Habitualmente, cuando describimos las ventajas de los implantes dentales frente a otras técnicas de restauración dental, nos centramos sobre todo en los aspectos médicos y técnicos. Es una tarea necesaria para explicar a los pacientes las claves de un tratamiento complejo y avanzado.
Es bueno que las personas conozcan el proceso en todos sus detalles. Primero, con el objetivo de que puedan tomar la decisión más adecuada entre las distintas opciones terapéuticas, y de acuerdo con el consejo del especialista. Y segundo, para que sepan qué intervenciones se van a realizar en su boca y cuáles serán los resultados.
Por eso, resulta muy relevante que los pacientes tengan ciertas nociones acerca de qué es un implante dental, qué tipos de implantes existen, por qué a veces es necesaria la regeneración ósea, qué técnicas quirúrgicas cabe aplicar en cada caso o qué papel desempeña la planificación digital.
En consecuencia, intentamos hacer una buena labor divulgativa, tanto en la consulta como en los distintos medios de comunicación que hoy se pueden utilizar.
Sin embargo, en este artículo quiero detenerme un poco más en otro apartado nuclear de la implantología dental, su dimensión humana. Gracias a los implantes, el paciente recupera aspectos emocionales que consideraba que había perdido. Dichos aspectos son los que quedan realmente patentes cuando, por ejemplo, grabamos testimonios a algunas de las personas que han depositado su confianza en nosotros.
“Ahora puedo comer de todo”
En estos testimonios también suelen hacer referencia a las cuestiones técnicas e incluso mencionan términos que conocen por nuestras explicaciones. Pero lo que de verdad les preocupa es lo que tiene que ver con la vida cotidiana, hábitos o acciones que habían dejado de disfrutar por el deterioro de la dentadura o de su imagen física.
Muchos de ellos hablan de recuperar el placer de comer, sobre todo aquellos alimentos que requieren contar con buenos dientes. Son habituales las frases “estoy encantado porque ahora puedo comer de todo”, “llevaba más de diez años sin comer un bocadillo”, o “antes, sentarme a la mesa con otras personas era un suplicio porque no podía comer de casi nada, y ahora es una maravilla”.
“Ahora no dejo de sonreír”
Casi todos, al mismo tiempo, expresan su alegría por poder mostrar su boca abiertamente. “Me he pasado años tapándome la boca para que la gente no viera cómo estaban mis dientes, y ahora no dejo de sonreír”. “Siempre tenía la boca cerrada, como si estuviera serio todo el día. Desde que me han hecho la intervención, no paro de enseñar los dientes”.
Rejuvenecimiento del rostro
El rejuvenecimiento del rostro es otro rasgo que bastantes pacientes destacan. “Parecía que tenía diez años más. Noto una gran diferencia, como si fuera otra persona”. “Fíjate si se me nota el cambio que el otro día me encontré con una conocida y me dijo si me había hecho un lifting de cirugía estética. Y yo le contesté que no, que solo me he arreglado los dientes”.
Recuperación de la autoestima
Como solemos decir, los pacientes han recuperado la salud bucal, una mejora que por supuesto es una de nuestras primeras metas. Y por añadidura, han recobrado su autoestima y su capacidad de interacción social, lo que nos llena de una gran satisfacción.
La mejora de los protocolos de trabajo, la aparición de nuevas técnicas y la aplicación de la tecnología, la reducción del tiempo del tratamiento, las garantías o el enfoque sobre la estabilidad primaria de los implantes, son apartados que nos han permitido mejorar en gran medida el proceso y el resultado final. Pero no menos importante es constatar día a día que contribuimos en una pequeña medida a hacer que las personas sean más felices con la superación de sus patologías.