Incompatibilidad RH y embarazo


Silvia Goldáraz Busto. Enfermera obstétrico ginecológica. Nº Colegiada 26/4381

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La incompatibilidad Rh es una afección que surge en el embarazo. Ya desde la primera consulta se solicita la primera analítica de sangre en la que es fundamental determinar el grupo sanguíneo y Rh de la madre.

El factor Rh es una proteína (antígeno D) presente en la superficie de los glóbulos rojos (hematíes) de la sangre. Si la persona es portadora de esta proteína, es Rh positivo; por el contrario, si no es portadora, es Rh negativo.
Cuando se combinan los grupos sanguíneos de la madre Rh negativo y el padre Rh positivo es cuando puede existir riesgo de incompatibilidad.
Si el factor Rh del bebé es negativo como el de la madre no hay problema. Pero si el bebé hereda el factor positivo del padre, los glóbulos rojos del feto son detectados por el cuerpo de la madre que los identifica como sustancias extrañas. Esto desencadena en la madre una respuesta inmunológica, que comienza a producir anticuerpos contra los glóbulos Rh positivos del bebé.

No existe riesgo de incompatibilidad de Rh en el primer embarazo

Con el primer embarazo no suele haber problema ya que la sangre del feto no entra en el sistema circulatorio de la madre. Además el organismo de la madre necesita tiempo para crear los anticuerpos. Todavía la madre no está sensibilizada. Por tanto, el primer bebé raramente se ve afectado salvo que haya habido abortos anteriores o situaciones de riesgo previas (por ejemplo, una amniocentesis).
Sin embargo, durante el parto, la sangre de la madre y la del bebé pueden entremezclarse. De tal manera que la madre queda ya sensibilizada (ha producido una cantidad considerable de anticuerpos). Por tanto, el riesgo se incrementa en posteriores embarazos (siempre que el feto también sea factor Rh positivo).

Síntomas

Los anticuerpos de la madre atraviesan la placenta y producen destrucción de los glóbulos rojos fetales (hemólisis). La incompatibilidad Rh puede causar síntomas que van de muy leves a graves. Puede provocar anemia, ictericia (aumento de bilirrubina), hipotonía, retardo psicomotor hasta incluso la muerte fetal. En un 25 % de los casos se puede presentar en forma grave con síntomas como agrandamiento del hígado o del bazo e hinchazón generalizada, conocido este fenómeno como “hidrops fetal”.
Esta afección se conoce con el nombre de “enfermedad hemolítica del recién nacido” o “eritroblastosis fetal”.

Test de Coombs

Es una prueba que permite detectar desde el principio del embarazo si la madre ha comenzado a generar anticuerpos. Se realiza través de una muestra de sangre de la madre en el primer trimestre Para ello se realiza el “Test de Coombs Indirecto”. Esta prueba se repite en segundo y tercer trimestre.
Tras el parto, se realiza al recién nacido el “Test Coombs Directo” (a través de una muestra de la sangre del cordón umbilical), con el fin de detectar anticuerpos unidos a los glóbulos rojos del bebé.

Profilaxis y tratamiento

Para prevenir la sensibilidad producida por la incompatibilidad Rh se utilizan inmunoglobulinas especiales llamadas RhoGAM.
A toda mujer embarazada Rh negativo no sensibilizada o Rh desconocido, se le administrará una inyección de gammaglobulina anti-D intramuscular en estas situaciones:
• En la semana 28 de embarazo: para prevenir la fabricación de anticuerpos durante el parto.
• En situaciones en las que la sangre de la madre pueda mezclarse con la del bebé: aborto, mola o embarazo ectópico.
• Dentro de las 72 horas después del parto si el recién nacido es Rh positivo. Para impedir que la madre genere anticuerpos de cara a futuros embarazos.
• Ante situaciones de riesgo como la amniocentesis, la biopsia de vellosidades coriales o un traumatismo abdominal.
Si la mujer ya ha desarrollado anticuerpos, el embarazo deberá ser controlado estrechamente en consultas de alto riesgo obstétrico.
Únicamente en casos excepcionales si la incompatibilidad es muy grave y puede poner en riesgo al bebé se realizan transfusiones de sangre llamadas “exanguinotransfusiones” durante la gestación y después del parto. Estas reemplazan hematíes sensibilizados del bebé, corrigen la anemia fetal, retiran exceso de bilirrubina y aportan albúmina, útil para favorecer la eliminación de bilirrubina.