Con la llegada del verano hay infecciones que cobran especial protagonismo, es el caso de las temidas cistitis. Se trata de una infección que afecta a 4 de cada 10 mujeres a lo largo de su vida. Cuando se ha tenido ya un episodio de infección de orina la probabilidad de padecer un segundo aumenta un 20% y hasta un 30% en el tercero.
La bacteria Escherichia Coli es la causa de aproximadamente el 75% de las infecciones de orina. Esta bacteria es un habitante habitual del intestino, del cual sale a través de las heces y suele colonizar la zona perineal (la zona entre la vagina y el ano). Cuando dicho microorganismo alcanza el tracto urinario, se multiplica y se adhiere a las paredes de la vejiga, provocando lesiones y la liberación de toxinas. Todo ello desencadena una seria de molestos síntomas:
• Presión en la parte inferior de la pelvis
• Dolor o escozor al orinar
• Necesidad urgente de ir al baño
• Micciones escasas y frecuentes.
Es más frecuente durante la época estival debido a la humedad de los bañadores, los baños en agua fría, la cloración del agua de las piscinas, así como por el aumento de las relaciones sexuales.
Es 30 veces más frecuente en la mujer que en el varón, precisamente porque el recorrido que la bacteria tiene que recorrer de la uretra hasta la vejiga es mucho más corto que en los hombres.
Prevención
Para evitar que estas incómodas infecciones nos saboteen parte de nuestras vacaciones, existen sencillos consejos que ayudan a prevenirlas:
• No permanecer mucho tiempo con el bañador húmedo.
• Evitar prendas ajustadas y de materiales sintéticos.
• Ingerir un mínimo de 1.5 litros de agua al día para ayudar a eliminar las bacterias del aparato urinario.
• La actividad sexual incrementa hasta 40 veces el riesgo de infección, por ello es importante orinar una vez terminado el acto sexual.
• A la hora de lavarse y secarse, hacerlo de delante hacia atrás.
• Alimentación sana. Hay que lavar muy bien las verduras que se comen en crudo y se utilizan para ensaladas.
El arándano rojo es un alimento ideal para lograr evitar la cistitis, ya que contiene una sustancia que tiene una acción bactericida específica sobre la Escherichia coli en el intestino, evitando que ésta llegue hasta la vejiga.
• Regular la temperatura del aire acondicionado para que no sea excesivamente frío.
Si a pesar de llevar a la práctica estos sencillos consejos no se consigue evitar que se produzca la cistitis, la conducta adecuada es acudir a su centro de salud para valoración por equipo médico.
Es muy importante iniciar lo antes posible el tratamiento de una infección urinaria, cualquiera que ésta sea, para evitar que las bacterias continúen ascendiendo por el tracto urinario y afecten a otros órganos, en especial al riñón, llegando así a convertirse en una infección urinaria complicada.
Dado que se trata de una enfermedad de origen generalmente bacteriano, el tratamiento consistirá en tomar el antibiótico adecuado (siempre bajo prescripción médica).
La selección del antibiótico puede hacerse incluso sin tener resultados del cultivo pues el médico conoce las bacterias que con más frecuencia afectan al tracto urinario.
Si el resultado del examen sugiere un origen diferente, el antibiótico puede ser cambiado por uno más efectivo.
Como en cualquier otra infección, el antibiótico debe tomarse durante el tiempo prescrito y no suspenderse hasta que cedan los síntomas.
Seguir esta recomendación evita que la infección reaparezca a corto plazo debido a que las bacterias no hayan sido eliminadas en su totalidad, y se evitarán las recaídas y posibles resistencias bacterianas posteriores.