¡Se me ha salido el hombro!


Alex Etxezarreta Fernández de Casadevante, María Mancho Sagüés, Iker Ayestarán Calero, Francisco Javier Margallo Remón, Esther Rodríguez García, Ana Pérez Borque

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Quién no conoce, tanto siendo médico como no, algún familiar o amigo al que “se le ha salido el hombro”. Es un problema realmente frecuente en la sociedad, sobre todo en gente joven. Pero, ¿a qué nos referimos realmente?

En términos médicos se la conoce como luxación de hombro. Vamos a descubrir de manera rápida y sencilla más sobre ella.

¿Qué es la luxación de hombro?

La luxación de hombro se define como la separación completa sin reducción espontánea entre la cabeza humeral y la glenoides escapular. En otras palabras, la cabeza del húmero se sale de su sitio natural, que sería la glena de la escápula. Es una patología realmente frecuente, siendo el hombro la articulación luxada más frecuente del cuerpo y suponiendo un 45% de todas las luxaciones. Dentro de las luxaciones de hombro, la anterior supone el 90%, siendo la subcoracoidea la más frecuente.

¿Qué causa las luxaciones de hombro?

El 95% de las luxaciones de hombro son traumáticas, por caídas o gestos que supongan movimientos de extensión, abducción y rotación externa de hombro. Este mecanismo lesional es especialmente frecuente en jóvenes que practican deportes de contacto.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma más importante y el que sentiremos de manera predominante es el DOLOR. La luxación de hombro es muy dolorosa, produciendo incapacidad para movimientos de rotación interna y adducción del hombro afecto. Además, la mayoría de veces podremos notar una deformidad en la zona del hombro. En ciertos casos, puede ocurrir daño neurológico que nos haga insensible el brazo y nos impida los movimientos, el cual normalmente se recupera de forma espontánea.

¿Cómo se diagnostica?

En primer lugar, el médico especialista procederá a realizar anamnesis y las preguntas pertinentes. Además, la exploración física pone de manifiesto una deformidad de hombro “en charretera” y deberá descartar afectación neurológica asociada. Resulta vital para el diagnóstico la realización de radiografías simples en dos proyecciones, tanto antes como después de realizar el tratamiento oportuno. En principio, no es necesario la utilización de TAC o resonancia magnética nuclear para el diagnóstico si no se repiten los episodios con frecuencia.

¿Cuál es el tratamiento?

La luxación de hombro requiere atención inmediata para una reducción cerrada, es decir, para recolocar la cabeza del húmero en su lugar natural correspondiente. Esto requiere maniobras físicas específicas que convienen ser realizadas en el entorno hospitalario. Además de colocar el hombro de nuevo en su lugar, el paciente recibirá medicación analgésica para el tratamiento del dolor. Una vez recolocado, se inmovilizará el hombro con un cabestrillo durante un periodo individualizado de 2-3 semanas, con el objetivo de cicatrizar las partes blandas lesionadas, y se realizarán nuevas radiografías para comprobar que el tratamiento ha sido exitoso.
En pacientes jóvenes deportistas, es frecuente que se repitan episodios de luxación de hombro después de una primera luxación. En dichos casos, se valorará por un especialista la posibilidad de realizar cirugía, tanto artroscópica como abierta, para conseguir una mejor estabilidad de la articulación y así evitar nuevos episodios.

AUTORES

Alex Etxezarreta Fernández de Casadevante, María Mancho Sagüés, Iker Ayestarán Calero, Francisco Javier Margallo Remón, Esther Rodríguez García, Ana Pérez Borque.
MIR Cirugía Ortopédica y Traumatología. Complejo Hospitalario de Navarra