La incontinencia urinaria ( IU ) afecta a millones de personas en el mundo, especialmente a mujeres. Estudios realizados en España corroboran que el 75% de los afectados son mujeres, frente al 25% de hombres. Si bien, al ir aumentando la prevalencia con la edad, a partir de los 80 años las cifras tienden a igualarse.
Antes de meternos en materia queremos desmitificar el hecho de que la IU es inevitable dentro del proceso normal de envejecimiento. Sí, como podemos observar en las diferentes investigaciones la UI aumenta con la edad, pero ello no significa que no pueda existir en otros momentos de nuestras vidas ( partos, patología de suelo pélvico, realización excesiva de ejercicios que provocan hiperpresión abdominal…). Este problema no debe ser objeto de ansiedades, depresiones, restricciones de encuentros sociales, relaciones íntimas… sino que ha de asumirse con naturalidad y ser tratado y puesto en manos de especialistas ( médicos de familia, rehabilitadores y fisioterapeutas). Ocultar el hecho sólo conlleva más inconvenientes, el uso prematuro de todo tipo de compresas o materiales absorbentes aumenta el riesgo de contraer infecciones urinarias y favorece la aparición de alteraciones en la piel. Además, como casi toda patología, cuanto antes sea diagnosticada y tratada, mejor y más efectiva será su resolución.
Según la OMS, la Incontinencia Urinaria se define como “la pérdida involuntaria de orina que condiciona un problema higiénico y / o social, y que puede demostrase objetivamente”.
Diferentes tipos de IU
• IU de esfuerzo. Es aquella pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico ( saltar, correr o incluso reírse, estornudar y toser) Este aumento de la presión abdominal, junto con la hipotonía del esfínter externo de la uretra provoca el escape de orina causado por la diferencia de presiones, ganando el pulso la presión intravesical a la uretralmáxima. Su incidencia es especialmente notable en mujeres de mediana edad (partos, cirugías u otras deficiencias hormonales).
• IU de urgencia. Pérdida involuntaria de orina inmediatamente precedida de “urgencia miccional”. La padecen aquellas personas que cuando notan deseo miccional tienen que, literalmente, correr al baño para evitar el escape. Ello es debido a una hiperactividad del detrusor (músculo que forma parte de la pared de la vejiga urinaria y cuya contracción es la responsable de la micción). Se trata de una vejiga automática, que conforme se va llenando desencadena el reflejo de la micción buscando el vaciamiento. Estos episodios pueden verse agravados ante situaciones como el frío, el ruido del agua…
• IU por rebosamiento o gota a gota. Se trata de la pérdida involuntaria de orina asociada a una sobredistensión vesical produciéndose un vaciado incompleto. Vendría a ser el caso contrario al anterior, nos encontramos ante una hipotonía del detrusor, con una micción en forma de goteo.
• IU mixta. Cuando coexisten diferentes tipos de IU al mismo tiempo. Suele ser frecuente la asociación de la IU de esfuerzo y de urgencia.
Factores de riesgo
• Sobredistensión vesical, producida por el retraso voluntario del deseo miccional (aguantarse el estímulo miccional intencionadamente y con ello el vaciamiento oportuno).
• Patología en la musculatura del suelo pélvico:
1. La bipedestación del hombre ha obligado a pasar de “contener” a “sostener” el suelo pélvico (peso de las vísceras abdominales).
2. Presiones producidas por fajas y uso de ropa ajustada.
3. Actividades deportivas que provocan hiperpresiones abdominales.
4. En las mujeres, el número de partos, embarazos y la menopausia producen cambios importantes en su aparato genitourinario (desgarros fasciales, de miofibrillas, problemas
cicatriciales…).
• Otros: Sobrepeso, cirugías pélvico- abdominales, prostáticas, estreñimiento, sedentarismo, la edad…
Tratamiento
Una vez se haya realizado un diagnóstico de su caso, el profesional sanitario pasará a comentarle las diferentes posibilidades de tratamiento.
Incidir en la idea de que ante un diagnóstico precoz existen más opciones de evitarse la cirugía y realizar un tratamiento conservador, no invasivo, con su fisioterapeuta. También, añadir que hay ejercicios del tratamiento que podrían aconsejarse como prevención.
• Ejercicios de Kegel, para fortalecer la musculatura del suelo pélvico y mejorar en consecuencia, la función del esfínter uretral y /o rectal. Previamente el paciente ha de ser capaz de identificar la musculatura a contraer y diferenciarla de aquella que ya tiene un exceso de presión ( como puede ser la abdominal) Existen diferentes estrategias que pueden ayudarnos en esta tarea, así los propios ejercicios de Kegel consisten en contener la micción de forma momentánea en repetidas ocasiones. Los mejores resultados clínicos corresponden a la IU de esfuerzo, con un 77%-80% de mejoría.
• Biofeedback, quizá sea la herramienta más eficaz y recomendable en cuanto a la identificación (y posterior tratamiento) de la musculatura que se quiera o no contraer. El biofeedback es un método de reforzamiento positivo, consiste en, colocados los sensores en las zonas a tratar y contraer, por medio de luces y sonidos evidenciar la existencia o no de trabajo de la musculatura monitorizada. Los resultados alcanzan un 95% de éxito.
• Conos vaginales, son dispositivos con diferentes formas y pesos que exigen la contracción de la musculatura del suelo pélvico de la mujer para conseguir mantenerlos dentro de la cavidad vaginal, evitando su caída.
• Estimulación eléctrica, se trata del uso de la corriente eléctrica para estimular ó en algún caso inhibir los grupos musculares adecuado. Puede tratarse de una electroestimulación de tibial posterior ó directamente perineal, así como también podemos precisar del uso de sondas anales ó vaginales en función del tipo de corriente (excitomotora, farádica ó interferencial) y patología concreta.
• Reeducación vesical, modificación de hábitos miccionales, esta técnica pretende restablecer el patrón miccional normal del paciente estableciéndole una perioricidad. Con este vaciamiento periódico de la vejiga pretendemos aumentar la capacidad vesical y lograr reducir la urgencia miccional. Se han evidenciado unos resultado del 85% de mejoría en la IU de urgencia.
• Técnicas manuales de fisioterapia, destacando las de inducción miofascial.
Por último, insistir de nuevo en la importancia del diagnóstico precoz y la ayuda vital que la fisioterapia puede brindar para evitar y solucionar patología de incontinencia urinaria.