La educación en los niños: premios y castigos


Maite Pascual Vergara . Psicóloga Gabinete Psicológico Maite Pascual Vergara

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Un niño aprende la mayor parte de las cosas que conocerá en su vida desde que nace hasta los cinco años, y este aprendizaje queda grabado profundamente porque se adquiere en una etapa del desarrollo que está estrictamente vinculada a las necesidades afectivas. Encontrar el punto medio para criar a un niño no es fácil. La disciplina demasiado severa y rígida no permite la independencia y atenta contra la creatividad, en tanto que la falta absoluta de límites puede acarrear todavía peores consecuencias.

En este sentido la psicología se ha preocupado mucho de cómo educar a nuestros hijos de forma que se conviertan en las personas que deben ser; felices, conscientes de sí mismos, respetuosos, motivados y capaces.

Premio o castigo ¿Cuál es la estrategia más eficaz?

Los premios constituyen unos estímulos que se utilizan y se aplican para aumentar conductas en la educación de los niños. Ver la tele, recibir dinero, ir de excursión, las sonrisas, abrazos, elogios, etc. son premios. Dar a un niño un euro cuando acabe de hacer sus deberes o ver la tele cuando ordene su habitación, serían ejemplos del uso de una recompensa o premio. Los premios que más motivan y que mantienen las conductas más tiempo son la alabanza, la atención, el cariño y el afecto, la preocupación por sus cosas, etc.…

La psicología se ha preocupado mucho por el mal uso y abuso que se hace del castigo, ya que esto favorece problemas en niños y adolescentes. El castigo frecuente no se asocia con mejor conducta, al contrario, tanto el castigo físico como verbal (reprimendas) pueden incrementar las propias conductas (desobediencia, agresión) que los padres desean suprimir. En cualquier caso castigar a un niño no es la mejor manera de educarlo. Mediante el castigo, pese a que la conducta se extingue de manera puntual, la raíz del problema no se soluciona y son muchos los niños que, pese a haber sido castigados por una conducta, siguen haciéndola cuando pueden o cuando creen no ser vistos.

En otras palabras, los efectos del castigo son momentáneos. El castigo no provoca el desaprendizaje del comportamiento que se desea modificar ni ofrece una alternativa más adecuada y ello hace que la conducta tienda a repetirse.

¿Siginifica esto que no se debe utilizar el castigo en la educación de nuestros hijos?

Por supuesto que debe utilizarse, pero no de cualquier forma, el castigo físico y la reprimenda no educan, si debemos utilizar el castigo debemos saber cómo:

1.Hay que informar al niño de cual o cuales van a ser las conductas a castigarse.

2. Debe igualmente informársele de cuál será el castigo a la conducta concreta.

3. El castigo se aplicará en la primera oportunidad que el niño emita la conducta y cada vez que lo haga. Esto implica que se debe castigar siempre y no a veces.

4. La aplicación del castigo debe ser lo más próximo posible (en tiempo) a la emisión de la conducta en cuestión.

5. El castigo debe ser siempre de la misma intensidad y no depender del estado emocional de quién lo aplica.

6. No se debe generalizar el castigo, debe aplicarse de forma individual y dependiendo de las características del niño.

7. Padre y madre deben de estar de acuerdo cuando premian o castigan.

Cómo eliminamos conductas problemáticas

  • El retiro de atención.
    Esta técnica consiste en dejar de prestar atención al niño cuando está haciendo la conducta problemática. Si sólo nos fijamos en el niño con regañinas y reproches él tenderá a portarse mal para recibir nuestra atención.
  • El refuerzo de conductas incompatibles con la conducta a eliminar.
    Consiste en reforzar al niño sólo las conductas contrarias con la conducta problemática. Si el niño se levanta sistemáticamente de la mesa cuando está comiendo, utilizaremos el refuerzo positivo cuando realice la conducta de estar sentado en la mesa.
  • El aislamiento.
    Significa colocar al niño en un lugar que no exista ninguna posibilidad de recompensa, durante un período de tiempo fijado de antemano que, en general, no excederá de 2 a 5 minutos.
  • El retiro de recompensas.
    Cuando al niño se le retiran reforzadores que tiene en su poder. Ejemplo: Al realizar una conducta problemática al niño se le retira la paga del domingo.
  • El contrato.
    Es un acuerdo entre ambas partes en cuanto a conductas a modificar y los premios a conseguir. Se utiliza con niños más mayores y adolescentes.