Origen del dolor en pacientes con cáncer


Isabel Moreno Lucente. FEA Medicina Interna. Marta Mercedes González Eizaguirre. FEA Geriatría. Carlos Gimillo Monterde.Graduado Universitario en Enfermería. Hospital Obispo Polanco. Teruel

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A nivel mundial, se estima que hay 20 millones de nuevos casos de cáncer al año, generando más de 10 millones de muertes asociadas a la enfermedad o a complicaciones de la misma. Pese a los múltiples avances en el campo de la oncología, uno de los síntomas más frecuentes asociados a las enfermedades oncológicas es el dolor.

Se estima que prácticamente todos los pacientes con enfermedad tumoral van a presentar dolor en algún momento de la enfermedad, siendo esta cifra especialmente importante en estadios avanzados y terminales (hasta el 90%). Mientras que la probabilidad de padecer dolor aumenta conforme progresa la enfermedad, se conoce que la intensidad del mismo, la localización del punto/puntos dolorosos y el tipo de dolor dependen fundamentalmente de: tipo de tumor, localización/extensión del mismo y tratamiento empleado.

¿Cuáles son los tumores que “más duelen”?

Por orden de prevalencia, los tumores que mayor dolor provocan son generalmente:

  • Tumores de cabeza y cuello (70%).
  • Cáncer ginecológico (60%).
  • Tumores gastrointestinales (55-60%).
  • Cáncer de pulmón (55%).
  • Cáncer de mama (50-55%).

¿Cuáles son las causas más frecuentes de dolor en el paciente con cáncer?

El dolor en el paciente con cáncer se deben la mayor parte de los casos, aunque no siempre, a la propia enfermedad, a exploraciones que se realizan para diagnosticarlo y en ocasiones al mismo tratamiento del tumor.

  1. El propio tumor es la causa más frecuente de dolor (hasta 75% de los casos). Los efectos del tumor pueden ser directos o localizados, o por el contrario a distancia de donde se encuentra la enfermedad original.
    • Efectos directos del tumor:
      •  Inflamación.
      • . Infiltración de tejidos blandos.
      • . Invasión ósea.
      • . Compresión mecánica.
      • . Lesiones nerviosas y espasmos musculares.
      • . Linfedema
      • . Obstrucción o invasión vasculae.
      • . Obstrucción de víscera hueca.
      • . Hipertensión intracraneal.
    • Efectos a distancia del tumor:
    • . Estreñimiento.
    • . Úlceras por presión o decúbiro.
    • . Linfedema
    • . Neuropatías dolorosas.
  1. Dolores relacionados con el proceso diagnóstico o como consecuencia del tratamiento. Hasta el 20% de los pacientes aqueja dolor secundario a una de estas causas, siendo muy frecuentemente por afectación nerviosa periférica.
  • Proceso diagnóstico:
    • . Biopsias.
    • . Endoscopias (digestivas altas, bajas, respiratorias…).
    • . Extracciones de sangre repetidas.
  • Tratamiento:
    • . Como consecuencia de la cirugía: mastectomías, amputaciones, toracotomías…
    • . Como consecuencia de la radioterapia: mucositis, quemaduras, fibrosis, plexopatías…
    • . Como consecuencia de quimioterapia: necrosis y ulceración de partes blandas después de extravasación del tratamiento, neuropatías o mucositis.
  1. Dolores preexistentes exacerbados. No es extraño que pacientes con dolores crónicos, no relacionados con el tumor, experimenten un aumento de los mismos tras el diagnóstico y el inicio del tratamiento. Esto, en muchas ocasiones, se debe a la sensibilización de los receptores del dolor.

¿Cómo se evalúa el dolor?

Para evaluar correctamente el dolor no sólo debemos tener en cuenta cuánto y dónde duele; es necesario saber: cuánto y dónde duele, cuál es el origen del dolor, cuál es la relación entre el dolor y la enfermedad oncológica y cómo repercute el mismo en la calidad de vida del paciente.

Existen diferentes escalas que nos pueden ayudar a medir la intensidad del dolor, pero no debemos olvidar que el dolor es algo subjetivo que varía de persona a persona. Algunas de las escalas, más sencillas y empleadas de forma habitual, son:

Escala Verbal Simple

Escala Numérica

Escala de Expresión Facial

No debemos olvidarnos que el manejo del dolor es algo muy complejo, especialmente en pacientes oncológicos. Además de cuestiones puramente orgánicas debemos evaluar siempre los aspectos emocionales, las implicaciones sociales y familiares y las cuestiones espirituales relacionadas con el paciente.