Hace unos meses compartía un post en la red social Linkedin sobre una película porno, titulado PORNO y agresiones sexuales, en el que señalaba lo siguiente “El video más visto de Pornhub -una de las webs porno más importantes de todo el mundo- esta semana, con más de 4 millones de visitas, tiene como protagonista a una adolescente, tumbada boca arriba en una mesa, con las manos y los pies encadenados, la boca amordazada, penetrada con un pene de plástico conectado a una máquina, electrocutada hasta que grita de dolor y, además, arrojando a su cuerpo cera hirviendo hasta quemarlo».
Es decir, una niña torturada y violada, hecho sin duda terrible, deleznable e inaceptable desde cualquier punto de vista, excepto, claro, de la industria del porno y de los espectadores que se excitan con tamaña atrocidad.
El caso tuvo repercusión planetaria y se llegó a una manifestación ante las puertas de la empresa distribuidora del mismo, radicada en Canadá. Máxime cuando la menor había sido secuestrada, violada, obligada a abortar y las violaciones fueron grabadas y subidas a Internet. Su madre se enteró por los compañeros del colegio de su hija que compartieron los vídeos. Menuda experiencia para la madre y toda su familia.
Educación sexual profesional y científica
Pero también comentábamos, con gran preocupación, algo de lo que venimos advirtiendo desde hace muchos años: el porno, y el porno violento, es una de las primeras fuentes de información sexual de nuestros niños y jóvenes. Estamos haciendo una generación de niños pornográficos – ya que cualquiera de ellos puede ver vídeos de esa índole e incluso mucho peores – y reivindicábamos, una vez más, una educación sexual profesional y científica, desde primaria a la universidad como una de las pocas iniciativas que tenemos. Y que, en casa, los padres y madres hablen de todo esto y capaciten a sus pequeños/as en los riesgos sexuales de Internet.
Otros tuits nuestros ( https://twitter.com/JosLuis70921676/status/1283659872714858496?s=20) sobre testimonios acerca de los efectos de la pornografía han tenido una acogida espectacular con más de 1.700.000 visitas en todo el mundo, lo que indica varias cosas, ente ellas que la pornografía interesa sobremanera. El sexo incumbe a casi todo el mundo. Y la dura pelea en torno a quien tiene el poder de transmisión de los conocimientos en esta materia se libra en Internet y, está claro, quien está ganando la batalla: La industria del porno, arrogante, que está ahí con un poderío indiscutible, incontrolable y con escasa competencia. Y nosotros aquí, incautos, discutiendo todavía la necesidad de la educación sexual. Y los propietarios y accionistas de las productoras de cine porno, frotándose las manos.
Internet
Internet ha provocado cambios espectaculares en nuestras vidas y en nuestras relaciones, tanto en adultos como a jóvenes, pero tambien va a ser la matriz en donde se inician y mantienen no pocas adicciones: al móvil, al juego de apuestas on-line, al consumo patológico o al porno y que van a dar trabajo a un batallón de psicólogos en los próximos años. De eso no tengo ninguna duda. Como suele acontecer, las familias más desfavorecidas, serán las que mayor sufrimiento tengan que soportar.
Cualquier niño con un movil en su mano, puede acceder sin ninguna dificultad ni control, a todo tipo de películas porno, las 24 horas del día, los 365 días al año de manera gratuita. Barra libre.
Por tanto, sabemos que el porno es una de las principales fuentes de información sexual de nuestros chicos y jóvenes, transmisor no solo de cierto tipo de conocimientos sesgados, embustes y decenas de mitos; sino tambien de un modelo de comportamiento sexual que cabría esperar de un chico y una chica en esas circunstancias. Muchos chavales antes de haber dado un beso ya han visto escenas de esa naturaleza y algunos otros se jactan de ser expertos en conductas sexuales pornográficas.
Teniendo en cuenta que, en España, según diferentes estudios algunos niños ya acceden al porno a partir de los 8 años, no es difícil imaginar qué idea, qué visión de la sexualidad, de la mujer y de las relaciones sexuales y afectivas entre las personas, se va a ir configurando en su cerebro, esencialmente plástico y abierto a todo lo novedoso que proviene del exterior y también, cómo no, al sexo, motivación fundamental en todos los seres humanos.
Hay quienes todavía no son capaces de entender el incremento de agresiones sexuales a mujeres, incluso de grupos de chicos menores a niñas. El consumir porno violento a menudo, en ausencia de una educación que incluya informaciones rigurosas que contraste con la que ya tienen, es un factor. Hay muchos más, pero éste, a nuestro entender, es muy importante.
Y estamos hablando de un grave problemas de salud ya que las implicaciones de la pornografía son espectaculares. Por ejemplo, la ausencia de los preservativos en las relaciones sexuales de estos films, es un modelo irresponsable tanto para los actores/actrices que pueden contagiarse una ITS u otras infecciones bacterianas por las prácticas sexuales sin un mínimo de higiene, como para los propios menores y jóvenes que observan y aprenden el modelo que se les ofrece.
Erotismo y pornoviolencia
Hay un primer equívoco que tenemos que resolver ya. Cuando se habla de pornografía cada cual entiende una cosa diferente y todo se mete en el mismo saco. Hay muchos tipos de películas sexuales y que, nosotros, a efectos didácticos en este artículo, resumimos en dos: películas sexuales eróticas, películas sexuales pornoviolentas.
Esto de la pornoviolencia es una propuesta nuestra que esperamos tenga su interés y ojalá se generalice. Hace referencia a todo tipo de películas desagradables, agresivas, que repugnan, ofenden y son insoportables, porque reflejan comportamientos patológicos, inaceptables desde todo punto de vista, como el de la tortura que citábamos al comienzo. Conocemos que este tipo de vídeos horribles, también excitan a algunas personas y, esa circunstancia, por sí misma, ya debería ser motivo de consulta psicológica profesional, ya que para nosotros es una señal de alarma.
Bueno, pues la pornoviolencia, debería ser inmediatamente regulada al menos como ocurre con la pornografía infantil: ser considerada delito tanto su producción como su distribución. Como sospecho que eso va a tardar muchos años, no nos queda otra que educar y capacitar.
Mientras tanto, mientras esa regulación llega ¿Qué pueden hacer los padres y madres sensibles a este grave problema?: capacitar a sus hijos e hijas para que sepan afrontar con éxito los riesgos sexuales que conlleva internet y de los que el consumo porno es uno de los más destacados. A sus hijos tambien les va a pasar tarde o temprano. Les guste o no. Quieran o no reconocerlo. Cerca del 100% lo hace para masturbarse. Sean de derechas o de izquierdas. No veo otra alternativa. Y ya vamos tardados.