Necesidades proteicas en el deportista


Paola Gómez Ruiz, Irene Baniandres Rodríguez, Silvia Rufas Luis, Guillermo Cabrero Pérez, Sonia Santafé López, Andrea García Fernández y Sara Sasal Pérez.

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La ingesta proteica adecuada para obtener un óptimo rendimiento deportivo ha sido tema de discusión de científicos y expertos desde hace más de un siglo.

Es obvio que el ejercicio físico regular incrementa las necesidades de proteínas debido a la contribución del catabolismo proteico al requerimiento de combustible del ejercicio y al balance nitrogenado negativo que resulta de la intensificación de los procesos que liberan energía en el transcurso de la actividad muscular.

De ahí que una ingesta rica en carbohidratos y proteínas, antes y después del ejercicio, reduzca el catabolismo durante el ejercicio y promueva un perfil hormonal más anabólico tras él.

La ingesta recomendada de proteínas en la dieta dependerá de:

  1. la composición de esta
  2. la ingesta energética total
  3. la intensidad y duración del ejercicio
  4. el entrenamiento
  5. la temperatura (las bajas temperaturas incrementan la oxidación de proteínas)
  6. el sexo
  7. la edad.

Se recomienda una ingesta entre 1,2 y 2 g/kg peso corporal/día, en función de la edad, actividad y grado de entrenamiento del deportista, debiendo proveer el 10-15% del total de las calorías.

Asimismo, se deben repartir a partes iguales entre proteínas de origen vegetal (cereales, leguminosas y frutos secos) y proteínas de origen animal (lácteos, carnes, pescados, huevos).

Teniendo en cuenta que la mayoría de las proteínas vegetales, excepto la de la soja, no satisfacen los requerimientos en aminoácidos esenciales con tanta eficacia como lo hacen las proteínas de origen animal.

La dieta, tratará de equilibrar la pérdida hidroelectrolítica y energética durante el ejercicio físico, mediante el aporte exógeno de nutrientes justo al inicio y a lo largo del mismo, contribuyendo a preservar el glucógeno muscular en esfuerzos continuos y prolongados, interválicos, y esfuerzos de corta duración y elevada intensidad (80-95%).

En tercer lugar, una adecuada alimentación asegura una rápida y eficiente reposición de los sustratos energéticos seleccionados durante el ejercicio y potencia los procesos anabólicos, lo que nos permite una correcta recuperación y realizar nuevas sesiones de entrenamiento o competición en las mejores condiciones.

AUTORES

Paola Gómez Ruiz. Enfermera en planta de Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca

Irene Baniandres Rodríguez. Enfermera en planta de Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca

Silvia Rufas Luis.  Enfermera en planta de Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca

Guillermo Cabrero Pérez. Técnico en cuidados auxiliares de Enfermería. Sagrado Corazón de Jesús

Sonia Santafé López. Enfermera en planta de Medicina Interna. Hospital San Jorge. Huesca

Andrea García Fernández. Enfermera en planta de Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca

Sara Sasal Pérez. Enfermera en planta de Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca