La alimentación en pacientes oncológicos con neutropenia


Cristina Somavilla Luengo. Enfermera de Hematología. Complejo Hospitalario de Navarra

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Los neutrófilos constituyen el 70% de los glóbulos blancos, los cuales, se encargan de nuestra principal defensa celular. Un descenso significativo de dichas células en el organismo aumenta el riesgo de infecciones.

Los pacientes oncológicos sufren de este descenso de las defensas aproximadamente 7 días después del inicio de cada ciclo de quimioterapia. Los alimentos y el agua constituyen una importante fuente de contaminación, por ello son aconsejables unas recomendaciones dietéticas adecuadas para prevenir posibles complicaciones infecciosas.

¿Qué es la neutropenia?

La neutropenia es definida por la “Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas” como un recuento absoluto de neutrófilos menor de 500 mm3. También es definida por dicha asociación como un recuento de neutrófilos menor de 1000 mm3 si se prevé un descenso menor o igual de 500 mm3 en las siguientes 48 horas.
La “Organización Mundial de la Salud” clasifica la neutropenia en tres niveles:
Leve: 1000-500 neutrófilos/µL
Moderada: 499- 100 neutrófilos /µL
Grave o profunda: menos de 99 neutrófilos /µL

Recomendaciones alimentarias

Manipulación de alimentos
Se considera fundamental la higiene a la hora de preparar, manipular o tomar alimentos, por ello se recomienda:
Lavado de manos con agua y jabón antes y después de la preparación de los alimentos para evitar su contaminación. Al igual que antes y después de cada comida.
Lavar cuidadosamente las frutas antes de que sean peladas.
Las superficies alimentarias y cubiertos deben estar en buenas condiciones higiénicas, asegurando su correcta limpieza antes y después de su manipulación.
La cocción debe alcanzar una temperatura superior a 70º C, hasta que los alimentos estén completamente cocidos.
Se admiten productos comerciales que tengan un precintado hermético.
Descongelar los alimentos dentro del frigorífico.
No romper la cadena de frío congelando un producto ya descongelado previamente.
Preservar aquellos productos que precisen frío a 4º C.

Alimentos desaconsejados
Se aconseja evitar los siguientes productos alimenticios para evitar riesgos de futuras infecciones:
Alimentos poco cocinados o crudos como por ejemplo el pescado crudo.
Frutas y verduras crudas que no puedan ser pelados o lavados adecuadamente. Ejemplos: fresas o ensaladas crudas.
Lácteos no pasteurizados que no puedan asegurar que estén libres de gérmenes, aconsejando que sean envasados .Verificar en el etiquetado de los productos para poder identificar los que si han pasado por dicho proceso.
Embutidos curados que no hayan pasado por un proceso de cocinado.
Alimentos muy condimentados o irritantes como ácidos o picantes.
Evitar todo tipo de mariscos.
Cremas que contengan huevo duro, o mayonesas caseras que no hayan podido pasar los controles necesarios para poder asegurar que son productos seguros.

Recomendaciones para su rutina diaria
El agua se debe tomar embotellada o hervida, sobre todo fuera de las comidas principales, en pequeñas cantidades.
Intentar que los alimentos tengan una presentación adecuada, sobre todo para aquellas personas que tengan poco apetito.
Evitar comidas muy calientes.
A la hora de las comidas es preferible que el entorno sea tranquilo, evitando posibles distracciones.
Tomar alimentos de forma frecuente y en pequeñas cantidades para una mejor tolerancia.

Higiene bucal
Es fundamental una higiene adecuada después de las comidas con cepillos de cerdas y pasta de dientes suaves.
Examinar la mucosa oral de forma diaria para identificar posibles lesiones.
Se desaconseja el uso de seda dental o enjuagues bucales de base alcohólica.