En primer lugar, se debe definir el concepto de cuidador informal: el cuidador informal se puede describir como aquella persona que sin tener una formación específica y sin recibir remuneración económica lleva a cabo las tareas de cuidado de una persona dependiente. En Aragón según los datos, esta tarea es realizada por un familiar cercano y con mayor frecuencia perteneciente al género femenino, con una media de edad de 57 años, está casada, ofrece ayuda larga e intensa, cuida más de 8 horas al día y mínimo 6 o 7 días por semana, tiene estudios primarios o inferiores y es hija o cónyuge del paciente.
Signos y síntomas
Con frecuencia los cuidadores informales se sienten desbordados, dejan de lado su vida normal, sus aficiones y actividades de ocio para dedicarse de pleno a la tarea del cuidado y surge en ellos una serie de signos y síntomas (carga objetiva y subjetiva).
- La carga objetiva corresponde a los cambios que debe realizar el cuidador en diversos ámbitos de la vida. Implica las repercusiones concretas sobre la vida del cuidador (el tiempo de cuidado, las tareas realizadas, el impacto del cuidado en el ámbito laboral, las limitaciones en la vida social y las restricciones en el tiempo libre).
- La carga subjetiva. Se refiere a los sentimientos, actitudes y reacciones emocionales frente a las demandas y desarrollo del cuidado, como por ejemplo un estado de ánimo desmoralizado, ansiedad y depresión.
A veces se puede producir un abuso de alcohol, tabaco y otras sustancias nocivas. Estos individuos también presentan más probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias, inmunológicas, cardiovasculares, osteomusculares y gastrointestinales.
Se conocen una serie de variables que da lugar a un mayor riesgo de sobrecarga del cuidador informal por el deterioro que pueden representar para su salud, y por consiguiente para la calidad de vida del paciente.
- Variables asociadas al paciente: nivel de dependencia, demencia y complejidad de la patología del paciente.
- Variables asociadas al cuidador: género, edad, parentesco, el apoyo social, la convivencia en el mismo domicilio, el nivel de ingresos y la capacidad y estrategias de afrontamiento.
Cuidadores informales
También se establece que el nivel socioeconómico y la situación laboral están relacionados de forma significativa con la capacidad para continuar proporcionando los cuidados; y se ha demostrado que estas características son importantes para identificar a los cuidadores vulnerables.
Para poder medir el índice de sobrecarga de estos cuidadores informales existen varias escalas, pero la más famosa y utilizada es la escala de sobrecarga del cuidador de Zarit, se trata de un instrumento valido y fiable para la medición de los niveles de sobrecarga de cuidadores informales de personas dependientes especialmente con trastornos psicogeriátricos. En cuanto a los resultados, una puntuación por debajo de 46 puntos indica ausencia de sobrecarga, entre 46-56 puntos significa sobrecarga leve y sobrecarga intensa por encima de 56 puntos. Más del 90% de los cuidadores informales tienen una puntuación por encima de 46 puntos y por lo tanto sufren el síndrome de sobrecarga o síndrome del cuidador quemado.
Resulta fundamental que enfermería junto con los demás profesionales sanitarios se encarguen de mejorar el bienestar de los cuidadores informales en la medida de lo posible. En el futuro se deberían investigar nuevas intervenciones y estrategias útiles para aliviar la sobrecarga de dichos cuidadores, mejorar su sintomatología y en general incrementar al máximo su calidad de vida.
AUTORES
- Chesús Lanaspa López. Enfermero.
- Laura Bagüeste Bellosta. Enfermera. Servicio de Cirugía General y Cirugía Vascular. Hospital General San Jorge de Huesca.
- Itziar Peña Gil.
- Amanda Bailo Ruiz de Eguilaz. Enfermera residente de familia y comunitaria en el sector Huesca. Centro de Salud Perpetuo Socorro.
- Paula Matías Díaz. Enfermera. Servicio de Pediatría. Hospital General San Jorge de Huesca.