de-practica-clinica-sobre-lumbalgia/ Vitoria-Gasteiz 2007.
  3. Kapandji AI. Fisiología articular: esquemas comentados de mecánica humana. Vol. 3. 6ª ed. Madrid: Médica Panamericana; 2008. ISBN: 9788498354614.
  4. Temario Instituto Aragonés de Osteopatía. Quiromasaje Terapéutico y deportivo. Dr. Javier Imaz. 2011;Enero (2):93-101.