Primeros auxilios en verano


Dr. Diego Reyero Díez

Print Friendly, PDF & Email
Hablar de fechas vacacionales o veraniegas es sinónimo de una mayor actividad. No sólo aumentamos la realización de actividades deportivas en las piscinas, playas o recintos deportivos. También se produce un aumento de los desplazamientos por carreteras, bien sea en bicicletas, motocicletas o turismos. Todo ello hace que aumente el nivel de exposición a sufrir un accidente. Además, los hábitos de vida como el tabaco o el consumo de alcohol, enfermedades silenciosas como la hipertensión, la diabetes o el colesterol, nos exponen siempre a poder sufrir una enfermedad médica aguda grave.

Podemos enfrentarnos de dos formas a esta realidad. La primera y más efectiva es la prevención. Si sabemos que los traumatismos son la principal causa de muerte en la población con edades comprendidas entre 1 y 44 años, lo mejor que podemos intentar es que estos no ocurran. No es lo mismo plantearse los accidentes como “un hecho que sucede por azar o por causas desconocidas” que hacerlo como “ un hecho desafortunado por falta de atención, despreocupación o ignorancia”. Si el planteamiento que hacemos es el segundo, llegaremos a la conclusión de que los fallecimientos por lesiones traumáticas pueden evitarse.

Accidentes de tráfico

Siendo los accidentes de tráfico la causa más frecuente de fallecimiento por lesiones traumáticas, queda claro que la reducción de la velocidad, el uso de los sistemas de retención (cinturón de seguridad en adultos y asientos infantiles en niños), evitar el consumo de alcohol, la utilización del casco en motos y bicicletas y, en definitiva, la utilización de los sistemas de transporte de una forma prudente y responsable, reducirá en gran medida la siniestralidad por esta causa.

En cuanto a las actividades deportivas, es una obviedad decir que la prevención de las lesiones pasa por una realización de las mismas de forma prudente y haciendo uso de los dispositivos de protección que cada actividad requiera. Del mismo modo, unos hábitos alimenticios correctos, no abusar del alcohol u otras drogas y las visitas periódicas a nuestro centro de salud, servirán para prevenir la enfermedad médica aguda grave.

La realidad, a pesar de recalcar la importancia de la prevención, es que por desgracias los accidentes y las enfermedades médicas agudas graves ocurren y, como indicábamos antes, tendremos que enfrentarnos a ellos de una segunda forma.

Parada cardiaca

La parada cardiaca representa el evento más grave si de enfermedad médica hablamos. Cuando el corazón deja de latir, la sangre deja de fluir y el oxígeno y los nutrientes no llegan a los tejidos y no se eliminan las sustancias de desecho. El cerebro que es el órgano más sensible a la falta de oxígeno, comienza a sufrir daños al cabo de entre 4 y 6 minutos, que pasan a ser irreversibles a los 8 o 10 minutos. ¿Qué hacemos entonces ante una parada cardiaca?

Cadena de supervivencia

Está demostrado que las tasas más altas de supervivencia después de sufrir una parada cardiaca se logran si se llevan a cabo una secuencia determinada de acciones denominadas, cadena de supervivencia. Esta cadena está formada por cuatro eslabones, y todos ellos tienen la misma importancia.

Reconocer la situación de emergencia y activar los servicios de emergencias (SOS 112) es el primer eslabón. Todo el mundo debe conocer el número 112 como el de acceso a los servicios de coordinación de emergencias. Síntomas que se prolonguen más de 5 minutos como molestias sordas en el tórax, debajo del esternón, dolor o presión, dolor en tórax que se extiende hacia la parte izquierda del cuello o mandíbula, respiraciones cortas, sensación de que el corazón late demasiado rápido o demasiado lento, sudor frío repentino o ansiedad con sensación de muerte inminente, deben alertar y hacer que el paciente interrumpa cualquier actividad y active el sistema de emergencias llamando al 112. Puede ocurrir que el primer síntoma de una emergencia sea una parada cardiaca. Un paciente que está inconsciente, no respira, no tose ni se mueve está en parada cardiaca. Entonces llamaremos al 112 y pasaremos al segundo eslabón de la cadena.

Segundo eslabón

El segundo eslabón es la Reanimación Cardiopulmonar (RCP) precoz. Tras activar el sistema de emergencias, el mejor tratamiento de las paradas cardiacas antes de que llegue un desfibrilador y la asistencia avanzada es la RCP. Si se hace eficazmente, la RCP ayuda a mantener la función cardiaca y la cerebral. Para aumentar las posibilidades de supervivencia del paciente, la RCP se iniciará lo antes posible. Cuanto más se divulgue la formación en técnicas de RCP en la población, más aumentará la probabilidad de que alguien pueda aplicarla inmediatamente a posibles víctimas de parada cardiaca antes de que llegue la ayuda médica. Además, el alertante puede recibir instrucciones desde el centro coordinador de los pasos a seguir, siendo un médico coordinador el que le guiará.

Tercer eslabón

El tercer eslabón es la Desfibrilación precoz. La parada cardiaca suele estar provocada por una frecuencia anómala del corazón denominada fibrilación ventricular (FV). Con la FV los impulsos eléctricos del corazón se vuelven repentinamente irregulares y poco eficaces, lo que provoca que el corazón deje de latir y que la sangre no fluya, privando de ella a los órganos vitales. El único tratamiento eficaz contra la FV es la desfibrilación, que se aplica con aparatos denominados desfibriladores. La probabilidad de supervivencia disminuye un 7 a 10% por cada minuto que se demore esta operación. Al igual que las maniobras de RCP, el futuro pasa por la formación de la población en el uso de los desfibriladores externos semiautomáticos. Estos son aparatos ligeros, seguros y precisos que dan instrucciones por voz y paso a paso para su manejo.

Cuarto eslabón

El cuarto y último eslabón de la cadena es la asistencia avanzada y la atención hospitalaria precoz. Este último eslabón que puede parecer el más importante, ya que son los profesionales sanitarios los que lo realizan, tiene muy poco éxito si la cadena se ha roto en alguno de sus eslabones o si se ha puesto en marcha demasiado tarde.

Por lo tanto, queda claro que es tarea de la población el activar y realizar los dos primeros pasos de la cadena. Cuanta más gente haya formada en RCP, mejor será el pronóstico de los pacientes que sufren un paro cardiaco.

Traumatismos

Si hablamos de traumatismos, debemos diferenciar entre los banales o leves y los graves. Ante un traumatismo grave, al igual que en la patología médica, debemos seguir unos pasos para que la atención se realice lo más rápido posible.

Lo primero y fundamental es el examen del entorno que incluye la protección personal (cuidado con la sangre, las secreciones corporales, los cristales, los escombros y resto de materiales que pueden estar en la escena) la seguridad del entorno (valorar los riesgos que existen en la escena y si la escena no es segura no entrar en ella) e intentar objetivar las características del suceso y el número de víctimas implicadas, todo ello para poder dar una información lo más completa posible al centro coordinador para que éste movilice los recursos necesarios.

El siguiente paso sería la activación de los servicios de emergencias a través del número 112. Cuanto más fiable sea la información que demos en cuanto al lugar exacto del suceso y al número de víctimas, mejor se realizará la movilización de los recursos.

El tercer paso sería la valoración inicial de las víctimas, que consiste en detectar y solucionar posibles lesiones que comprometan la vida del paciente. Esto requiere de una formación que debería estar al alcance de toda la población. Al igual que en la patología médica, cuanto más personas conozcan los primeros pasos a realizar en la atención de un herido, mejor será su pronóstico.

Si bien el centro coordinador al que accedemos a través del número 112 va a ser quien nos guíe en los pasos a seguir, la formación básica en técnicas de RCP y atención a víctimas traumatizadas debería extenderse a la mayor cantidad de población posible. Al igual que en muchos países del norte de Europa, deberíamos plantear dentro de la educación oficial la instauración de la formación en esta materia.