Las caídas en personas mayores son un problema de salud pública. El objetivo de este artículo es informar sobre las repercusiones que generan este tipo de accidentes domésticos comunes en el día a día.
Causas
• Factores intrínsecos: edad, antecedentes de caída, sexo femenino, enfermedades crónicas (Epoc, depresión, artritis…) alteraciones de la visión, enfermedades neurológicas, alteraciones del oído, alteraciones del sistema óseo que pueden provocar mareos, vértigos y problemas al caminar. Alteraciones de la marcha y de la movilidad. Deterioro cognitivo. Tratamientos farmacológicos como sedantes, hipnóticos y relajantes musculares.
• Factores extrínsecos: suelos resbaladizos, alfombras, superficies irregulares, poca iluminación, ropa y calzado inadecuado. Dispositivos complementarios para caminar inadecuados. Caídas al subir y bajar del transporte público. Por movimientos bruscos durante el trayecto de dicho transporte. Caídas desde mobiliario doméstico (taburete, cama, escalera, sillón).
Perfil de personas expuestas a más riesgo de caídas
• Según varios estudios, las personas más activas o más inactivas poseen el mayor riesgo de caídas.
• Ciertas actividades aumentan el riesgo de caídas, al aumentar la exposición a factores ambientales peligrosos (suelos resbaladizos o irregulares, alfombras, zonas desordenadas, calzadas en malas condiciones), fatiga aguda o prácticas no seguras durante el ejercicio.
Consecuencias
Dentro de las consecuencias encontramos: heridas, fracturas, siendo las más frecuentes las de húmero, cadera, fémur, muñecas y costillas.
Siendo muy importante la valoración de un posible traumatismo cráneo encefálico, ya que podría ocasionar una alteración del nivel de consciencia inmediato o tras varios días.
Generalmente este tipo de caídas va asociado a la hospitalización del anciano, ya que trae efectos negativos como la inmovilización durante un largo período de tiempo.
Este tipo de evento supone un gran cambio en la vida de la persona, ya que pierde su independencia al sufrir una discapacidad, aunque sea de carácter temporal.
Pese a no ser lo más frecuente, hay ocasiones en las que la caída puede tener un mal desenlace como el fallecimiento, no tanto por la caída en sí, si no por la hipotermia o deshidratación, a consecuencia de un largo período de tiempo en el suelo sin recibir ayuda.
Prevención de las caídas
No siempre podremos evitar estas caídas, pero podemos ayudar a disminuir las posibilidades de perder el equilibrio si nos mantenemos en un buen estado físico a lo largo de nuestra vida.
Una de las mejores maneras de prevenir estas caída tiene su origen en un buen estado muscular, articular y óseo. Para esto, es muy importante una dosis correcta de calcio y vitamina D.
Por otro lado, debemos de fomentar el pasear al aire libre, ya que no cuesta dinero y si además, lo hacemos en compañía, cuidamos nuestras relaciones sociales y de esta manera, los beneficios serán aún mayores.
También es importante seguir una buena nutrición e hidratación.
Consejos:
• Evitar alfombras y quitar objetos que dificulten el paso.
• Utilizar calzado adecuado.
• Permanecer activo.
• Revisión de oído y vista.
• Tener en cuenta efectos secundarios de los medicamentos.
• Levantarse progresivamente, nunca de manera brusca.
• Sustituya bañera por ducha, y coloque barras de apoyo.
• Mantenga el material de baño siempre al alcance ( toallas, jabón , esponja…).
• Buena iluminación.
• Cruzar la calle siempre por el paso de peatones.
• Hacer uso de los pasamanos.
En caso de caída, acuda a consulta médica para una valoración y con el objetivo de evitar que vuelva a ocurrir.
AUTORES
Ainhoa Corcuera Mazquiaran, Mikel Ibáñez Munárriz, Cristina Vicente Gómez, Estíbaliz Amas Echevarría. Enfermeras/o en Hospital Universitario de Navarra.
Imanol Gil Goñi y Ainara Ajona Baquedano. tcae en Hospital Universitario de Navarra.
Edurne Beorlegui Barberena. Enfermera en Hospital Universitario de Navarra