Los jóvenes y el botellón: Conductas mediadas por la personalidad


Amaya Carceller Tejedor. Psicóloga del Hospital San Jorge de Huesca

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Un estudio de la Universidad de Barcelona sobre los jóvenes que practican el botellón ha revelado que el perfil de personalidad de riesgo varía según el sexo, ya que, pese a que el consumo intensivo de alcohol es multicausal, las chicas que beben alcohol son ansiosas y los chicos impulsivos.

En el grupo de los jóvenes bebedores intensivos del botellón se constataron diferencias entre sexos, de forma que las mujeres tendrían una personalidad caracterizada por un nivel elevado de neuroticismo-ansiedad y los hombres por una elevada impulsividad-expulsión de sensaciones.

Perfiles de personalidad de riesgo

El consumo intensivo de alcohol es un fenómeno multicausal, pero nuestros datos indican que las mujeres obtendrían con la bebida un refuerzo más emocional, mientras que el refuerzo en los hombres estaría relacionado con la reducción de la tensión vinculada con la impulsividad. Los resultados de su estudio son muy relevantes para prevenir estas conductas en personas con estos perfiles de personalidad de riesgo.
Estos resultados pueden favorecer el diseño de programas personalizados de prevención y tratamiento de este problema de salud pública, que en España afecta al 35 % de los hombres y el 20 % de las mujeres de entre 20 y 24 años. El consumo intensivo de alcohol suele comenzar alrededor de los trece años, tiende a aumentar durante la adolescencia, con un pico en la edad adulta (entre 18 y 22 años), y luego disminuye gradualmente.
Por tanto, el abandono de esta práctica será más fácil para las personas que no tengan estos perfiles de personalidad que se han detectado, mientras que será más complicado para las personas que tengan una personalidad más impulsiva o ansiosa, que podrían llegar a desarrollar un trastorno adictivo u otras patologías mentales graves.
Además, las razones que empujan a los adolescentes y a los jóvenes a practicar el conocido “botellón” son varias, según refieren ellos mismos: Como diversión, para ‘beber por beber’, sentirse mejor, desinhibirse, gastar menos dinero, no quedarse solo o controlar la calidad de las bebidas. También refieren hacerlo para asegurarse de que toman bebidas de mayor calidad, ya que en los bares es muy frecuente que te pongan una bebida de una calidad muy inferior a la que teóricamente solictias.

Encuestados 4.083 jóvenes

Lo ha averiguado un equipo de psicólogos de la Universidad de Valencia (UV) tras encuestar a 4.083 chicos y chicas de 14 a 25 años.
Lo que esperan obtener de este consumo es sentirse más habladores, desinhibirse y estar eufóricos, aunque este aspecto deshibitorio es más esperado entre los que cursan estudios en la Universidad que entre los adolescentes. Estos últimos buscan en el alcohol los siguientes efectos secundarios: sentirse bien, confiar más en sí mismos, ser más valientes y relajarse.
Se deduce que uno de los motivos principales del botellón no es sólo la diversión, sino que el consumo en sí mismo tiene el mismo nivel de importancia. Queda muy clara la equiparación entre ambos conceptos, lo que explica la confusión entre los motivos para hacer botellón y para consumir alcohol… No puede obviarse que se trata de un fenómeno que refleja la tradición española de vincular la bebida con el ocio. Por ello, las alternativas deben ir más allá del propio joven, el cual simplemente refleja la internalización y réplica, adaptada a las circunstancias, de un modelo de ocio aprendido.
Si las nuevas opciones de ocio se enfocan, en cambio, hacia los adolescentes, y si se valora que ellos esperan que el consumo les permita mejorar algunos estados personales, éstas deberán focalizarse hacia el refuerzo de la autoestima sin tener que recurrir por ello a la bebida.

Referencias:
– el mundo.es salud (23/10/2008)
– el confidencial.com (03/08/2016)