La osteoporosis es la disminución de resistencia del hueso por alteración de su estructura. Se la conoce como la “epidemia silenciosa” porque no produce síntomas hasta que está en un nivel avanzado y se producen fracturas.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis es una enfermedad esquelética que se caracteriza por la disminución de densidad mineral ósea y el deterioro de la microarquitectura de los huesos. En circunstancias normales el hueso está en un permanente proceso de producción y destrucción del tejido con un equilibrio entre las células que producen hueso y las células que lo destruyen. Cuando este equilibrio se pierde y aumenta el proceso de destrucción, la estructura es más frágil y aumenta de forma muy importante la probabilidad de sufrir fracturas.
Es una patología infradiagnosticada y cuya prevalencia va en aumento por el envejecimiento de la población.
La OP es una enfermedad “silenciosa”, se va desarrollando poco a poco sin que el paciente perciba ninguna sintomatología y cuando se manifiesta es ya en estado avanzado, con fracturas por fragilidad.
La morbilidad de la osteoporosis se produce por las fracturas de fragilidad que se producen, estas suelen ser fracturas vertebrales, de cadera y de muñeca.
Clasificación de la osteoporosis según la etiología
Se divide en primaria y secundaria según la causa que la provoca.
En la osteoporosis primaria no se encuentra una causa que la justifique y en la osteoporosis secundaria hay una alteración que la produce, esta puede ser: efecto secundario de algunos fármaco, enfermedades metabólicas, alteración de alimentación, alteraciones hormonales…
Es una patología más frecuentes en mujeres y en ellas la etiología más habitual es la primaria, no hay una causa especial que la provoque. Su incidencia aumenta a partir de la menopausia sobre todo si esta se produce a una edad temprana.
Los hombres también padecen osteoporosis
En hombres es una patología menos frecuente pero también se diagnostica cada vez con más frecuencia. En ellos la etiología suele ser secundaria, es decir, existe alguna alteración que predispone a que disminuya la densidad mineral ósea y con ello el hueso sea más frágil.
Hay que sospechar la enfermedad para llegar a su diagnóstico
Para el diagnóstico de esta patología hay que interrogar al paciente sobre la presencia de antecedentes familiares y personales de fracturas de fragilidad, menopausia antes de los 45 años en mujeres, hábitos alimentación y de vida, antecedentes personales de enfermedades que predisponen, como el consumo prolongado de corticoides, diuréticos, patología renal, respiratoria, tiroidea, cardiaca, fármacos inmunosupresores y anticoagulantes. Incrementa el riesgo de padecerla la complexión delgada, la piel clara, vida sedentaria… Hay algunos datos en la exploración que pueden sugerir la presencia de esta enfermedad como son la osteopenia en radiografias, la pérdida de altura del paciente de forma progresiva, aumento de cifosis en la espalda.
Diagnóstico definitivo
El diagnóstico definitivo se realiza con una prueba llamada densitometría (absorciometría dual de rayos X). Un paciente tiene osteoporosis si la densitometría tiene un resultado que es -2,5 desviaciones standards respecto al resultado que tienen las personas de igual edad y sexo. Y diremos que tiene osteopenia si tiene -1,5 desviación standards.
Tratamiento de la osteoporosis
El tratamiento se compone de medidas farmacológicas y no farmacológicas. Las medidas no farmacológicas no sustituyen al tratamiento farmacológico en la osteoporosis pero ayudan a evitar la progresión de la osteoporosis y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
No farmacológicas:
- Ingerir alimentos ricos en calcio: leche y lácteos, preferiblemente desnatados.
- Evitar dietas ricas en proteinas de origen animal.
- Evitar la ingesta de café y alcohol, evitar fumar.
- Se recomienda la exposición solar por lo menos 15 minutos al día para favorecer la síntesis de la vitamina D y el consumo de alimentos que contengan esta vitamina: leche, huevos, mantequilla, margarina, pescados grasos (sardinas, arenques, salmón).
- Se recomienda la práctica regular de ejercicio físico, ya que este incrementa la masa ósea y disminuye el riesgo de fracturas. Este debe provocar carga de peso sobre los huesos para estimular la formación ósea. Los ejercicios más beneficiosos son los aeróbicos con desplazamiento. Como norma general se aconseja como mínimo un paseo diario de 30 minutos. Se recomienda el baile, aerobic, una tabla de gimnasia adaptada para personas mayores puede ser adecuado. En caso de osteoporosis con acuñamientos vertebrales, se desaconsejan los ejercicios de flexión anterior o de torsión del tronco. La natación es en ejercicio poco eficaz en la osteoporosis ya que es una actividad física que no supone carga de peso.
Farmacológico:
En caso de considerarse necesario su médico le recomendará el tratamiento más adecuado. El tratamiento depende de la causa de la osteoporosis, de la edad, intensidad de la osteoporosis, de la posibilidad de ingesta oral, de la presencia de fracturas y siempre se acompañará de suplemento de calcio y vitamina D.
Calcio: Debe asegurarse una ingesta adecuada diaria de calcio de alrededor de 1000-1500 mg/día. En ocasiones es necesario prescribir tratamiento que suplemente el aporte que se obtiene de la dieta.
Vitamina D: el déficit de esta vitamina es muy frecuente sobre todo en pacientes seniles. Su déficit se asocia con aumento del riesgo de fracturas. Debe mantenerse una ingesta de 400-800 mg/día.
Fármacos para la osteoporosis:
Según su mecanismo de actuación se pueden clasificar en dos tipos de fármacos:
– Aquellos que inhiben la resorción ósea:
- Bifosfonatos: son los más utilizados, se pueden administrar via oral o intravenosa. Hay varios principios activos: Alendronato, Risedronato, Ibandronato, Pamidronato, ácido Zoledrónico.
- Modulares de los receptores de estrógenos: Raloxifeno
- Calcitonina.
– Fármacos que aumentan la producción ósea:
- Ranelato de Estroncio, se administra vía oral.
- Hormona paratiroidea: se administra en inyección subcutánea diarias.