El acoso en la escuela


Dr. Emilio Garrido-Landívar

Print Friendly, PDF & Email
Realmente el acoso escolar, es una forma de maltrato psicológico y/o físico, que no es tan abundante en número como cabría esperar. Es cierto que los estudios últimos con evidencia científica parece ser que la tendencia es a subir, pero hoy por hoy no es ni alarmante ni grave.

Ahora bien, esto no significa, que no siendo alarmante, no tengamos que decir con fuerza, que la sola existencia de un solo caso de maltrato en el colegio, en la escuela, estarían justificadas todas las prevenciones y todas las orientaciones sociales, familiares y educativas para paliar semejante agresión. ¡No podemos permitirnos ni una sola por pequeña que sea! No vale decir, para justificarnos todos, que siempre ha habido niños que se han burlado de los demás y que siempre en alguna medida, algunos han abusado de la fuerza y de los insultos para “acogotonar” a según qué alumnos… ¡Menos, que de esta manera se hacen fuertes y duros!… Esto no nos sirve ni como explicación, ni como pauta de comportamiento que explique nada. Vamos avanzando en cultura, humanidad y educación, y esto no nos lo podemos permitir, ni siquiera para hacer unas risas.

Un niño/a que sufre un acoso, suele sufrirlo en silencio, no se entera nadie, a veces ni él mismo, y tarda la familia en darse cuenta… Los adultos, entre ellos algunos profesores, tratan de “quitarle yerro al asunto”, hasta que las cosas se nos escapan de las manos y entonces sí que es peor y ya es imposible pararlo (Empiezan a psicosomatizar, a sentirse rechazados, minusvalorados, y según la edad a tener trastornos del sueño de los esfínteres…). Mientras un niño en nuestros colegios sufra, cualquier insinuación, cualquier duda, cualquier indicio es útil para apoyar y creer al niño, por lo menos investigarlo. A cualquier queja del niño, ante una situación continuada de tristeza o de lágrimas, hemos de estar solícitos a ver qué pasa… ¡No son cosas de niños! Cuanto mejor funcionan los colegios y mejor educación se da, mejor salud tienen nuestros hijos y más prevención hacemos. Un viejo profesor de mis años de estudiante decía: Si hubiera un colegio en cada esquina que funcionara medianamente bien, podríamos llegar a cerrar los hospitales… Puede que estuviese un tanto exagerado, pero no podemos olvidar que la educación y la prevención en ella, es siempre salud.

Haciendo un esfuerzo para valorar y evaluar qué pasa en nuestra querida Pamplona, nos acercamos a un estudio con ochocientos escolares y pudimos observar qué tipos de acoso se dan como más frecuentes, no está mal saberlos para poder prevenirlos en alguna medida; por lo menos para estar al tanto en el caso que observemos alguno o tengamos noticia de algunas manifestaciones.

El acoso oral el más utilizado

El maltrato físico, es el que más miedo nos da a los padres y a los profesores, pero no es el que más utilizan, según nuestra encuesta y el estudio a nivel Nacional; es el acoso oral, que se compone de palabrotas, motes, insultos, gritos y que usan en aquellos momentos que más se presta la clase “al desorden” por la propia estructura de la asignatura: En el patio, Gimnasia, vestuarios, deporte, trabajos manuales… Los resultados nos dan valores del 30% en cuanto a insultos, motes, burlas, mentiras y gritos; siendo el 28% en la población Nacional. Sin embargo en el aspecto de maltrato físico solo es un 14%, que es bajo el porcentaje pero nos bastaría con que sólo fuera uno. Un 70% de los alumnos que contestan en la Encuesta (66% en la población Nacional) nunca se sienten amenazados, y esto no deja de ser un alivio, pero no podemos perder la guardia y el control del grupo y sobre todo cuando en el grupo se dan niños de mayor edad, cuya tendencia es más significativa a abusar de los más pequeños que están en el mismo grupo. Como el espacio es corto, no nos da para toda la reflexión que supone una encuesta de este tipo, pero la reflexión es válida de igual manera, aunque nos hayamos centrando en los más significativos a nuestro juicio y según nuestra encuesta.

Es importante remarcar que solo el 2,6% en la población española se sienten amenazados casi siempre, frente a 1,9 % en nuestra población navarra. Como podemos observar, es muy poco aunque en la prensa y en nuestra vida diaria nos parezca más… Volvemos a repetir que con que sólo hubiera un niño, ya merecía la pena tomar medidas y prevenir-educar. Estos niños suelen estar en la misma clase y son siempre algo más mayores de quienes abusan. Los abusos se dan sobre todo en el patio, es el insulto el más socorrido, y una de las razones que más esgrimen es la provocación. Suelen salir (37%) en ayuda los demás niños, cuando observan el acoso. El 53% se mete alguna vez con los demás… La verdad que no es un proceso de moda, ha existido siempre, y aquí tienen unos resultados cercanos a nosotros, en edades comprendidas entre los doce y dieciséis años, de 1º a 3º de la ESO.

Las causas son muy diversas, pero sobre todo no son los medios de comunicación, éstos solo desarrollan lo que está en nuestros hogares y en nuestras calles; por eso lo más fácil es achacar a los medios de comunicación como los factores principales…

La mejor prevención es la familia

Nuestras familias y nuestra sociedad es quien impregna nuestros colegios y la educación de nuestros hijos. No olvidemos que hemos pasado sin darnos cuenta, de apoyar al profesor a defender a ultranza a nuestros hijos; y eso se paga tarde o temprano. Hemos pasado de una autoridad paterno-materna, a dejarles muchas veces con todo, por una culpabilidad que tenemos los padres al no darles todo el tiempo y dedicación que no podemos. Hemos pasado de no tener más que lo necesario a tenerlo todo y más de lo que se necesita para vivir y así y todo no somos felices… ¡Le parecen pocas causas para que todo esto sea como es! Y, dando gracias a Dios y a los padres y profesores que están al pie del cañón, las cosas como ven, por las estadísticas; no van tan mal como podría parecer.

La mejor prevención es la familia, el mejor antídoto es “perder el tiempo con mis hijos”. El mejor de los ocios programar los fines de semana con los míos, no sólo y únicamente en los grandes almacenes; haciendo cosas juntas, nuevas y creativas, generando un nuevo ocio con la familia. Estar siempre solícito a los deseos educativos y formativos de nuestros hijos, sin dejarlos solos y anestesiados por las pantallas que abundan en nuestros hogares. Hablar, hablar y hablar con nuestros hijos y con nuestra pareja, para poder estar de mutuo acuerdo, y transmitir a los niños nuestro objetivo de la educación… y, así poder conectar con su profesor- ra, para poder trabajar juntos en unión y poder modificar comportamientos todos a una. Ya sé que no voy a arreglar con estas simples líneas nada, pero no está mal, que la revista zona hospitalaria, nos brinde el poder reflexionar sobre estos temas, que sin darnos cuenta son tan de salud, como la propia salud específica de todos. Cuanta más formación y educación tiene nuestra población, de mejor salud goza y mejor previene las enfermedades. ¡No lo duden, estamos más sanos, cuanto mejor estamos con nosotros mismos! Esto solo se consigue con formación y educación. ¡No lo olvidemos!