El codo de niñera supone una cuarta parte de todas las lesiones del codo que se producen en niños menores de 10 años de edad. La edad media de presentación es de dos a tres años, más frecuente en niños que en niñas y con más incidencia en el codo izquierdo.
Es más frecuente en niños con articulaciones más laxas. También se denomina codo extraído, codo deslizado, codo de niño o codo de llanto repentino. Técnicamente se produce por subluxación de la cabeza del radio.
¿Qué es el codo de niñera?
El codo de niñera se produce cuando el radio (el hueso que se encuentra en el antebrazo siguiendo el sentido del pulgar), se desplaza de donde normalmente se une a la articulación del codo.
¿Cuál es la causa?
Se produce porque al levantar brusca y enérgicamente al niño tomado de la mano o el antebrazo con la extremidad extendida el radio se “sale “ del ligamento que lo sostiene en el codo. Otro mecanismo de producción de la misma lesión es cuando un niño gira sobre sí mismo a causa de una caída, o de un tirón o cuando se lo hace dar vueltas tomado de la mano.
Al estar el radio fuera de la articulación se bloquea el movimiento de prono-supinación de la mano y muñeca (mano hacia arriba supinación y hacia abajo pronación) y es doloroso cualquier intento de movimiento.
¿Cuáles son los síntomas del codo de niñera?
Es característico el dolor y llanto del niño tras la tracción violenta del brazo y, en ocasiones, permite notar una sensación de desgarro a la persona que lleva al niño a nivel de la muñeca, aunque ésta articulación no es la afectada. Típicamente el niño se niega a mover el brazo y mantiene el codo entendido y la extremidad pegada al cuerpo..
Debido a que estos síntomas pueden parecerse a los de otras condiciones o problemas médicos de mayor importancia se sugiere siempre consultar al médico para el diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica el codo de niñera?
El diagnóstico es clínico. Por lo general, con el interrogatorio es suficiente para saber el mecanismo de producción, lo que nos orientará hacia esta patología.
Al explorarlo: dolor a la presión de la cabeza del radio y se niega a movilizar el codo.
No es necesario realizar radiografías de forma rutinaria, sin embargo, si el mecanismo de producción es poco claro pueden solicitarse para descartar otras patologías.
Tratamiento del codo de niñera
El tratamiento específico será determinado por la edad del niño, su estado general de salud y su historia médica. También por el cómo se ha producido el accidente.
El tratamiento puede incluir analgésicos, pero en muchos casos basta con la realización de “maniobras de reducción” del hueso luxado.
Estas siempre deben ser cumplimentadas por personal adiestrado ya que de no realizarlas correctamente pueden causar mayor daño a la articulación.
Tras la reducción, el niño cesa de llorar. La reducción puede comprobarse ofreciendo al niño algún objeto para que lo coja con la mano lesionada pero que se vea obligado a flexionar el codo.
No suele ser necesaria la inmovilización posterior. Si tras la reducción persiste la impotencia funcional del brazo, se coloca un cabestrillo hasta que el niño recupere su movilidad normal, lo que suele ocurrir unas pocas horas tras la reducción.
Tener en cuenta que el episodio puede recurrir si se repiten las causas que lo originan, aunque estadísticamente y por el propio desarrollo del niño la tendencia de que aparezca a partir de los 5 años es menos probable.
Criterios de remisión
• Imposibilidad para reducirla tras dos o tres intentos. La pronación dolorosa irreducible es excepcional, pero puede haberse confundido con otro proceso.
• Persistencia del dolor y de la actitud con el miembro superior inmóvil y pegado al cuerpo, tras la reducción.
• Recidiva de la pronación. Debe ser valorada por un traumatólogo, por si prescribe inmovilización de la extremidad.
Seguimiento clínico posterior y prevención
• No se precisa ningún seguimiento tras el primer episodio.
• Se ha de informar a los padres del mecanismo lesional para evitar su recidiva (ayudar al niño a subir las aceras y escalones cogiéndolo por las dos manos).
• En caso de frecuente recidiva (tres o más), ha de ser derivado a traumatología por si precisase inmovilización y posterior estudio de estabilidad articular.
Recuerde!
• La pronación dolorosa es una lesión banal que cura muy bien y que, excepcionalmente, deja secuelas.
• Acuda al médico si persiste el dolor y la ausencia de movimiento en el brazo lesionado. Puede que la reducción no haya sido completa y precise repetirla.
• Observe al niño durante unos días sin que se dé cuenta, para evitar que utilice la lesión para llamar su atención. Si usa su brazo progresivamente con normalidad es que todo va bien.
• Hay que ayudar al niño a subir las aceras y escalones cogiéndolo por las dos manos. Si se evita este mecanismo no volverá a producirse esta lesión.