Es importante y fundamental estar bien hidratado para desarrollar procesos fisiológicos básicos: digestión, transporte de nutrientes, eliminación de desechos a través de heces y orina, regulación de la temperatura, etc. Además, previene el estreñimiento, favorece el funcionamiento de los riñones y preserva el buen estado de la piel.
El organismo humano no almacena el agua, por lo que el cuerpo requiere que se le aporte la cantidad que pierde cada día a través de distintas funciones: respiración, sudoración y evacuaciones, entre otras. Si no se reponen los líquidos que se pierden manteniendo el equilibrio hídrico, el cuerpo tiene que recurrir al que se encuentra en el interior de las células y puede producirse una deshidratación.
El agua que necesitamos a diario, se repone entre los líquidos y los alimentos que tomamos. Alrededor de un litro y medio nos lo proporcionan entre 6 y 8 vasos de líquidos.
Las frutas y verduras tienen un alto contenido de agua –cerca del 85% de su peso lo es–, así como la carne y el pescado, con valores que oscilan entre un 50 y un 70% de agua.
Las personas mayores presentan una deficiencia alta en los niveles de agua, ya que al envejecer va disminuyendo la proporción de agua del organismo. Normalmente tienen menor ingesta de líquidos, por una disminución de la percepción de sed, consumo de fármacos como diuréticos, problemas de movilidad, la pérdida de la capacidad comunicativa y el miedo a la incontinencia urinaria.
Por tanto, los ancianos son especialmente susceptibles frente a la deshidratación, y es importante sensibilizar a las personas que se encargan de su cuidado, con el fin de reducir los problemas relacionados con una ingesta deficiente de agua y estimularles para conseguir mantener la ingesta mínima diaria.
Y en verano más…
En verano, aumentan las necesidades de hidratación para todo el mundo ya que el calor, la humedad, la actividad, etc…, hace que se produzcan grandes pérdidas, especialmente a través del sudor.
Uno de los mayores riesgos que puede generar un deficiente estado de hidratación es el llamado «golpe de calor» Esta situación se produce por un fallo de los mecanismos de regulación de la temperatura corporal. La causa suele ser la exposición directa y prolongada al sol.
En ésta época se incrementa el número de fallecimientos que asocian estados de deshidratación, por el golpe de calor o agravamiento de enfermedades previas.
La deshidratación puede provocar estos síntomas de alarma: aumento de la temperatura corporal de causa desconocida, sequedad de mucosas y de piel, disminución de la cantidad de orina, cansancio injustificado, somnolencia, dificultad respiratoria, diarrea, etc…
Y cuanto mayor es la pérdida de líquido, más preocupantes son los síntomas.
La función cerebral de los ancianos también se ve afectada negativamente por la deshidratación.
Ancianos que viven solos
Estas situaciones son de especial riesgo en ancianos que viven solos sin contacto regular con otras personas, ya sean familiares, vecinos o amigos.
Desde los Centros de Salud, a través del programa de Atención al anciano que incluye la Atención Domiciliaria, trabajamos para detectar a éstos y ayudarles en sus necesidades básicas.
Es necesaria una buena hidratación y alimentación. La alimentación en verano debe ser variada, eligiendo nutrientes fáciles de digerir como fruta, verdura y ensaladas. Y es aconsejable consumir más pescado que carne.
Pero, sobre todo, cuando llega el calor adquiere importancia especial el consumo de agua. La deshidratación es uno de los problemas que aparece en el anciano en época estival, Se aconseja que un anciano beba entre uno y medio y dos litros de líquido al día en forma de agua, zumos e infusiones.
El umbral de sed es más alto, lo que supone tener más pérdidas de líquido para sentir la sensación de sed.
En personas dependientes y con trastornos cognitivos hay que estar especialmente atentos, ofreciéndoles líquidos de forma regular. Se aconseja forzar la ingesta de agua en estas personas sin esperar a que ellos la pidan. Si son reacios a beber, la utilización de productos que solidifiquen el agua, como las gelatinas, pueden ser medidas eficaces.
Aconsejamos
- Tomar líquidos sin esperar a tener sed ya que la disminución de la sensación de sed, como comentaba antes, es una de las principales causas de deshidratación. Es mejor ofrecer bebidas en pequeñas cantidades, frecuentemente, que insistir en la ingesta de grandes volúmenes de líquidos.
- Prestar atención muy especial a las situaciones que pueden favorecer la deshidratación, como el calor y sequedad ambiental anormalmente elevados, la fiebre, diarreas, vómitos etc… Desaconsejamos realizar actividad física en las horas centrales de días calurosos y exposiciones exageradas al sol.
- El agua y otras bebidas son CLAVE para asegurar una buena hidratación.
- Las bebidas alcohólicas no son adecuadas para evitar la deshidratación, e incluso pueden llegar a provocarla.
- Además de los líquidos, ciertos alimentos con alto porcentaje de agua pueden ayudar a mantener un buen nivel de hidratación: frutas y verduras (melón, sandía, fresa, naranja, tomate, zanahoria, calabaza, etc…).
- El agua no tiene calorías, por lo tanto no influye en la ganancia de masa grasa, aunque sí repercute en el peso, ya que en la deshidratación se pierde peso.
- Consultar con sus profesionales del Centro de Salud si utiliza de forma crónica ciertos medicamentos (diuréticos para la hipertensión o la insuficiencia cardiaca), que pueden afectar al estado de deshidratación y presenta los síntomas de alarma comentados.
Para recordar
- Podemos pasar semanas sin comer, pero únicamente unos pocos días sin beber.
- Por eso es tan importante que en días de tanto calor llevemos a cabo una adecuada hidratación, evitando así un trastorno que puede provocar dolor de cabeza, cansancio, falta de concentración e incluso un golpe de calor.
- El agua es un recurso de la naturaleza necesario para la vida. El agua contenida en los alimentos, junto con la que bebemos y el resto de líquidos que ingerimos, tienen que garantizar nuestra correcta hidratación.
- La sed es una señal de alerta, hay que beber líquidos antes de que se manifieste
Decálogo para este verano
- Beba abundante agua, aunque no sienta sed.
- Incremente el consumo de frutas y verduras. • Beba variedad de bebidas: infusiones, refrescos, zumos, lácteos, etc…
- Los refrescos comunes no son las bebidas óptimas para una rápida hidratación, por su alto contenido en azúcares, que dificulta el rápido flujo de agua hacia el torrente circulatorio.
- Lleve siempre a mano una botella de bebida para recordar la necesidad de beber.
- Extreme las medidas higiénicas en la manipulación de los alimentos.
- Evite la realización de esfuerzos físicos en las horas de más calor.
- Protéjase de la exposición directa al sol.
- Permanezca el mayor tiempo posible en lugares frescos y a la sombra.
- Disfrute al aire libre de la compañía de amigos y familiares.
- En días de calor intenso, aumente el consumo de líquidos y manténgase en un ambiente fresco y ventilado.
- Visite o llame a los mayores que sepa que viven solos