Náuseas y vómitos en la gestación


Verónica Gómez García, Ligia Gil Melgosa, Marta Benito Vielba, Cristina Luna Álvarez, Victoria Pallarés Arnal y Marta Castellá Segarra García

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Las náuseas y vómitos son los síntomas más frecuentes que pueden llegar a afectar al 80% de las gestantes. Esta afección se manifiesta antes de las 9 semanas de amenorrea y se suelen resolver entre la semana 12 y 16 aunque un pequeño porcentaje de embarazadas continúan con esta sintomatología después de la semana 20. Para valorar la intensidad de los cuadros de emesis se puede usal el sistema de clasificación PUQE (Pregnancy-Unique Quantification of Emesis and Nausea), el cual es un método de puntuación para cuantificar la gravedad de las náuseas y vómitos atendiendo a la duración y frecuencia de los síntomas en las últimas 12 horas.

Hiperemesis gravídica

La hiperémesis gravídica es el extremo más severo del espectro de este cuadro clínico así como la causa más frecuente de hospitalización durante el primer trimestre de la gestación. Su incidencia se estima entre el 0,3 y el 2% de las gestantes y es mayor en los casos de nuliparidad, obesidad, embarazo gemelar, adolescentes, raza negra, bajo nivel sociocultural, enfermedad trofoblástica, malformaciones fetales y antecedentes de hiperémesis gravídica en gestaciones previas. Esta entidad se caracteriza por la presencia de náuseas y vómitos de predominio matinal pero que en casos graves se prolongan durante todo el día ocasionado una pérdida de peso superior al 5% y deshidratación. Es frecuente la presencia de sialorrea y modificaciones del apetito y del gusto, epigastralgia y sangrado con el vómito por la erosión de la mucosa esofagogástrica. Cuando el cuadro se mantiene sin tratamiento o con mala respuesta a éste, aparecen síntomas relacionados con la deshidratación como palidez y sequedad de mucosas (erosiones y grietas en los labios, lengua seca, encías enrojecidas con úlceras y petequias en faringe), pobre turgencia cutánea (signo del pliegue), hipotensión, taquicardia y oliguria. En algunas mujeres puede aparecer disfunción hepática y renal y daño cerebral por déficit de tiamina o vitamina B1 (síndrome de Korsakoff, encefalopatía de Wernicke). El riesgo de recurrencia de la hiperemesis gravídica en posteriores embarazos se estima en un 15%.

Etiología

La etiología de ambas entidades clínicas se considera multifactorial:
Factores hormonales: concentraciones séricas altas de la hormona gonadotropina coriónica (HCG) como sucede en gestaciones gemelares o en la enfermedad trofoblástica; valores de estrógenos más elevados; aumento de la tiroxina libre y descenso de la tirotropina (TSH) en las primeras semanas de gestación.
Factores neurológicos: mayor labilidad del sistema nervioso vegetativo con enlentecimiento del vaciado gástrico.
Factores psicológicos: hipótesis que relacionan estos trastornos con una incapacidad de la gestante para adaptarse al estrés de la gestación asícomo un fenómeno de conversión o somatización asociado a gestaciones no deseadas y personalidades histéricas o inmaduras.
Factores inmunológicos: reacción materna a las sustancias del embrión o por las diferencias genéticas entre el feto y el trofoblasto con respecto al sistema inmunológico materno.
Factores digestivos: se ha descrito una mayor incidencia de anticuerpos anti-Helicobacter pylori en pacientes con hiperemesis.

Tratamiento

El manejo de las náuseas y vómitos que alteran la calidad de vida de la gestante sin impedir su correcta alimentación estará basado en medias generales recomendándose comidas poco cuantiosas pero más frecuentes dando preferencia a los alimentos fríos y sólidos y evitando aquellos fritos y ricos en grasas. En cuanto al tratamiento farmacológico, la doxilamina y los antieméticos como la metoclopramida, han demostrado ser beneficiosos además de la suplementación con tiamina (vitamina B1) y piridoxina (vitamina B6). En casos extremos en los que no exista respuesta al tratamiento con antieméticos, los corticoides como la metilprednisolona pueden ser una alternativa. Las terapias con jarabe de jengibre pueden ser beneficiosas.

AUTORES

Verónica Gómez García, Ligia Gil Melgosa, Marta Benito Vielba, Cristina Luna Álvarez, Victoria Pallarés Arnal y Marta Castellá Segarra García.
FEA Ginecología y Obstetricia Hospital de Barbastro. Huesca